Las alertas de calidad del aire están vigentes para más de una docena de estados de Estados Unidos, que siguen recibiendo la llegada de la inmensa nube de humo de los incendios de Canadá. Los cielos en el medio oeste y el noreste se han nublado y los servicios de sanidad advierten: más de 120 millones de personas se están viendo afectadas.
Mas de 8 millones de hectáreas se han quemado en Canadá desde que empezó el año. Esto es un récord, puesto que hasta ahora, el año que más terreno había ardido en el país para estas fechas era el 1995, cuando se quemaron algo más de 7 millones de hectáreas.
Para hacernos una idea de cuánto terreno de bosque se ha quemado, podemos poner de ejemplo el estado de Carolina del Sur, que tiene una superficie de unos 8 millones de hectáreas, es decir, la misma que se ha visto afectada en los incendios de Canadá este primer trimestre del año. Y aún queda el verano, cuando la cosa podría empeorar.
Hemos visto imágenes de Nueva York y otras ciudades del noreste de EEUU cubiertas por una bruma anaranjada que apenas deja ver unos metros más allá. Esta nube está cargada de partículas tóxicas: dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno, monóxido de carbono, ozono y partículas finas (PM 2.5), entre otros contaminantes.
Estas partículas penetran profundamente en nuestros pulmones y torrente sanguíneo, y puede afectar a la salud incluso en niveles muy bajos.
Los síntomas de haber inhalado este humo pueden incluir dolores de cabeza, tos leve, producción de flema, ojos llorosos, e irritación de la nariz y la garganta.
En personas vulnerables como niños, ancianos y personas con enfermedades crónicas, respiratorias como el asma o cardiovasculares, pueden darse mareos, dolores de pecho, tos severa, dificultad para respirar, sibilancias, palpitaciones del corazón (latido irregular), e incluso infartos de miocardio.
Las personas que fuman, y las que trabajan o practican ejercicio al aire libre durante estos episodios de contaminación también puede sufrir complicaciones.
Los expertos han recomendado el uso de mascarillas en muchas zonas estos días para protegerse contra la baja calidad del aire. "Mantenga las ventanas cerradas durante la noche para evitar que el humo entre al interior y, si es posible, haga funcionar el aire acondicionado central con filtros", aconsejaban desde el departamento de Medio ambiente, Grandes Lagos y Energía del estado de Michigan.
El humo ha hecho un largo recorrido a través del Atlántico hasta llegar a partes de Europa en los últimos días. En España, la nube procedente de los incendios canadienses sobrevoló los cielos de la costa gallega el pasado 26 de junio, cuando la NASA captó la siguiente imagen.
También ha llegado humo a Madrid recorrer unos 7.000 kilómetros desde Canadá, donde se mezcló hace unos días con la calima y dejó las siguientes imágenes.
En general, sus efectos no se han notado en la calidad del aire ni han afectado a la población, puesto que las partículas emitidas por los incendios forestales viajan en capas muy altas de la atmósfera, no sobre la superficie, como ocurrió en Nueva York.