"Han sido tres inundaciones en tres años". Los vecinos de la Comunidad de Valencia no han parado de repetirlo durante estos días. Las calles de Los Alcázares han amanecido anegadas por el agua y el barro, y como si de un déjà vu se tratase, muchos se han visto obligados a cerrar sus locales y a dejar sus casas por la imposibilidad de vivir entre tanta inundación. Esta vez, la Dana (depresión aislada en niveles altos) que se acercó el lunes el Mediterráneo no ha dejado incidentes mayores, aunque los destrozos se han generalizado en muchos puntos.
En Septiembre, la última Dana que afecto al Mediterráneo dejó una acumulación de 500 litros/m(2), y aunque esta baja fría no está dejando estragos tan graves como los anteriores, sí que está dejando lluvias muy persistentes en puntos de Barx, acumulando casi 400 litros/m(2). Las lluvias torrenciales han cubierto las calles de diques que terminan desbordándose, lo que supone una pesadilla para sus residentes.
El temporal, además, ha registrado una situación costera alterada muy intensa en el Mediterráneo, con olas que nunca habíamos visto antes. Más de 5 metros de altura, arreciendo de forma directa contra los muros, han mantenido bajo aviso naranja a la Comunidad de Valencia por oleaje adverso que ha obligado a extremar la precaución de sus vecinos. El riesgo aún se mantiene activo en zonas de Castellón, Valencia o Alicante, donde se espera un mar muy revuelto y lluvias aún bastante copiosas, superando los 60 litros/m(2) en tan solo medio día.
Entre tanto barro acumulado y tanta indignación, las lluvias han supuesto un alivio para la grave sequía que arrastramos en los embalses de la Península. El río Segura, que estaba al 26% de su capacidad, ya deja fluir el agua con mayor velocidad como se puede apreciar en las imágenes que se publican en las redes sociales. De hecho, la capacidad de agua embalsada de nuestras cuencas ha subido en casi dos puntos con respecto a la semana anterior.