¿Tiene el cambio climático la culpa de las fuertes lluvias de Valencia?
La riada más grave conocida en Valencia es la de Safor, de 1987
La torrencialidad de las precipitaciones está aumentando
La Aemet achaca el aumento a más evaporación y más humedad atmosférica
Inundaciones, riadas y destrozos. En un puñado de localidades de Valencia han caído más de 300 litros por metro cuadrado, comparables a las cantidades que ha dejado el huracán Eta en Centroamérica. Toca achicar agua, hacer balance de los daños y preguntarse “¿por qué ha ocurrido esto? ¿Volverá a pasar?”. Pero, sobre todo, ¿tiene el cambio climático la culpa de las fuertes lluvias vividas?
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha hecho balance en su cuenta de Twitter. “¿Qué está pasando?”, empezaba preguntando. Bastaría consultarle a los más veteranos para saber la respuesta: de septiembre a noviembre, ambos meses incluidos, el Levante es vulnerable.
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“La dana que se desarrolló, ayer miércoles, al oeste de la Península procedente de latitudes altas ha interaccionado con un seno de bajas presiones situado en el suroeste peninsular. Como consecuencia ha tenido lugar un proceso de rápida ciclogénesis que ha conducido a la formación, hoy jueves, de una borrasca fría (baja en todos los niveles de la troposfera) aislada entre Madeira y Portugal”, explicaba la Aemet en un comunicado el jueves.
Precedentes históricos
El Plan Nacional de Predicción y Vigilancia de Fenómenos Meteorológicos Adversos (Meteoalerta) nació allá por 1985, aunque entonces se llamó Previmet. Se revisó dos años después, tras las riadas más graves de la historia en noviembre de 1987, para sumar el penúltimo mes del año a los críticos septiembre y octubre, cuando acostumbramos a ver más ‘gotas frías’.
Aquel noviembre de 1987 se registraron “817 l/m2 en Oliva y más de 700 l/m2 en Gandía”, recuerda la Aemet de ‘la riada de Safor’. "La corriente arrastraba los coches por las calles de Oliva, e incluso era capaz de desplazar un camión de tipo tráiler de varias toneladas de peso", ejemplificaba un documento de 2007 sobre el evento escrito por el climatólogo José Ángel Nuñez.
Por tanto, que llueva torrencialmente en la Comunidad Valenciana en noviembre no es inédito. De hecho, rememora también las inundaciones del 4 de noviembre de 1864, llamadas ‘la riada de San Carlos’, y las de noviembre de 1982, la mayor inundación conocida del Júcar.
¿Cómo está implicado el cambio climático?
“Probablemente los máximos de precipitación en 24 horas sí que se están extremando con el cambio climático”, deja caer en un tuit la Aemet. “El calentamiento del aire y del mar observado en las últimas décadas está muy relacionado con variaciones de ciertos componentes del ciclo hidrológico y de los sistemas hidrológicos, entre ellos el aumento de la evaporación y el aumento del vapor de agua atmosférico y, consecuentemente, un mayor poder de liberación de calor latente cuando se desarrollan los fenómenos convectivos presentes en situaciones de lluvias torrenciales otoñales”, ha explicado.
El aumento de la evaporación se ha multiplicado y, esa humedad que pasa a circular en la atmósfera, “se traduce en un notable incremento del total de agua en columna sobre la superficie del Mediterráneo occidental”, continúa.
“Estas variaciones, conducentes a una mayor energía y vapor de agua disponible en la atmósfera, pueden dar lugar a que las precipitaciones torrenciales sean más intensas y con mayores volúmenes de precipitación”, lo cual no quiere decir que caiga mayor cantidad de agua en el conjunto del año, explica después. Lo que ocurre es que “la lluvia se acumula de otra forma, en periodos más cortos que dejan más precipitación acumulada”.
Es decir, no es de extrañar que pasemos de la sequía a la torrencialidad en vista de los datos meteorológicos. En cuanto a las sequías dice la Aemet: "No llegan a tener la duración que las grandes sequías de los 80 y 90, pero sí que son episodios más frecuentes y más intensos con meses en los que no cae nada de precipitación".
Como conclusión, podemos decir que las lluvias del 5 de noviembre de 2020 no son inéditas, aunque sí históricas, y que, a pesar de los precedentes, el litoral mediterráneo español atraviesa ”un periodo de más variabilidad y torrencialidad”, define la Aemet.