Noviembre ha entrado en su recta final y va moviendo los hilos para despedirse noticioso. Por ahora todo se mantiene estable: temperaturas similares al promedio de la época, lluvias poco cuantiosas localizadas principalmente en el noroeste y noches, eso sí, demasiado llevaderas para la fecha. Pero ojo, los cambios están en camino y, aunque no llegarán a todo el país a tiempo para dar puerta al penúltimo mes del año, sí lo harán de cara al arranque del invierno meteorológico. Esto es, el domingo. Abrígate, vienen curvas.
Una borrasca se va acercando desde el Atlántico Norte y va a llegar el último día del otoño (meteorológico) para dar que hablar a partir del 1 de diciembre, cuando se adentrará de lleno. Esta borrasca traerá una masa con aire polar, muy fría (prepara la bata y el nórdico). Viene de Groenlandia y va a poner fin al viento del oeste en la Península Ibérica. ¿Esto qué implica? El poniente que ha soplado últimamente se caracteriza por ser templado y, aunque deja lluvias, tampoco han sido una cosa de locos. El viento del norte que esperamos dentro de poco no trae chaparrones, pero sí nieve. Y, sobre todo: un desplome importante de los termómetros.
Hacía tiempo que no salíamos a la calle tan 'frescos'. Noviembre empezó llevadero, normal. Se mantuvo así aproximadamente una quincena y, después, los bajo cero fueron cobrando protagonismo por la noche –con sus respectivas heladas– y las temperaturas diurnas se quedaron algo más frenadas, apenas llegando a los 12ºC en puntos de la mitad norte. Esta semana, en cambio, el ambiente es relativamente apacible: anoche pronto, sí, el abrigo no sobra por la mañana, y de vez en cuando las lluvias y el viento hacen acto de presencia, pero teniendo en cuenta que queda apenas un mes para el invierno, la situación se agradece. Especialmente, que nuestros embalses hayan recuperado un 5% de su capacidad después de terminar el año hidrológico al 40%.
Pues bien, al outfit de abrigo y botas le tendrás que sumar dentro de poco los guantes, la bufanda y, si eres un poco exagerado, el gorro. Desde el domingo, los termómetros van a ir cuesta abajo y los primeros días de la semana que viene los valores negativos serán frecuentes. De nuevo tocará rascar el parabrisas porque tendremos "heladas nocturnas generalizadas en el interior peninsular", ha informado el jueves la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), el blanco cubrirá nuestras montañas y el frío acaparará las conversaciones de ascensor. Ojo: nevará "por encima de los 800 metros aproximadamente", indica, en el entorno de la Cordillera Cantábrica y se podrán acumular 40 centímetros o más. Échale un ojo a las estaciones de esquí que ya han abierto sus puertas.
Como decimos, la responsable de todo ello será una masa de aire ártica que viene en camino. Se irá descolgando en forma de vaguada y el domingo 'colonizará' toda la Península Ibérica y Baleares. A su vez, el flujo de viento irá rolando de oeste a norte por el 'pasillo' que se va a crear entre el anticiclón, que estará para entonces al oeste de Irlanda, y la borrasca que se situará sobre España. Así, el tiempo dará un vuelco que notaremos principalmente en la sensación térmica que, por si el desplome de temperaturas de por sí fuera poco, vendrá intensificada por la tramontana.
*Imagen: Avance de la masa polar y posterior descuelgue sobre la Península, entre el domingo y el lunes / Tropical Tidbits
Al final del domingo, el frío podría quedar 'estrangulado' y formarse de esta manera una DANA (depresión aislada en niveles altos) "en el sur de la Península". El tiempo estable -sin muchas lluvias a pesar del frío- que se espera en casi todo el país tendrá entonces una excepción, el área mediterránea: "Es probable que en zonas del sureste peninsular y de Baleares se produzcan algunas precipitaciones que podrían ser en ocasiones localmente fuertes y acompañadas de tormentas", comunica la Aemet en una nota informativa.
Para estimar qué ocurrirá en el puente de diciembre (del 6 al 9), habrá que esperar un poco más.