La directora científica del Centro Vasco de Cambio Climático (BC3), María José Sanz, ha afirmado que Euskadi "está empezando a mediterranizarse", que están variando los regímenes de temperatura y precipitación, y que hay que "adaptarse" a lo que ya está ocurriendo pero también tomar medidas para evitar que los cambios sean "muchísimo más importantes".
"El cambio climático está ahí", ha descrito esta doctora en Ciencias Biológicas por la Universidad de Valencia en una charla con EFE en la que ha hablado asimismo de la necesidad de hacer una gestión más racional del agua, y de proteger los recursos hídricos, los ecosistemas y la cobertura vegetal.
"Los regímenes de temperatura y precipitación que conocíamos están variando", "ya no llueve de la misma forma que antes", no es habitual el tradicional sirimiri vasco sino que se dan más episodios de lluvias fuertes.
Además las olas de calor son "más intensas y frecuentes" y las temperaturas "más elevadas, incluyendo las nocturnas", ha descrito Sanz.
Y los datos así lo corroboran: 2022 ha sido el año más cálido en Euskadi desde que existen registros con una temperatura media de 1,8 grados por encima del promedio habitual, según Euskalmet,
La Agencia Vasca de Meteorología acaba de describir también el mes de abril de este año de "muy cálido y muy seco", con la mitad de lluvias de lo esperado y un 35 % más de horas de sol de lo que es habitual.
Ante esta situación, Sanz ha indicado que hay que "adaptarse" pero también adoptar medidas para que esos cambios que ya se han producido no se aceleren o no sean "muchísimo más importantes".
"No porque tengamos cambios ya hay que pensar que esto es irreversible. Obviamente los cambios están ahí pero podrían ser peores y por lo tanto hay que atajar", "mitigar", ha añadido.
Sanz ha reconocido que Euskadi es un territorio "muy expuesto" porque tiene una zona costera muy grande que se va a ver afectada por el incremento del nivel del mar por la desaparición de la capa de hielo polar y la intensificación de las tormentas.
Pero también el interior, donde los efectos de "sequías más severas" y el cambio del régimen de precipitación van a tener efectos sobre el suelo, su erosión y la vegetación.
Esto tiene consecuencia sobre los cultivos. "Hay cultivos cuya producción y calidad van a variar para bien o para mal y por tanto habrá que tomar medias", ha añadido Sanz al tiempo que ha puesto como ejemplo el caso del cereal, cuya producción este año por falta de agua parece que va a "bajar muchísimo".
La directora científica de BC3 ha precisado que en este contexto el agua es un bien cuyo consumo tiene que ser "más racional".
"Cuando hay abundancia de agua no se piensa que el consumo tiene que estar más regulado. Eso aquí no se había dado antes", tampoco la necesidad de "agua aportada" a la agricultura, ha indicado.
Por ello ha asegurado que "habrá que pensar en cómo" evitar que se "desperdicie menos agua" y ha añadido que en este ámbito se puede aprender de otras zonas, como el Mediterráneo, que "llevan muchísimos años tratando de gestionar mejor" este bien.
Sanz ha subrayado la importancia de proteger los recursos hídricos y para ello ha dicho que es necesario preservar los ecosistemas y la cobertura vegetal porque "la forma en el que un ecosistema se relaciona con la atmósfera muchas veces dispara las precipitaciones".
Vinculado con el agua, el BC3 participa en el proyecto europeo Life Urbaso que se desarrolla en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai junto a la UPV/EHU, el centro de investigación y ganadero Neiker, el Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia y la Agencia EFE.
Se trata de demostrar que protegiendo los suelos y la cubierta vegetal es posible mejorar la calidad y la cantidad de agua y reducir el tratamiento físico-químico en la potabilización para su consumo.
Entre las acciones que se plantean en el marco de este proyecto está la posibilidad de desarrollar un sistema de pago por servicios ambientales, como el que existe en países como Costa Rica, con el objetivo de que los propietarios de explotaciones forestales en la zona colaboren en una gestión ambiental más sostenible.
Sanz ha afirmado que defiende la existencia de un sistema de incentivos económicos para favorecer modelos de negocio más respetuosos con el medio ambiente y que el pago por servicios ambientales podría ser uno de ellos pero también ha dicho que se podrían activar otros de carácter indirecto que contribuyan a ese objetivo.
Sobre las estrategias para hacer frente el cambio climático ha reconocido que todas son adecuadas si se implementan. "Es mejor una estrategia ambiciosa, pero si no se implementa, de poco sirve", ha descrito.
La directora científica del BC3 ha asegurado finalmente que "la raza humana y el sector agrícola siempre se ha adaptado a los cambios y a las perturbaciones climáticas" pero ha emplazado a ponerse en una situación "no muy optimista para poder actuar".
"Si pensamos que esto va a pasar y no actuamos, igual nos encontramos en una situación muy difícil", ha reflexionado.
Por lo tanto ha abogado por considerar las proyecciones científicas, que "son bastante negativas", y empezar a tomar "medidas serias".
"Yo creo que adaptarnos nos adaptaremos. Siempre nos hemos adaptado, pero tendremos que hacer un esfuerzo mayor del que hubiéramos hecho si estas circunstancias no se estuvieran dando ahora", ha concluido.