El motivo por el que somos más susceptibles al frío con la edad
Investigadores de Yale y la Universidad de San Francisco han descubierto por qué con la edad llevamos peor el frío
La clave está en unas células de la grasa corporal que nos ayudan a producir calor
Estas células disminuyen con la edad, por lo que nos hacemos más susceptibles al frío
Una masa de frío polar ha provocado un desplome de las temperaturas esta semana en España. Apenas hace 5 grados por las noches en buena parte del país y se están produciendo las primeras heladas y nevadas del otoño. No obstante, no todas las personas llevan igual el frío glacial del comienzo de noviembre, siendo más vulnerable la población mayor que la joven. ¿Por qué somos más susceptibles al frío con la edad?
Investigadores de Yale y la Universidad de California-San Francisco (UCSF) han descubierto una razón por la que nos volvemos más susceptibles al frío a medida que envejecemos.
MÁS
Las células que nos protegen del frío disminuyen con la edad
”La evolución humana nos ha brindado cierta protección contra la amenaza existencial de las bajas temperaturas a través de nuestra capacidad para producir calor a partir de la grasa almacenada en el cuerpo”, explican en un comunicado. Pero a medida que envejecemos, nos volvemos más susceptibles al frío, la inflamación y los problemas metabólicos, que pueden conducir a una serie de enfermedades crónicas, ya que se produce una disminución del suministro de las células inmunes dentro de esa grasa corporal.
En un nuevo estudio, los investigadores encontraron que a medida que los ratones envejecen, su tejido graso pierde las células linfoides innatas del grupo 2 de células inmunitarias (ILC2) que restauran el calor corporal en presencia de temperaturas frías. No obstante, los investigadores también encontraron que estimular la producción de nuevas células ILC2 en ratones envejecidos los hacía más propensos a la muerte inducida por el frío. Es un callejón sin salida.
"Lo que es bueno para ti cuando eres joven, puede volverse perjudicial para ti a medida que envejeces", lo resume Vishwa Deep Dixit, profesor de Medicina Comparada e Inmunobiología de Waldemar Von Zedtwitz y coautor del estudio.
Los resultados aparecen en la edición del 1 de septiembre de la revista Cell Metabolism.
La grasa alberga células que protegen del frío
Dixit y su compañera Emily Goldberg, ahora profesora asistente en UCSF, tenían curiosidad por saber por qué el tejido graso alberga células del sistema inmunológico, que generalmente se concentran en áreas a menudo expuestas a patógenos, como las fosas nasales, los pulmones y la piel. Cuando secuenciaron genes de células de ratones viejos y jóvenes, encontraron que los animales más viejos carecían de células ILC2, un déficit que limita su capacidad para quemar grasa y elevar su temperatura corporal en condiciones de frío.
Cuando los científicos introdujeron una molécula que estimula la producción de ILC2 en ratones envejecidos, las células del sistema inmunológico se restauraron pero, sorprendentemente, los ratones eran aún más intolerantes a las bajas temperaturas.
“La simple suposición es que si restauramos algo que se perdió, también restauraremos la vida a la normalidad”, explica Dixit. "Pero eso no fue lo que paso. En lugar de expandir las células sanas de la juventud, el factor de crecimiento terminó multiplicando las células ILC2 malas que quedaban en la grasa de los ratones viejos”.
Sin embargo, cuando los investigadores tomaron células ILC2 de ratones más jóvenes y las trasplantaron a ratones más viejos, encontraron que se restauró la capacidad de los animales más viejos para tolerar el frío.
El sistema inmunológico cambia con la edad
"Las células inmunes juegan un papel más allá de la defensa de patógenos y ayudan a mantener las funciones metabólicas normales de la vida", dice Dixit. "Con la edad, el sistema inmunológico ya ha cambiado y debemos tener cuidado con cómo lo manipulamos para restaurar la salud de los ancianos", concluye.