El verano está siendo uno de los peores del siglo en España. El fuego y el calor han causado varios muertos en cuestión de una semana, y la preocupación es cada vez mayor. ¿Cuáles son las causas del aumento de incendios forestales?
Cientos de personas han sido desalojadas de sus casas en los últimos días y unas 25.000 hectáreas han sido arrasadas por el fuego en España.
Los fuegos de Castilla y León, Cataluña, Galicia y Extremadura se están viendo agravados por la ola de calor y el intenso viento que golpea las áreas rurales, y varios alcanzan ya el nivel dos de peligrosidad.
En Andalucía, los incendios declarados en la sierra de Mijas que han afectado a los municipios malagueños de Alhaurín el Grande y Alhaurín de la Torre se encuentran estabilizados por ahora, pero se pide prudencia y precaución ante la fuerte subida de las temperaturas prevista a partir del miércoles.
En el verano de 2021 ardieron 87.000 hectáreas. Este año, en lo que va de estación, se han calcinado ya cerca de 100.000. El dato es preocupante, y de continuar así podría incluso rivalizar con el dato de 2012, cuando se quemaron 216.000 hectáreas.
Los incendios siempre han existido. Precisan de oxígeno, combustible y algo que los origine: un rayo o las actividades humanas, a veces accidentales y otras intencionadas. Pero, aunque siempre han estado ahí, los datos demuestran que los incendios forestales son cada vez más grandes y más impredecibles.
Este año, las lluvias han sido escasas desde abril, cuando tuvimos los últimos chaparrones considerables. Después, los cielos cortaron el grifo y España se fue secando, de manera que tenemos ahora unos montes que amarillean, y unos embalses preocupantemente vacíos.
Por si fuera poco, la primera ola de calor llegó muy temprano, antes incluso del inicio del verano. Fue una de las más precoces de nuestra historia, y para colmo bastante duradera.
A mediados de julio, la segunda ola de calor ha traído temperaturas extraordinarias muchos días seguidos. En observatorios como el de Córdoba Aeropuerto, ha hecho 42 ºC durante ocho jornadas consecutivas, y se han superado también los 40 en Extremadura durante una semana entera, tocando techo con 45,5 ºC en Olivenza, Badajoz, el día 13.
Con combustible seco, calor extremo, baja humedad ambiental y rachas lo suficientemente fuertes de viento, los incendios se propagan en direcciones y a velocidades impredecibles.
Es lo que se conoce como la “regla del 30”, que resume las condiciones meteorológicas favorables para la expansión de incendios: temperaturas de más de 30 ºC, ráfagas de viento de más de 30 kilómetros por hora, y humedad relativa por debajo del 30 por ciento.
Otro motivo que está haciendo que los incendios crezcan en magnitud y duración a medida que el cambio climático es cada vez más evidente, es que las personas viven menos en pueblos en la actualidad. Se hace menos uso de los recursos naturales y el monte se descuida, hay menos pastoreo, sin herbívoros que ayudan a controlar la vegetación (las “malas hierbas”). Como resultado, se acumula más biomasa combustible.