Lavar el coche es una acción frecuente en nuestra cotidianeidad, pero también resulta altamente contaminante. Los lavaderos de vehículos se caracterizan por ser lugares en los que se hacen uso de hidrocarburos, aceites y sólidos en suspensión, entre otros, que terminan en el alcantarillo afectando a las aguas subterráneas. Asimismo, en un túnel de lavado se pueden llegar a consumir una media de 150 litros de agua potable, pero si lo hacemos con manguera a presión y no somos responsable el gasto aumenta hasta en 400. Hacerlo a mano y utilizar productos ecológicos es la mejor alternativa, aunque cada vez son más las empresas que idean métodos de lavado sin productos agresivos e, incluso, sin agua.
Adecentar los vehículos es una práctica habitual y necesaria, no solo por la apariencia, también para proteger la carrocería del polvo, el polen, insectos sal y otros agentes que se encuentran en el aire en suspensión. Los expertos recomiendan hacerlo una vez a la semana, aunque la frecuencia dependerá del uso que se haga, de si cuenta con aparcamiento cubierto y de las condiciones climatológicas a las que esté expuesto.
El calor, que reduce la protección de la pintura; la lluvia y la humedad, que atrapan los contaminantes externo provocando la oxidación de la chapa, y la contaminación del aire en las zonas urbanas, son algunos de los factores meteorológicos y ambientales que pueden dañar má la chapa de los automóviles. Asimismo, aquellos que se encuentren en zonas costeras pueden verse bastante perjudicados por la sal en suspensión en el aire, que, según los especialistas, afecta a la carrocería y al tren de rodaje.
Sin embargo, esta higiénica costumbre puede ser una acción altamente contaminante en función de cómo decidamos llevarla a cabo. Los expertos se decantan por el lavado a mano, con esponjas y manoplas de fibras suaves, haciendo el menor uso posible de agua y mediante detergentes ecológicos. En el mercado, existe una amplia gana de productos específicos para carrocerías tanto en polvo como líquido, pero hay opciones caseras y low cost, para cuando no puedes permitírtelo o no lo tienes a mano.
El bicarbonato de sodio es el limpiador por excelencia. Necesitarás para la mezcla un cubo, agua templada y jabonosa (con un champú neutro y económico) y una taza de carbonato ácido de sodio. Una fregona limpia, esponja o trapos de algodón te servirán para dejarlo impoluto. Antes de entrar en faena, es conveniente enjuagar el coche para quitar la primera capa de polvo y suciedad, sin olvidar que no descuidar el despilfarro de agua
Para el interior, lo mejor es utilizar un trapo de microfibra y un limpiador que puedes preparar en casa previamente. En un pulverizador, mezcla con agua y alcohol isopropílico. Para las lunas, siempre al final de todo el proceso, lo mejor es el uso de un limpiacristales, que puedes también preparar con agua, vinagre blanco y alcohol.
Para las manchas de los asientos, debes actuar de forma muy parecida al sofá de tu casa, es decir, dependerá del tejido con el que esté hecho. Para los que son de con tela, lo mejor es el jabón neutro o mezclar agua caliente con un limpiador multiusos. Mediante un cepillo doméstico, se debe repartir la solución sobre la mancha. Para quitar los restos, los expertos recomiendan una aspiradora.
En el caso del cuero, hay que ser más cuidado, utilizar productos específicos y hacerlo al momento porque aceite, grasas y bebidas pueden dejar una fea mancha permanente, si se secan.