Los procesos naturales que influyen en el clima en la Tierra son muchos. Entre los más importantes y que mayor impacto tienen están los patrones de El Niño y su opuesto, La Niña, que modifican la temperatura del Océano Pacífico y tienen consecuencias a nivel global. ¿Qué es este fenómeno meteorológico?
Durante condiciones normales en el Océano Pacífico, los vientos alisios soplan hacia el oeste a lo largo del ecuador, llevando agua cálida de América del Sur hacia Asia. Para reemplazar esa agua tibia, el agua fría sube desde las profundidades, un proceso llamado afloramiento, explica la NOAA (la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica estadounidense).
Así, la temperatura del agua superficial del Pacífico (en condiciones normales) se mantiene estándar, dentro de la media. En estos casos se habla de una fase “neutral” de El Niño.
Pero cuando las temperaturas son demasiado altas o demasiado bajas (con una anomalía de entre 1 y 3 ºC), se conoce como un evento de El Niño o La Niña, que son dos patrones climáticos opuestos que rompen estas condiciones normales.
El Niño es el calentamiento de la superficie de las aguas del Pacífico tropical central y oriental, mientras que La Niña es el enfriamiento. Ambos tienen impactos globales en el clima, desde lluvias fuera de lo normal, inundaciones o sequías prolongadas. Todavía no está al cien por cien claro hasta qué punto modifican los patrones del clima en la Tierra.
Estos eventos suelen durar de nueve a 12 meses, pero a veces pueden durar años. Actualmente, vivimos por primera vez en este siglo, un fenómeno de La Niña por tercer año consecutivo, lo cual quiere decir que la temperatura del Pacífico ecuatorial es más baja que el promedio en al menos 1 ºC.
Generalmente, el calentamiento de El Niño se asocia con condiciones más húmedas de lo normal en el sur de los Estados Unidos y condiciones más cálidas y secas en el norte y Canadá durante el invierno, puesto que la corriente en chorro se desplaza hacia el sur.
También se asocia con más inundaciones en zonas del oeste de Sudamérica y con sequías más severas en Indonesia y Australia, al otro lado de la cuenca del Pacífico.
Por el contrario, La Niña causaría un desplazamiento de la corriente en chorro hacia el norte en invierno, confinando las fuertes lluvias e inundaciones en el noroeste del Pacífico y Canadá, mientras que causa sequías y temperaturas más altas de lo habitual en el sur de Estados Unidos. La Niña también puede conducir a una temporada de huracanes más severa, según la NOAA.
Los científicos sospechan que también podría causar temperaturas por encima del promedio en invierno en el noreste de Asia y gran parte de Europa.
En cuanto a las temperaturas, La Niña podría crear condiciones inusualmente secas a lo largo del ecuador, hacia la parte más al sur de Sudamérica y en las partes del noroeste del sur de Asia y el Medio Oriente.