La selva amazónica se convierte cada año en un infierno en la Tierra. Más de 200.000 incendios han sido registrados en lo que va de 2022, y el humo cubre todo a su paso, visible incluso desde los satélites que orbitan nuestro planeta. Los expertos creen que la destrucción ha alcanzado un punto de inflexión y no logrará reponerse jamás.
Los satélites de la NASA han captado inmensas columnas de humo sobre partes de Bolivia y Brasil. Nubes grises espesas emanaban de los distritos bolivianos de El Beni y Santa Cruz, donde los bosques suelen recibir menos lluvia que otras partes de la cuenca del Amazonas.
El humo fluyó hacia el norte y se mezcló con columnas de incendios que ardían en las selvas tropicales de varios estados brasileños, incluidos Acre, Amazonas, Rondônia, Pará y Mato Grosso.
Las columnas de humo más densas en medio de las áreas densamente boscosas (en verde) suelen surgir de los incendios de deforestación. La tala de bosques para la ganadería y la agricultura es común en ambos países.
Las columnas de humo más pequeñas en áreas agrícolas despejadas (marrón) son típicamente incendios de pastizales encendidos por ganaderos y agricultores para administrar pastos para ganado o tierras de cultivo.
En la siguiente imagen, cada punto rojo representa una "detección de incendios" observada por la NASA el 5 de septiembre de 2022.
El Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) estima que ha habido 226.677 detecciones de incendios en los países de la cuenca del Amazonas entre el 1 de enero y el 12 de septiembre de 2022. Argentina, Bolivia, Colombia, Paraguay y Venezuela tuvieron más de 10.000 detecciones de incendios; Brasil tenía 117.436.
El conteo de incendios de Brasil en 2022 es el mayor desde 2010, cuando el sistema de monitoreo del INPE reportó 182.168 detecciones de incendios hasta el 12 de septiembre.
“Hemos visto mucha actividad de incendios en las últimas semanas, pero aún no podemos decir cómo se comparará la temporada 2022 con otros años”, dice en un comunicado Alberto Setzer, científico principal del INPE.
“La temporada de incendios en el sur de la Amazonía no suele terminar hasta octubre o noviembre. Pero ya vemos un patrón familiar: una gran cantidad de incendios están ocurriendo en las mismas áreas donde los satélites han mapeado la deforestación en los últimos años”.
A medida que se quema la selva amazónica, la vegetación que alguna vez jugó un papel esencial en la absorción de carbono ha comenzado a liberar grandes cantidades a la atmósfera, contribuyendo al cambio climático.