El cielo de Madrid se tiñe de naranja por el humo de los incendios de Canadá
El humo canadiense ha viajado durante tres semanas unos 7.000 kilómetros
Los meteórologos nos tranquilizan asegurando que no está previsto que afecten a la calidad del aire que respiramos
Los incendios en Canadá registran un récord de emisiones y su humo llega hasta Europa
El humo procedente de los incendios que llevan semanas arrasando especialmente la región canadiense de Quebec han llegado a varios puntos de Europa y España, como Madrid, que hoy ha amanecido con un sol anaranjado y velado por este polvo americano.
Así lo ha confirmado este mañana con un tuit y una foto del amanecer en la capital el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Rubén del Campo, que ha señalado además que este fenómeno llegado del Océano Atlántico Norte continuará toda la semana.
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El humo procedente de Canadá ha coincidido con la calima
Ayer la Agencia ya publicó una imagen de satélite en el que se puede ver este hecho insólito mezclado con otro común, que es la intrusión desde el sur de una masa de polvo africano, conocido comúnmente como calima. "Lo que sucede en determinadas zonas del planeta puede acabar notándose en lugares muy distantes. En la imagen observamos cómo el humo de los incendios de Canadá alcanza la Península Ibérica. Más al sur, se aprecia el polvo en suspensión procedente del Sáhara", apuntaban.
El humo canadiense ha viajado durante tres semanas unos 7.000 kilómetros gracias a la llamada corriente o 'jet stream' a través del Atlántico por el viento del noroeste a una velocidad de 250 kilómetros por hora. El fenómeno se ha notado especialmente en Galicia y norte de Castilla y León, algo que también recoge el Servicio de Monitoreo de la Atmósfera de Copernicus.
Al concentrarse las partículas en la parte alta de la atmósfera, no está previsto que afecten a la calidad del aire que respiramos. De hecho, las partículas se difuminan al tocar tierra, según han señalado los expertos. Su presencia se nota especialmente al amanecer y en el ocaso por el tipo de luz que se refleja en el horizonte.