Una primavera y verano muy secos están causando estragos en la comunidad autónoma tradicionalmente más lluviosa de España. Los ríos de Galicia agonizan con caudales que se han reducido a mínimos, quedando secos en algunos tramos. Preocupa especialmente el Miño, que puede incluso cruzarse andando en partes de la ciudad de Lugo por la extrema sequía.
La imagen cada vez es más alarmante en Galicia. Sin lluvias a la vista y con la previsión de que las temperaturas sigan alcanzando valores cercanos a los 35 ºC en Lugo, algunos ríos como el Miño están más secos que nunca.
Las piedras del lecho del río son visibles. Los piragüistas se ven incapaces de remar en el Miño y tampoco los bañistas recurren ya a él para refrescarse, ante la escasez de agua, que no cubre ni 50 centímetros en algunas zonas.
Los embalses de Galicia se encuentran en conjunto al 52 por ciento de su capacidad total, casi veinte puntos por debajo de lo habitual (media de la última década). Si las cosas no mejoran, la sequía en la comunidad podría ser incluso peor que la del verano pasado.