Las llamas han arrasado cientos de casas en Chile y se han cobrado al menos 24 víctimas mortales, según un nuevo balance ofrecido por el Gobierno. Los incendios habrían avanzado ya hasta devorar más de 250.000 hectáreas por el intenso calor y el viento que sopla con fuerza. Varios países, entre ellos España, están enviando ayuda para extinguir los incendios.
Los cielos se han teñido de naranja en áreas del centro y del sur de Chile. La zona cero de los incendios a esta hora es Santa Juana, donde el paisaje ha quedado devastado y los residentes lo han perdido todo. Allí habría al menos 11 muertos. Pero el humo llega incluso hasta Santiago de Chile, la capital, donde se han emitido alertas por la mala calidad del aire, por los altísimos niveles de partículas que llegan desde las regiones calcinadas.
El Gobierno tiene también constancia de más de 1.100 personas atendidas, así como de unas 800 viviendas destruidas, lo que da cuenta de la virulencia de unos incendios que afectan principalmente a zonas del centro y del sur de Chile.
El Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) calcula en unos 260 los fuegos registrados en todo el país, de los cuales medio centenar siguen activos y, de ellos, 28 son considerados especialmente peligrosos.
Según el Gobierno, ya han ardido unas 270.000 hectáreas de terreno, una cifra que sitúa a esta emergencia forestal como la segunda más grave de la historia reciente de Chile, sólo por detrás de la de 2017, cuando quedaron arrasadas cerca de 600.000 hectáreas.
El Gobierno ha pedido ayuda internacional y Argentina, España, Brasil, México y Estados Unidos la han ofrecido.
Sobre el terreno trabajan ya brigadistas colombianos y franceses, y se espera que este lunes llegue una aeronave capaz de cargar 36.000 litros de agua. Las altas temperaturas que agravan la situación van a seguir durante los próximos días.