La sequía en el norte de Italia se ha convertido en el centro de la preocupación. El país ha declarado el estado de emergencia, y las lluvias no parecen tener intención de regresar. El valle del Po es ahora un terreno agrietado, y las aguas de los ríos Arno y Tíber son prácticamente imperceptibles a su paso por ciudades como Roma.
El Gobierno italiano ha aprobado este lunes por la tarde la declaración del estado de emergencia por la sequía en las regiones y provincias autónomas de las cuencas del río Po y de los Alpes Orientales: Emilia-Romaña, Friuli Venecia-Julia, Lombardía, Piamonte y Véneto, vigente hasta el 31 de diciembre.
La medida pretende "abordar la situación actual con medios y poderes extraordinarios, con intervenciones de socorro y asistencia a la población afectada y restablecer la funcionalidad de los servicios públicos y estratégicos y de las infraestructuras de red estratégicas", ha informado el Gobierno italiano en un comunicado recogido por la prensa transalpina.
En concreto, prevé destinar 36,5 millones de euros al Fondo para Emergencias Nacionales que se desgajan en 10,9 millones para la región de Emilia Romaña, 4,2 millones para la región de Friuli-Venezia Julia, 9 millones para la región de Lombardía, 7,6 millones para la región del Piamonte y 4,8 millones para la región del Véneto.
"Necesitamos soluciones inmediatas y garantizar agua potable a todos los ciudadanos, sin olvidar el sector agrícola. Tenemos el deber de salvaguardar los cultivos, las empresas, los sacrificios de una vida de muchos agricultores italianos", ha explicado la ministra de Asuntos Regionales y Autonomías, Mariastella Gelmini, según recoge la agencia de noticias italiana AGI.
Gelmini ha recordado que "la escasez de agua de las últimas semanas no ha hecho más que agudizar una situación ya bastante crítica en nuestro país: desde hace décadas no se construyen nuevos embalses y presas, nos enfrentamos a infraestructuras obsoletas y conducciones con fugas".
La ciudad italiana de Boretto parece ahora un desierto. El río Po fluye desde los Alpes en el noroeste de Italia hasta el Adriático, en la costa este. La nieve que cae en invierno en las montañas rellena los lagos cuando llega el deshielo en primavera y verano, y estos alimentan el cauce del río.
Pero, desde el pasado otoño, la cantidad de nieve ha disminuido un 70 por ciento, lo cual se está sufriendo en las vastas tierras agrícolas que dependen del río Po. La sequía también está afectando a la producción de energía hidroeléctrica.
Por si fuera poco, las temperaturas están siendo extremadamente altas en el norte de Italia, y la masa de aire tórrido que está disparando el termómetro en España llegará en los próximos días a la región de los Alpes para empeorar la situación. Se espera que se alcancen los 38 ºC en las regiones donde se ha declarado la emergencia por sequía.