En el ecuador de septiembre, un fenómeno típico de las mañanas de 'rebequita' empieza a dejarse ver a primera hora. La incursión de aire frío en capas altas de la atmósfera ha favorecido la formación de nubes bajas y, en las zonas próximas a la costa, la influencia del mar inyecta humedad. Todo ello contribuye a que estos días nos cueste ver, en algunas zonas del país, más allá de nuestra nariz.
Cuando caminas por la calle entre un manto de 'estratos' la escena incluso puede resultar interesante, como sacada de un film de Tim Burton. Pero, detrás del volante, la cosa cambia. En algunas ocasiones las brumas dificultan la visibilidad hasta el punto de no ver un metro más allá de tu parabrisas. Para evitar disgustos innecesarios, hemos recopilado algunos consejos que te vendrán muy bien si tienes que desplazarte entre la niebla.
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha advertido de que las brumas van a acompañar a lo largo de la mañana a zonas de Galicia, del alto Ebro y zonas costeras del sur y las islas. La mayoría son áreas costeras, donde la influencia del mar inyecta la humedad que requiere la niebla para formarse. Precisamente esa humedad es la que te supondrá un riesgo en la carretera, puesto que podría hacer resbalar tus neumáticos en algunos tramos al condensarse. Lo mejor es que revises las ruedas y las pongas a punto.
Incluso si eres el afortunado dueño de un Ferrari, te pondrás en riesgo si pisas a fondo sobre un asfalto resbaladizo. La niebla necesita de humedad. En caso de que esta se condense, las gotitas de agua que cubren el suelo –o incluso hielo si hablamos de temperaturas bajo cero– podrían meterte en un accidente con exceso de velocidad.
Recuerda que el espacio de seguridad es para todos y acercarte demasiado al coche de delante puede costarte un disgusto. Tampoco frenes a última hora bruscamente o tus ruedas podrían bloquearse. Cuando la carretera se convierte en una pista de hielo con tanta humedad cerca del suelo que acaba cubriéndola de un peligroso manto deslizante, los giros drásticos del volante y los frenazos te pueden hacer perder el control.
Si no ves más allá de tu nariz con tanta niebla, tampoco verás a otros vehículos ni el tuyo será reconocible para otros conductores. Las luces largas te ayudan en una carretera solitaria a oscuras en condiciones normales, pero con bruma olvídate de eso. Las que te interesan en este caso son las antiniebla, que alumbran a ras del suelo. Las delanteras son imprescindibles, pero no dejes de encender las traseras, facilitarás la vida al coche de detrás.
Como dato, las luces largas no sólo no contribuyen a que tu vista alcance más distancia, además empeoran la situación porque la luz 'rebota' en la humedad ambiental.
Si las antiniebla resultan insuficientes entre el 'edredón' de nubes bajas, es el momento de tomarse un break. Acuérdate de señalizar correctamente, poner las luces traseras para que te vean, y respira hondo: la niebla acabará disipándose en la mayoría de los casos según discurra la mañana.