Se está hablando mucho de una ola de frío polar que podría afectar a España con temperaturas gélidas, propias del Ártico. Pero, ¿tanto frío hace? Desde la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) aclaran qué está pasando realmente con el vórtice polar estratosférico y la llamada “Bestia del Este”, que es una masa de aire muy frío que podría recorrer Europa en las próximas semanas.
Ni ola de frío, ni ruptura del vórtice polar estratosférico. Por ahora no hay nada confirmado. Aclarado esto, desde la Aemet aseguran que efectivamente tenemos por delante días con temperaturas muy bajas, pero nada que no sea normal para finales de noviembre y comienzos de diciembre, asegura el portavoz de la agencia, Rubén del Campo.
Vayamos por pasos. El vórtice polar estratosférico “es una corriente de vientos muy intensa que circula en la estratosfera rodeando el Polo Norte durante el invierno, a unas altitudes de entre unos 15 y 35 kilómetros”, explica.
“Cuando esta corriente es muy intensa, impide que el aire frío confinado en el Ártico descienda a latitudes más bajas”.
Pero, “cuando se produce un calentamiento súbito estratosférico”, que es una subida de la temperatura muy potente en la estratosfera en poco tiempo, “esa circulación del vórtice polar se debilita y se puede romper”, detalla.
“Si lo hace, el aire frío puede salir del Ártico y alcanzar latitudes más bajas, ya sea en Norteamérica, Europa o Asia”.
“Actualmente, las piezas del puzle meteorológico encajan con una ruptura del vórtice polar estratosférico en las próximas semanas, pero no es seguro que esa ruptura se vaya a producir”, dice. Por tanto, a diferencia de lo que se está publicando en algunos medios, ni el vórtice polar se ha roto, ni está del todo claro que lo vaya a hacer.
Solo podemos hablar de probabilidades. Y, en esta ocasión, “sí hay una probabilidad mayor de que se produzca esa ruptura del vórtice polar estratosférico”.
¿Qué pasa si lo hace? Esa es la otra cuestión. “En caso de que se produzca, ahora mismo es imposible saber dónde va a tener lugar el desalojo de aire frío procedente del Ártico, podría ser Europa, Asia, Norteamérica…”, continúa el portavoz de la Aemet.
A pesar de que no se produzca esa entrada de frío procedente del Polo Norte, es innegable que el frío ha tomado asiento en España esta semana, y el descenso de los termómetros no ha hecho más que empezar.
El fin de semana, cuando muchos se marcharán de puente, las temperaturas nocturnas en la meseta “llegarán a estar en algunas capitales de provincia en torno a unos -5 ºC, mientras que en las horas centrales no se pasará de los 10-12 grados”, dice Del Campo. “Son temperaturas más bajas de lo normal, pero relativamente esperables en esta época del año, y ni mucho menos podemos hablar de una ola de frío”, recalca.
En términos amplios, una ola de frío es un periodo caracterizado por unas temperaturas muy bajas debidas normalmente a la invasión de una masa de aire muy frío, que persiste durante varios días.
“En la Aemet hablamos de ola de frío cuando durante al menos tres días consecutivos, en el 10 % del territorio las temperaturas son muy bajas”, concreta. “Tienen que estar entre el 5 % de las temperaturas más bajas registradas en los meses de enero y febrero en el periodo de referencia 1971-2000. Por lo tanto, las olas de frío al igual que las de calor atienden a criterios de extensión, duración e intensidad”, concluye.
Si viviremos o no una ola de frío en las próximas semanas está por ver. Dependerá de muchos factores, más allá del comportamiento del vórtice polar estratosférico. Por el momento, parece que las próximas dos semanas serán más cálidas de lo habitual en España.