Este fenómeno se forma de varias formas: en algunos casos, aparece cuando la nieve, que está a ambos lados de la carretera, se esparce sobre las carreteras en forma de agua que, con las temperaturas bajo cero de la noche, se congela y se transforma en hielo transparente.
En otros, en los que no hay nieve, es la propia lluvia la que forma charcos en la carretera y se congelan nuevamente de noche. Finalmente, cuando la humedad del aire se condensa y forma neblina o rocío (muy típicas del ambiente anticiclónico de noches heladas y días soleados) que después se congela sobre la carretera.
¿Cómo detectarlo?
En primer lugar, teniendo claro dónde se forma, como tramos de puentes y pasos a desnivel. Lo fundamental para que se forme el hielo negro son las temperaturas bajo cero en el asfalto, ya que el aire que pasa por debajo incluso enfría más la carretera. También las carreteras con sombra en las que el sol es incapaz de derretir el hielo.
En segundo lugar, mirando la hora y la temperatura: el hielo negro se forma al anochecer y durante toda la noche, cuando hace más frío. Y a temperaturas de -8ºC, más o menos.
En tercer lugar, observando la carretera. Es más probable que un tramo tenga ‘hielo negro’ cuando está brillante, así como en zonas donde haya mucho frío y sombra. Otra forma es viendo manchas que lucen oscuras y brillantes.