Hace días que venimos anunciando el episodio de calor intenso que va a vivir España esta última semana de abril. Una serie de factores van a coincidir para volver loco el tiempo y disparar las temperaturas hasta valores más propios de pleno verano, pudiendo llegar a los 40 ºC en la zona del valle del Guadalquivir, y unos sorprendentes 33 ºC en Madrid o Barcelona. En Valencia este martes se alcanzaban ya los 36 ºC. Es algo excepcional, a lo que muchos medios se están refiriendo ya como el “horno ibérico”. Pero, ¿qué hay detrás de el calor previsto?
¿Cómo es posible que en abril, con apenas 14 horas de sol y a casi dos meses del inicio del verano, vayamos a vivir un episodio de calor tan intenso? El ascenso de los termómetros no se debe a un fenómeno concreto sino una suma de fenómenos que serán muy favorables para que las temperaturas sean de todo menos normales.
En primer lugar, el anticiclón que lleva un tiempo asentado sobre la Península, está haciendo que la atmósfera esté en calma: “La estabilidad atmosférica permitirá brillar al sol, que a estas alturas del año ya calienta”, lo explica Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
Pero, además, esta semana se está produciendo la entrada de una masa de aire que “podría ser la más cálida en situarse sobre la Península en estas fechas desde 1980, es decir, en al menos los últimos 43 años”, dice el meteorólogo, y “llegará recalentada tras su paso por África”.
A su llegada a la Península, se produce lo que se conoce como subsidencia, que significa que el aire desciende por el interior de los anticiclones. Al hacerlo, el aire se comprime y aumenta su temperatura.
Estos factores traerán calor de día, pero también de noche. En cambio, hay un factor que será clave en el ascenso de las temperaturas nocturnas. “Las nubes que llegarán el jueves y el viernes, los días de más calor, no dejarán precipitaciones o, como mucho, algún chubasco aislado en zonas de montaña”, dice Del Campo, pero de esas nubes dependerá que pasemos calor de noche o no.
Con nubosidad, el suelo tarda más en perder calor por la noche, es decir, en enfriarse. Por tanto, cuanta más nubosidad, menos diferencia entre la temperatura diurna y la nocturna. En cualquier caso, parece que lo más probable es que tengamos cielos despejados.
El concepto de percentil se usa en meteorología para explicar cómo de inusual es un episodio.
Un percentil 99 significa que en el 99 % de los meses de abril entre 1979 y el 2022, las temperaturas han sido inferiores a las previstas para esta semana. O, lo que es lo mismo, solo un 1 % de las veces en más de cuatro décadas hemos visto estos calores en estas fechas.
“Vamos a tener valores insólitos porque no corresponden a esta época del año, todavía a una semana de terminar el mes de abril, pero episodios de calor similares han pasado otros años”, dice Rosalía Fernández, meteoróloga de Mediaset.
Lo que sí parece cada vez más probable es que se pulvericen algunos récords de temperaturas, sobre todo el jueves y el viernes.
“Diremos adiós al episodio de temperaturas extraordinarias el domingo”, apunta.
“Para mediados de mayo, podríamos tener algunos cambios que serán una buena noticia, con algunas lluvias por San Isidro, según las últimas previsiones”, agrega Fernández.
Hasta entonces, tocará seguir esperando las lluvias, que tan solo están previstas en cantidades muy pequeñas y en lugares muy concretos de España de manera puntual. El Gobierno prevé aplicar una rebaja en el IRPF a los agricultores y ganaderos por la sequía en muchas zonas del país, ya que la falta de precipitaciones está afectando a la rentabilidad de las explotaciones y encareciendo los costes de producción.