Esta semana estamos viendo inundaciones dramáticas en muchos lugares del mundo. En Arizona, las tormentas monzónicas han descargado con toda la furia de la naturaleza, pasando de un día para otro de una devastadora sequía a calles convertidas en ríos y zonas forestales bañadas por lenguas de lodo, cenizas y escombros. La situación es trágica.
Un padre y sus dos hijas han tenido que ser rescatados del techo de su coche en Catalina, cerca de Tucson, en Arizona, y un hombre ha muerto al descontrolarse el río Colorado cuando hacía rafting. Según cuentan las autoridades, no hay más víctimas mortales del temporal.
"A medida que la lluvia atravesaba el área de Flagstaff, que se encuentra al norte de Phoenix, las carreteras se volvieron intransitables y parecían ríos embravecidos", recoge AccuWeather. La imagen de un vehículo siendo arrastrado por la escorrentía se está haciendo viral en las redes sociales.
Arizona esperaba la lluvia con las esperanzas puestas en revertir la terrible sequía que ha castigado al estado desde hace dos años. En 2019, además, las regiones ahora inundadas fueron arrasadas por los incendios. Esto explica en parte por qué ahora el suelo no ‘traga’ la precipitación.
“Cada vez que un gran incendio quema grandes extensiones de tierra, las fuertes tormentas provocan un aumento de las inundaciones, los deslizamientos de tierra y los flujos de escombros dentro y cerca de la cicatriz de la quemadura”, dijo el meteorólogo de AccuWeather Ken Clark . El suelo pasa de absorber el agua a actuar como un ‘repelente’ de la misma.
A veces son necesarios dos años para curar ‘la cicatriz’ de los incendios en el terreno. En zonas forestales, como decimos, un río negro avanza rápidamente arrastrando los escombros que dejó el fuego a su paso.
“La amenaza de inundaciones repentinas se mantendrá hasta la próxima semana, dijo el Servicio Meteorológico Nacional”, anuncia Associated Press.