Paradojas del huracán Lorenzo: por qué va a hacer que nos llegue más calor
Lorenzo se ha colado entre las altas presiones y está empujando la estabilidad anticiclónica hacia la Península
Toda Europa pendiente de un huracán extraordinario, que se acerca al oeste del continente y que en pocas horas alcanzará las Azores con categoría 1 o 2. Tan solo le separa de nosotros una distancia de alrededor de 1.500 kilómetros cuando toque tierra.
Sin embargo, y a pesar de su peligroso e inaudito acercamiento a la Península Ibérica, sus efectos no serán ni mucho menos los que estamos pensando: lluvias, vientos huracanados y temperaturas más propias del otoño.
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Lorenzo va a prolongar un 'veranillo de San Miguel' que va a marcar toda la semana con temperaturas cálidas e, incluso, calurosas en el extremo sur peninsular y en las Islas Canarias.
¿Por qué volvemos al verano?
La trayectoria de Lorenzo es solo una pieza de un complejo tablero meteorológico del que salimos con la posición más favorable para los amantes del verano infinito: anticiclones y una potente masa de aire frío polar con Lorenzo en medio.
*Imagen: Mapa con frentes previsto para el miércoles, 2 octubre, con Lorenzo sobre las Azores / Aemet
El hecho de que el huracán virase el pasado fin de semana hacia el norte y el noreste, rumbo a Europa, ha permitido que se mantenga esa circulación zonal que viene mandando en el tiempo durante la última semana.
Si nos fijamos en el mapa de superficie de Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), el huracán se cuela entre el anticiclón de las Azores empujando hacia nosotros la estabilidad y dando paso a que el tiempo siga siendo anómalo con temperaturas veraniegas y cielos despejados sin atisbo alguno de lluvias. Solo estropeará el tiempo en puntos de Galicia y del Cantábrico cuando ponga rumbo a Irlanda.
*Imagen: Avance del núcleo del huracán Lorenzo en su desplazamiento el nordeste / Centro Nacional de Huracanes (CHN/NOAA)
Al mismo tiempo, y al contrario del efecto que generó Dorian con la gota fría, el huracán Lorenzo mantiene lejos de nosotros las borrascas.
Por un lado, permite que el anticiclón se eche sobre nosotros y conforme asciende favorezca aire más cálido entrando en la Península y, por otro lado, hace de pantalla frente a las borrascas que circulan por el resto de Europa.
De hecho, durante la segunda mitad de la semana, mientras nuestros vecinos sufren los efectos de una primera incursión otoñal de aire frío, la Península Ibérica se queda al margen protegida por esos vientos del sur que nos devuelven al verano.
Calor propio de finales de verano
Para hacernos una idea del efecto de Lorenzo, tras el paréntesis del martes y del miércoles cuando notaremos una bajada de temperaturas, el resto de la semana será muy cálida.
De cara al jueves, remontan las máximas y nos situamos otra vez en torno a unos 30-33 grados en el extremo sur y puntos del sureste.
*Imagen: Temperaturas máximas previstas para el jueves, 3 de octubre / @crballesteros
En el resto de la Península, y tanto en Baleares como en Canarias, las máximas van a oscilar entre los 25 y los 30 grados, nada que ver con los valores que cabría esperar para los primeros días de octubre.
Solo el noroeste y el Cantábrico van a presenciar unos tintes más otoñales con algún (posible) coletazo de Lorenzo en forma de frente desde el viernes. Nada fuera de lo normal. En todas estas zonas, sí las máximas serán más bajas y las lluvias podrán hacer acto de presencia, aunque de manera muy débil.