El cambio de armario cuando llega el otoño es fundamental… Pero también es desesperante. Toca sacar la ropa que guardamos en primavera, colocarla, y después hacer lo opuesto con la que utilizaremos en los próximos meses. Apunta estos trucos para quitártelo de encima rápido y sin frustrarte.
Para ser positivos, el cambio de armario es la oportunidad perfecta para hacer limpieza, en todos los sentidos. Lo es para limpiar estanterías y cajones, y lo es para deshacernos de las típicas que vemos uno y otro (y otro) día y nunca nos decidimos a ponernos.
Lo primero es tener claro que si te vas a poner, te vas a poner. Las distracciones no son buenas amigas de los cambios de armario. Cuenta con que tendrás que vaciar, ordenar, limpiar y, sobre todo, ser paciente. Reserva una mañana o una tarde enteras y tómate ese tiempo solo para dedicarte a tu ropa.
Quizá sea el momento de donar esas prendas que llevan años muertas de la risa en el armario a alguna organización benéfica, o de dárselo a un amigo que lo vaya a usar más, de manera que dejemos el hueco libre. Otra opción es vender ropa a través de Wallapop, Vinted, Vestiaire Collective o una plataforma similar y sacarte un dinerillo a la vez que haces limpieza.
Aprovecha la ocasión para cambiar los antipolillas y bolsitas de lavanda del armario, para que al llenarlo tus prendas huelan de maravilla. Prepara también un trapito y una mezcla de agua y jabón para darle un repaso a los estantes, ya que estás.
Mientras vacías el armario y vas pensando sobre la marcha qué quieres quedarte y qué vas a donar o a regalar, haz montoncitos, para después colocarlo en cajas diferentes sin dificultad.
Antes de ponerte con ello, cuenta con que tendrás que guardar toda la ropa de verano que ya no podrás utilizar hasta el año que viene. Las hay de plástico con tapa y de tela, algunas con una especie de ‘ventanita’ para que, a la hora de volver a sacar la ropa, sepas qué hay dentro de cada una.
Para prendas más abultadas compra bolsas de vacío que encogen el tamaño al absorber el aire con el aspirador, y para las prendas más delicadas como puede ser una americana, compra fundas con cremallera y prepara perchas.
Muchas personas guardan los zapatos que no se pondrán hasta el próximo cambio de temporada sin lógico, apiñándolos en una caja (de manera que se aplastan y deforman), o lo hacen sin tener en cuenta el orden, lo cual hace que ocupen mucho más espacio.
Te recomendamos las fundas de plástico que te permiten meter dos o tres pares juntos ordenadamente y situarlos rápidamente, dado que son transparentes.
Lo que más vayas a ponerte, como abrigos, chaquetas abrigadas, pantalones vaqueros… Ponlo a mano, para no tener que andar removiendo el armario entero todos los días. Si al sacar las prendas ves que están muy arrugadas, plánchalas antes de guardarlas para evitar tener que hacerlo cuando vayas a ponértelas.
Otra cosa importante al colocar la ropa es hacerlo por categorías, en la medida de lo posible. Las prendas de punto, juntas; los pantalones, juntos; las sudaderas, juntas. Y así sucesivamente. Así sabrás dónde mirar cuando necesites cada una de ellas. Ten en cuenta también qué ropa para es para ir más arreglado, para hacer ejercicio… Te resultará muy útil.
Prendas como camisetas blancas de tirante o de manga corta, así como vaqueros o ciertas faldas que lo mismo te valen para una noche de verano que para el invierno, déjalas en el armario. Además, te vendrán bien con tanta subida y bajada de los termómetros.
Puede parecer que no tienen importancia y tendemos a olvidarlos porque ocupan menos espacio en el armario, pero los accesorios también varían con cada temporada. Colócalos de la manera más fácil y ordenada que te sea posible, y guarda los de verano juntos para tenerlos localizables el año que viene.