En el Día Mundial del Medioambiente son miles de personas las que alzan la voz para pedir respeto por la naturaleza, políticas medioambientales que protejan el planeta y le otorguemos el trato que se merece.
Con la pandemia del coronavirus y durante los meses de confinamiento hemos podido ver como la naturaleza volvía a florecer y ocupar su lugar, desde las ventanas de nuestras casas hemos respirado un aire más limpio, dándonos cuenta de que otro tipo de vida es posible, un vida en armonía con el medioambiente y no de guerra.
Durante este parón muchos han puesto en valor el hábitat en el que vivimos, un mensaje que otros comprometidos con la naturaleza llevan años reivindicando, como es el caso de Ignacio Dean, naturalista, aventurero profesional y divulgador que relata sus vivencias en el libro 'La llamada del océano (Zenith)'.
Ignacio es la primera persona en la historia en haber dado la vuelta al mundo caminando y en unir nadando los 5 continentes, con la única intención de divulgar un mensaje, la conservación del planeta.
Durante tres años estuvo dando la vuelta al mundo caminando, pero tenía una deuda pendiente con los océanos. Tras un año y dos meses de entrenamiento y 2.500 kilómetros nadando, se embarcó en la Expedición Nemo, desafío que le llevó a unir los 5 continentes a nado para lanzar un mensaje de conservación de los océanos.
Ignacio cuenta en Informativos Telecinco cómo fueron esos años de experiencias y afirma esperanzado que después de lo vivido con el coronavirus, “saldremos más concienciados. Soy optimista y creo que hay que ser positivos, hemos visto como en estos dos meses la naturaleza ha recuperado su lugar. Después de estar encerrados hemos echado de menos la naturaleza. Saldremos más concienciados como individuos y como colectivo”, confiesa dando algo de esperanza en medio del pesimismo general.
Si de algo está convencido el naturalista es que las pandemias, huracanes y otros desastres que estamos viviendo en los últimos años son “una respuesta de la naturaleza. Hemos alterado el equilibrio de la atmósfera… Estamos sometiendo a tal estrés al planeta que esta es la respuesta. Es una señal a la que tenemos que prestar atención”
Ignacio Dean no habla de oídas, gracias a las expediciones que lleva realizando desde el 2013, ha podido ver de primera mano cómo el cambio climático está afectando a todas las partes del mundo.
“Fueron 3 años los que tardé en recorrer el mundo andando, entre 2013 y 2016. Y si algún país tengo que destacar por lo sorprendente, ese fue la India” aunque culturalmente destaca “Jordania” y por su naturaleza “Costa Rica”, destaca Ignacio.
Cuando se le pregunta por los países más complicados que ha tenido que pasar, asegura que “El Salvador y Honduras, por el tema de las ‘Maras’, allí me intentaron atracar en varias ocasiones, pero fuera de esos grupos, la gente es muy amable”
Durante sus expediciones ha pasado por numerosos peligros, un atentado terrorista en Bangladesh, atracos, nadar con cocodrilos en el mar de Bismarck, con tiburones, ha sufrido la fiebre chikungunya, señala que son “momento que te preguntas qué estás haciendo, pero es una prueba de fuego para tus convicciones. Al final salgo reforzado para concienciar y divulgar”.
¿Qué es lo más sorprendente que ha visto durante sus viajes?, “las auroras boreales” y en el mar “sus fondos, son oníricos, es un mundo de fantasía. Increíble también ve un cachalote de 15 metros o las ballenas jorobadas”
Una de las anécdotas que cuenta con más tristeza Ignacio Dean fue realizando la ruta panamericana en los Andes: “un perro comenzó a seguirme, vino andando detrás de mí unas tres horas, yo no quería que me siguiese porque era tener una preocupación más, pero al final nos hicimos amigos, hasta le puse nombre ‘Pana’, cuando íbamos andando pasó un autobús a gran velocidad y le atropelló. Un ser tan inocente que de repente muriera, esa noche acabé llorando”
Ignacio tenía una deuda pendiente con el mar, ya había hecho la tierra y le quedaba el mar, por eso se estuvo preparando durante 1 año y dos meses, llegando a hacer 2.500 kilómetros, para realizar la Expedición Nemo que le llevó a recorrer a nado el estrecho de Gibraltar (Europa-África), la travesía Meis-Kas (Europa-Asia), el estrecho de Bering (América-Asia), el mar de Bismarck (Asia-Oceanía) y el Golfo de Áqaba (África-Asia), para concienciar sobre la importancia de los océanos.
¿Es más duro recorre el mundo andado o a nado? Responde sin dudar, “a nado, es más complicado el mar porque somos seres de tierra”.