Europa se calienta dos veces más rápido que el promedio mundial desde la década de 1980. La temperatura en el continente es hoy en día alrededor de 2,2 ºC más alta que en la era preindustrial. Esto es preocupante, ya que 2023 probablemente terminará como el año más caluroso registrado en la Tierra.
Los registros de este año muestran una clara tendencia en nuestro planeta: acabamos de vivir el trimestre más caluroso de la historia (con una temperatura récord en los meses de junio, julio y agosto a nivel global), el hielo marino antártico se encuentra en mínimos históricos, y la temperatura media de los océanos del mundo registró la temperatura más alta de todos los tiempos en agosto, de 20,98 ºC. Son tres datos muy alarmantes.
Uno de los hechos que más preocupa a los científicos es el aumento de la temperatura de los océanos. Este año, tanto el Mediterráneo como el Atlántico han batido récords, y además lo han hecho en épocas inusuales.
Además, como ha puntualizado Euronews, estamos en un año de ‘El Niño’, un fenómeno que hace que la temperatura del Pacífico ecuatorial tropical sea más alta que la media, como ocurrió en 2016, que es hasta ahora el año más cálido que se ha registrado en la Tierra.
“A menos que tengamos un invierno y un otoño increíblemente fríos, 2023 será el año más cálido que jamás hayamos tenido”, ha dicho un experto en ese medio.
En el caso de Europa, en los últimos tiempos las temperaturas también han estado muy por encima de lo habitual: el 2022 fue el año más caluroso registrado en España y otros nueve países europeos. Según el informe El estado del clima en Europa 2022, elaborado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el año pasado hubo 16.365 muertes en el continente por el clima extremo.
Los estudios demuestran que la temperatura en Europa sería ya unos 2,2 ºC más alta que el promedio preindustrial, lo cual quiere decir que se ha calentado casi dos veces más rápido que el resto de continentes.
Uno de los motivos por los que Europa se calienta más rápido que el resto del mundo es su contacto directo con el Ártico, donde se observa un calentamiento extraordinario desde 1990 y, como consecuencia, un importante derretimiento del hielo marino. Esto hace que una mayor superficie del océano quede libre de hielo y se reduzca el "albedo", la reflectividad de la superficie del océano, lo cual hace que acumule más calor (el hielo refleja los rayos solares mientras que el océano sin hielo los "absorbe"), aumentando su temperatura y acelerando a su vez el deshielo.
Las tasas más altas de calentamiento de la superficie de los océanos alcanzaron de tres a cuatro veces el promedio mundial y se sintieron en el sur del Ártico, el este del Mar Mediterráneo y los Mares Báltico y Negro, según pone de manifiesto una publicación del Museo de Historia Natural.
En tierra, la capa de hielo de Groenlandia siguió perdiendo masa durante 2022, y los períodos de calor excepcional provocaron en septiembre el mayor derretimiento de la superficie en más de dos décadas.