Casi 20 millones de españoles fuera de casa y en tiempo de olas de calor: el reto inédito de votar el 23J

  • El 23 de julio del año pasado hubo 44 grados en Córdoba y casi 40 en Madrid: "No sería nada raro que este año coincidiera con una ola de calor, es cuando la probabilidad es más alta"

  • Andalucía prohíbe convocar elecciones en julio y agosto: un 23 de julio, con ola de calor, "no sería raro alcanzar los 40 grados (a la sombra) en zonas de Andalucía o Extremadura”

  • Los datos del INE muestran que a finales de julio de 2019 (el último antes de la pandemia) 19 millones de españoles pernoctaban fuera de su lugar de residencia

23 de julio de 2023. Es la fecha en la que estamos convocados a votar, otra vez. En pleno julio, en mitad del verano. En muchas zonas de España, lo haremos con temperaturas cercanas o superiores a los 40 grados. También hay que tener en cuenta que unos 20 millones de españoles se encontrarán lejos de su domicilio y, por lo tanto, del colegio electoral en el que deben depositar su voto. ¿Acudiremos?

“Es la época más cálida del año”, advierte el portavoz de la AEMET, Rubén del Campo. “El 23 de julio coincide con la canícula, el período más seco y cálido en España, que va del 15 julio al 15 agosto”, confirma Samuel Biener, meteorólogo de Meteored.

Explica que, de mediados de julio a mediados de agosto, históricamente “son semanas con temperaturas muy elevadas, se suelen alcanzar los valores más altos. Y son, además, las semanas más secas del año. Es el periodo más seco y cálido en España”.

Pero es que, además, dentro de esa canícula, que dura un mes, “los días más cálidos del año se dan, en promedio, entre el 27 de julio y el 1 de agosto”, añade Del Campo. “El 23 de julio está muy cerca, y es normal que ese día las temperaturas sean muy elevadas”, advierte el meteorólogo.

El año pasado, sin ir más lejos, el 23 de julio estábamos en medio de una ola de calor, “la más importante hasta la fecha”, recuerda Del Campo. Ese día, los termómetros marcaron 44 grados en Córdoba y casi 40 en Madrid, por ejemplo. Y hablamos de temperaturas a la sombra. Al sol, súmenle 3 ó 4 grados más. Ahora, imagínense yendo a votar, con el reto logístico que va a suponer.

Un reto inédito en lo más crudo del verano

Para empezar, la cantidad de gente que no estará en sus casas ese día será altísima. Según la estadística de movilidad estacional que realiza el INE, el 20 de julio de 2019 (el último año sin pandemia) había 19 millones de residentes en España que pernoctaban fuera de casa. No todos estaban de vacaciones, aquel día era un sábado y muchos podían estar simplemente pasando fuera el fin de semana. Tampoco tenían por qué estar todos a gran distancia de su domicilio, aunque sí fuera de su área de residencia. Por supuesto, no todos son votantes, ya que estos datos incluyen menores de 18 años.

El mapa del INE muestra cómo se distribuyen esos desplazamientos. En azul se ven las zonas de las que la gente se va. Destacan Madrid, Barcelona, Sevilla, Zaragoza y los interiores de la Comunidad Valenciana, Euskadi y Galicia. Destacan algunos barrios de Madrid en los que ese día estaban fuera hasta cuatro de cada diez habitantes.

El voto por correo puede solucionar el problema a muchos votantes, ¿pero qué pasa con el medio millón de personas implicadas en las mesas electorales?, ¿y con los miles que tendrán que encargarse de abrir los colegios?

En España se ponen en marcha en cada elección unos 23.000 colegios y locales electorales con unas 60.000 mesas. 180.000 personas tendrán que pasar todo el día en esas mesas y otras 360.000, las designadas como suplentes, tendrán al menos que presentarse a primera hora. Y con un calor asfixiante.

Votar con más de 40 grados: jornada “de sol y moscas”

El calor intenso está asegurado” para esa fecha, advierten ambos meteorólogos. Y lo advierten tirando de estadísticas, de las temperaturas registradas en años anteriores.

Julio de 2022 fue histórico, el mes más cálido registrado en España. Pero es que el verano pasado, en general, fue excepcionalmente cálido. “Fue una situación bastante extraordinaria y es difícil que se repita", comenta Biener. Aunque advierte: "Viendo como ha empezado este año, tampoco se puede descartar nada”.

Pero si miramos más atrás, encontramos temperaturas parecidas en años anteriores. Dos ejemplos:

  • 23 de julio 2021: 42 grados en Granada y más de 40 en el Valle del Ebro
  • 23 de julio de 2020: más de 40 grados en Andalucía y más de 38 en la Comunidad de Madrid y el sur de Galicia

“El calor esta casi garantizado, a tenor de lo ocurrido en los últimos años”, advierte Del Campo. Biener va más allá. “Calor, y bastante, vamos a tener seguro”, advierte. Y augura una jornada electoral de “sol y moscas, en general”. Porque es bastante probable, además, que las elecciones nos pillen en plena ola de calor, viendo lo ocurrido en julios anteriores.

23 de julio: “probabilidad alta” de ola de calor

El año pasado, hubo ola de calor el 23 de julio. Porque del 9 de julio al 26 julio de 2022 tuvimos “una gran ola de calor de larga duración”, comenta Biener. El 23 de julio de 2019 ocurrió lo mismo: entre el 20 y 25 de julio tuvimos “una ola de calor bastante intensa”.

En 2020 también hubo una ola de calor en julio, pero acabó un poco antes, el día 20. Y en 2017, se registró una ola de calor que empezó justo después. El hecho es que “en la segunda quincena de julio, encontramos varias olas de calor desde 1975”.

Por eso, advierte Biener, “no sería nada raro que este 23 de julio coincidiera con una ola de calor, es cuando la probabilidad es más alta. En los últimos años encontramos olas de calor en segunda quincena de julio, y además hay que tener en cuenta que estos fenómenos cada vez son más frecuentes, como consecuencia del cambio climático".

Andalucía prohíbe votar en julio y agosto

El panorama está claro: calor intenso o extremo, según coincida o no con una ola. Y hay una zona donde lo van a sufrir especialmente, Andalucía. Porque en esas fechas, “lo normal en Córdoba o Sevilla es que se superen los 35 grados a la sombra. En el valle del Guadalquivir se suelen superar los 37 grados”, advierte Biener.

Si, además, hubiera ola de calor, “no sería raro alcanzar los 40 grados (a la sombra) en zonas de Andalucía o Extremadura”.

Quizá por ello, y porque las olas de calor son un fenómeno que se viene dando desde hace ya unas cuantas décadas, la ley electoral andaluza impide convocar elecciones autonómicas del 1 de julio al 31 de agosto. Lo dice el artículo 14.2. “El Decreto de Convocatoria fijará la fecha de la votación, que no podrá estar comprendida entre los días 1 de julio a 31 de agosto”. Este punto se introdujo en la norma en 1994, siendo presidente de la Junta de Andalucía Manuel Chaves. No sólo estuvo motivado por el calor de esas fechas, también por la coincidencia con las vacaciones de verano. Pero este 23 de julio toca votar, también en Andalucía, al ser elecciones generales.

¿Cómo puede afectar a la participación?

Sabiendo el calor que va a hacer ese día, la pregunta es clara: ¿cómo influirá en la participación?, ¿la gente acudirá a las urnas o se quedará en casa para evitar la canícula? Hay muchos estudios que relacionan la lluvia con una menor participación. Con el calor, no tantos.

"La lluvia sí que está súper demostrado que afecta negativamente a la participación, por la comodidad de quedarte en casa. ¿Cuánto de molesto es 40 grados? ¿Tan molesto como la lluvia?", se pregunta Carlos Ruiz Mateos, director de asuntos públicos en Llorente y Cuenca. "Lo veremos, porque nunca hemos votado en estas circunstancias". En España, el escenario es inédito. Son las primeras elecciones en un mes de julio.

Si el próximo 23 de julio los termómetros rondan los 40 grados, ¿puede el calor extremo tener el mismo efecto disuasorio que la lluvia? Ruiz Mateos no lo cree. "No es la conclusión que yo sacaría". ¿Por qué? Porque hay otros factores que influyen en ello, y "puede que alguno se anule entre ellos". Es decir, el calor se debe ver combinado con otros factores, no tanto como efecto directo en lo que haga el votante.

"No me parece que sea algo determinante, ni especialmente relevante para tenerlo en cuenta, más allá de que que pueda dejar a algunos miles de personas en casa", comenta el analista político. "¿Es como para mover la aguja de los resultados electorales? Por suerte para nosotros, creo que no". Pero a veces, la aguja sí se ha movido en un sentido o en otro, como consecuencia del calor.

El tiempo influye en el bienestar, y el bienestar en el voto

Apenas hay estudios que analicen el impacto del calor en unas elecciones. Ruiz Mateos cita este, de 2017, en el que estudian el efecto de la temperatura en el comportamiento del votante. Lo analizan en elecciones presidenciales de EE.UU. Tratan de ver si existe una correlación entre el tiempo que hace ese día y el voto, y lo miran en cada estado, para ver cómo ha influido en la respuesta del votante. No hace el mismo tiempo en Florida que en Boston, por ejemplo. ¿Y qué concluyen? "Que puede haber cambios en el votante de manera positiva, hacia fomentar el voto", explica Ruiz Mateos.

En relación con esto, el experto explica la denominada "Teoría de la Transferencia de la Excitación". Esta teoría plantea que, "si hay eventos inmediatamente anteriores al día de la votación, que generan en el votante una sensación concreta, eso es capaz de transferirse a lo que pase el día de la votación". Es decir, que "si has estado en la playa, con amigos, pasándolo genial en los días previos, esa sensación se puede transferir a lo que tú votas. Si te encuentras bien, ese bienestar se asocia a que el día de la votación acudas a votar", explica Ruiz Mateos. Y no sólo eso. También se asocia a que votes "a quien te presente una campaña más en positivo. No votas al agorero, sino al que te presenta esperanza y felicidad".

Eso es lo que vieron en ese estudio, realizado en EE.UU. y en el que no se analizan temperaturas extremas. Pero aquí sí hablamos de calor intenso, o incluso extremo, el próximo 23 de julio. Hablamos de un calor que te genera sensaciones negativas, no positivas. Algo que ya está estudiado, aunque no en relación con unas elecciones. "Las altas temperaturas se han asociado históricamente a comportamientos colectivos e individuales negativos. Hay una correlación bastante clara entre calor y crimen, por ejemplo", recuerda el analista. 

12 horas, sudando, en una mesa electoral

Los que tendrán que salir a la calle este 23 de julio, sí o sí, a pesar del calor, son aquellos a los que les toque estar en un colegio electoral. Serán los que más lo sufran, sobre todo teniendo en cuenta que gran parte de los colegios públicos de España no cuentan todavía con aire acondicionado. Ya en junio, las aulas suelen alcanzar temperaturas altísimas en muchas zonas. Imagínense a finales de julio.

Y no podemos olvidar que el calor afecta a nuestra salud, tanto física como mental. Y a las tasas de mortalidad. En julio del año pasado se dispararon las muertes atribuibles al calor: 115. Y si echamos la vista atrás, vemos que el calor de julio de años anteriores fue responsable de al menos 30 muertes. En 2015 y 2016 se superaron los 40 fallecidos atribuibles al calor. 

El meteorólogo de Meteored Samuel Biener tranquiliza un poco al respecto. Según sus previsiones, "este año, julio será más cálido de lo normal, aunque no al nivel del año pasado”.