Vuelve la boina de contaminación: la calidad del aire se desploma en Madrid por el anticiclón

Las temperaturas diurnas se van a ir suavizando en la primera semana de febrero. Por las noches, en cambio, España seguirá bajo cero y las heladas no cesarán por la influencia del anticiclón. Pero el contraste térmico no será lo único que destacará en el centro del país: en Madrid se espera un desplome importante de la calidad del aire. La contaminación se va a disparar.

La “boina” vuelve a Madrid en la recta final de enero. Si bien las emisiones de partículas contaminantes procedentes del tráfico son las principales responsables de este repunte de polución en la ciudad, existen factores atmosféricos que favorecen un empeoramiento de la calidad del aire.

El anticiclón causa un empeoramiento de la calidad del aire en Madrid

Los episodios de mala calidad del aire en la capital son relativamente frecuentes en el invierno cuando se imponen las altas presiones. El fenómeno detrás de este aumento de la contaminación es la “inversión térmica”, que hace que se forme una tapadera sobre la ciudad que impide que se dispersen las partículas contaminantes y hace que se acumulen en las capas bajas.

Técnicamente, hablamos de inversión térmica cuando la temperatura aumenta con la altitud, lo contrario a lo que suele pasar, de manera que hace más frío en zonas bajas como valles que en la montaña. Es algo habitual con tiempo anticiclónico de invierno.

De igual manera, el anticiclón es responsable de que las temperaturas vayan a subir por el día en el comienzo de febrero por el efecto del sol, en cambio por la noche el suelo perderá calor rápidamente por la ausencia de nubosidad y de viento.

La contaminación afecta a la salud de los madrileños

Se espera por tanto que la calidad del aire sea “desfavorable” o incluso “muy desfavorable” el último día de enero.

Los principales gases contaminantes son el ozono, que en 2022 registró cantidades récord en España y podría estar causando miles de muertes cada año, el dióxido de nitrógeno (NO2) y las partículas PM2,5 y PM10.

Estas partículas pequeñas de apenas 10 micrómetros de diámetro pueden adentrarse en los pulmones y el torrente sanguíneo y causar desde tos e irritación de garganta hasta infartos de miocardio y muertes prematuras. La población más afectada son las personas mayores, niños y aquellas personas con enfermedades respiratorias y cardiovasculares.