Se prevén niveles de contaminación alarmantes en varias ciudades españolas para estos días. La calidad del aire será especialmente pésima en Madrid, aunque no es la única. ¿A qué zonas afectará la contaminación y cómo influye el anticiclón?
El repunte de los niveles de contaminación es algo a lo que estamos acostumbrados en los días de invierno en que se impone la calma anticiclónica. El viento apenas se mueve y no cae ni gota, y se produce un fenómeno que conocemos como “inversión térmica”, culpable de que se forme esa “boina”, por la acumulación de partículas.
“Los peores índices de calidad del aire coinciden con las grandes áreas metropolitanas, y en especial con Madrid, donde la calidad del aire será desfavorable o incluso muy desfavorable”, indica el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Rubén del Campo.
El índice de calidad del aire previsto para el jueves y viernes será el siguiente. Como indica el portavoz de la Aemet, el centro de Madrid y partes del sur de la comunidad serán los que acumulen más sustancias contaminantes, principalmente por las altas emisiones de dióxido de nitrógeno o NO2, seguida de partes del oeste de Castilla y León como las ciudades de León y Valladolid, así como áreas de Aragón, País Vasco y Cataluña.
“Las causas proceden de las emisiones de partículas contaminantes, pero hay condiciones atmosféricas que favorecen la acumulación de las partículas contaminantes en las zonas donde se emiten”, señala Del Campo.
Esas condiciones que favorecen su acumulación y su no dispersión en invierno son las condiciones anticiclónicas. “Ahora en España tenemos un anticiclón centrado sobre la Península que hace que el viento esté prácticamente en calma y dé lugar a inversiones térmicas”, explica.
Y, ¿qué es la inversión térmica? Es un fenómeno consistente en un aumento de la temperatura del aire con la altitud. “Las temperaturas son más bajas en zonas bajas como valles, y en cambio aumentan cuando ascendemos en altitud”, continúa.
Este fenómeno de inversión térmica es muy habitual con tiempo anticiclónico de invierno, lo que hace es que la atmósfera se convierta en una especie de tapadera. Ese aire cálido sobre el aire frío actúa impide que los contaminantes puedan dispersarse verticalmente.