A pesar de las lluvias recientes, España sigue en sequía. Concretamente, estamos viviendo una “sequía meteorológica de larga duración”, informan los expertos, puesto que no llueve lo suficiente para revertir el déficit hídrico de los últimos meses. Esto va a hacer, junto con las olas de calor, que el peligro aumente en el campo. ¿Qué son los temidos incendios de sexta generación?
Desde hace unos años venimos observando lo que se ha bautizado como “megaincendios”. Estos son los incendios forestales de quinta generación, prácticamente imparables y que queman grandes extensiones de bosque. Pero recientemente han entrado en escena otros más extremos: los de sexta generación.
Temperaturas cada vez más altas, sequías interminables, abandono de la gestión forestal y cambios en el uso del suelo son algunos de los factores que hacen que nuestros montes se conviertan en un polvorín cada verano, a veces incluso fuera de la estación.
Los incendios de sexta generación son fuegos rápidos y agresivos que avanzan muy rápidamente, a una velocidad de 6 km/h o más, es decir, entre seis y doce veces más rápido que un incendio normal. Estos incendios son tan violentos que son capaces de modificar las condiciones meteorológicas de la zona afectada por las llamas y su entorno.
Estos incendios crean “tormentas de fuego” o ígneas, con vientos giratorios o desorganizados que pueden ser huracanados, atrayendo el aire circundante y creando una corriente ascendente que llega a la atmósfera y da lugar a “pirocumulonimbos” o nubes Pyro. La chimenea de humo y viento fuerte y caliente aviva más las llamas y complica su extinción.
En California o zonas de Australia se han acostumbrado en los últimos años a estos inmensos incendios que se convierte en un ente “con vida propia”. El cambio climático ha hecho que los veamos incluso en áreas históricamente muy frías de Canadá, como la Columbia Británica, donde hace dos veranos se registró una máxima de casi 50 ºC.
En España también estamos sufriendo incendios de sexta generación. En 2021 presenciamos el incendio de Sierra Bermeja, en la provincia de Málaga, que arrasó más de 8.000 hectáreas y obligó a desalojar al menos seis municipios.
En 2023, el primer gran incendio no se hacía esperar y llegaba en el comienzo de la primavera. Fue declarado el pasado 23 de marzo en la localidad castellonense de Villanueva de Viver.
La próxima semana, del 10 al 16 de julio de 2023, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) cree que podría haber una ola de calor extremo en España. Se podría formar lo que se conoce como un “domo de calor”, un término cada vez más popular.
Un área de altas presiones con una masa de aire muy cálida crea una especie “burbuja” sobre un territorio concreto. Dentro de esa burbuja, el aire cálido desciende de la atmósfera a la superficie por un fenómeno que se llama 'subsidencia'. Al hacerlo, se calienta de forma adiabática (sin intercambio de calor con el ambiente) y se estabiliza al tiempo que disminuye su humedad relativa.
Esto podría hacer que viviéramos una ola de calor extrema con temperaturas hasta 44 ºC o más, y disparará el riesgo de incendios, por lo que habrá que estar alerta.
A esto hay que sumar, por último, que "España en su conjunto se encontraba en situación de sequía meteorológica de larga duración", comunican desde la Aemet. Por tanto la vegetación se encuentra muy seca y esto favorecerá asimismo la formación de incendios.