Las temperaturas gélidas que se registran en lugares como Siberia, Finlandia, Alaska, Canadá o en el norte de Estados Unidos procuran fenómenos inusuales que se convierten en virales. Recientemente, en el lago Míchigan, se han sucedido dos de estos eventos extraordinarios: los volcanes y las bolas de hielo. Según los meteorólogos, ambos sucesos, poco frecuentes, aúnan, por una parte, termómetros bajo cero, y por otro, los vientos y el movimiento del agua.
Las bolas de hielo no son tan insólitas, sobre todo en el lago Míchigan y en la playa Stroomi (Estonia), donde se ha registrado este fenómeno en los últimos años. En la orilla, se amontonan formas esféricas casi perfectas, que en realidad son trozos de hielo desprendidos de las grandes masas, que son moldeadas por las corrientes marinas, hasta que recalan en el litoral, formando extensas superficies de pelotas heladas.
Sin embargo, según los científicos, para que se generen estos balones gélidos, las aguas del mar o del lago debe ser plana, el viento débil, pero constante, y la base de hielo que se desprende no lo hace en picado. Circunstancias que suelen producirse tanto en el golfo de Finlandia como en la laguna franqueada por los estados de Indiana, Illinois, Wisconsin y Míchigan.
Desde el Instituto Meteorológico finlandés se cree que el origen de la formación se encuentra en el núcleo de compactación, que podría estar formado por rocas o alguna planta, alrededor de las cuales empiezan a unirse las sucesivas capas de hielo. Una vez en la orilla, el oleaje termina de darles esa forma redondeada, al igual que sucede con los cantos rodados que podemos encontrar en las layas o en las orillas de los grandes lagos.
El pasado mes de noviembre se avistaron huevos similares en la isla de Hailuoto (golfo de Botnia) y en 2018 aparecieron también en Lohtaja (mar Báltico), aunque en este último caso llamó la atención el enorme tamaño de las formaciones, que superaron en muchos casos el metro de diámetro. En 2016, a orillas del río Obi, en la península de Yamal (Siberia), los residentes del pequeño pueblo de Nyda se toparon con bolas muy similares tras una gran nevada, el deshielo y potentes tormentas, fenómenos que contribuyeron a su formación.
Menos frecuente son los volcanes de hielo, que se avistaron hace uso días a orillas del lago Míchigan.
El meteorólogo Ernie Ostuno se topó en Oval Beach (Saugatuck) con montículos de nieve en forma de cono de los que salía agua helada. Según este experto, los factores que procuran este tipo de sucesos son las bajas temperaturas y olas de al menos un metro de altura. El oleaje debajo de las capas de hielo empujan el agua hacia arriba a través de la abertura, dando esa sensación de erupción gélida.
Cort Spholten, meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional de Grand Rapids, señaló al espacio USA Today que estos episodios suceden en lugares en los que las olas golpean con fuerza el hielo acumulado en la costa. "Había suficiente frío como para formar hielo en la orilla del lago Michigan y el agua rompió la superficie de ese hielo", señaló el experto.
"Las olas fueron lo suficientemente fuertes como para que el agua fluyera a través de ellas, empujándola hacia arriba y arrojando fuera de la superficie el hielo flotante", añadió Spholten, que aclaró que su forma de cono se debe al constante golpeteo durante horas o días y recordó su presencia en forma de arcos a lo largo de la costa, separados unos de otros de manera uniforme.