Con la llegada del frío a España más de uno ha tenido que sacar ya el abrigo, la bufanda e incluso los guantes para salir a la calle. No obstante llevar muchas capas no siempre garantiza que vayamos a sentirnos más calentitos y, sobre todo al caer la noche, empiezan las tiritonas y los estornudos por la bajada brusca de los termómetros. Toma nota de estos consejos para abrigarte en condiciones y no pillar un resfriado.
Llevar varias capas de ropa podemos controlar mejor la temperatura corporal y la humedad, lo importante es hacerlo con sentido. Generalmente no hacen falta más de tres capas, aunque todo depende, claro, de a qué ambiente nos vayamos a exponer y por cuánto tiempo, o si vamos a estar sentados, haciendo ejercicio…
Pero tampoco hay que pasarse. Si nos ponemos demasiadas capas no tendremos mucha movilidad y además sudaremos, la ropa se humedecerá y podríamos pillar un resfriado.
La primera capa que nos pongamos ha de ir pegada al cuerpo, como si fuera una segunda piel. Usa una camiseta de maga larga y un pantalón lago, que absorban la humedad y mantengan la piel seca y caliente. Las más efectivas con las prendas de fibras naturales, como la lana, y algunas sintéticas como el poliéster. El algodón no se suele aconsejar porque se humedece más fácilmente con el sudor.
La segunda capa debe ser calentita, para conservar el calor corporal y aislar de la humedad. Debe ser más suelta que la primera capa y ser cortaviento, para lo cual están muy bien las prendas tipo forro polar, todo depende de la situación.
La última capa, la externa, debe resguardaros del viento, la lluvia o el viento, por lo que no está mal si es impermeable en caso de que haya previsión de precipitaciones o nos encontremos en un entorno húmedo (por ejemplo si vamos a esquiar). Es mejor que sea una prenda holgada, que no apriete, y que nos sintamos cómodos con ella.
Para el propósito de la última capa de ropa vienen bien los abrigos de piel sintética rellenos de plumas, por ejemplo.
Es importante proteger la cabeza y las orejas del frío con un buen gorro, así como una bufanda para el cuello.
Aunque el extra más esencial son los guantes. Puedes usar unos gruesos tipo manopla o de lana, o unos ligeros de piel. Se venden también los táctiles para poder usar el móvil mientras los llevamos, así como guantes ‘térmicos’, que se usan debajo de otra capa de guantes externos. Vienen muy bien cuando nos vamos a exponer a un entorno muy, muy frío.
Por último, los pies. Necesitarás un buen par de calcetines que absorban el frío y sean transpirables. Pueden ser de lana, fibra natural o sintética, o puedes usar unos térmicos y después unos de lana encima.
Compra unos buenos zapatos de invierno que te resulten cómodos y te protejan de la nieve o la lluvia en caso de salir en un día de precipitaciones. En todo caso, es recomendable que sean impermeables porque aíslan del frío y de la humedad. Y, aunque parece evidente, procura que cubran los tobillos, o en su defecto cúbrelos con unos buenos calcetines en los días de más frío.