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Si vives en una ciudad, probablemente lo hayas pasado especialmente mal durante la ola de calor. La temperatura en el centro de Madrid, Sevilla o Zaragoza ha sido en algunos casos unos 5 grados más alta que en áreas rurales circundantes, por un fenómeno que conocemos como “isla de calor urbana”. ¿Por qué se produce este calentamiento?
Se denomina “isla de calor urbana” al área urbana significativamente más cálida que su entorno rural circundante, como consecuencia de las construcciones y actividades humanas, explican desde la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
Los edificios de las ciudades “alteran la escorrentía y disminuyen la humedad del subsuelo”, señala, y los materiales de construcción (como el asfalto y el hormigón) retienen el calor bastante mejor que la vegetación de las zonas rurales. Esto hace que, al caer la noche, en las ciudades haya menos humedad y el suelo no logre enfriarse en las cortas noches de verano, algo que sucede en mayor grado en un pueblo, donde las plantas retienen humedad y no se calientan tanto a lo largo del día.
Otro factor que influye es la modificación del albedo superficial, que es el porcentaje de radiación que una superficie refleja. Las superficies que mejor reflejan la luz solar son las claritas, por lo que se están llevando a cabo proyectos alrededor del mundo para pintar de blanco los edificios de algunas ciudades, lo cual puede reducir en hasta un 50 por ciento el calor que absorben, y producir un ahorro energético.
También se está apostando por la vegetalización de edificios, que consiste en crear espacios verdes en los tejados o fabricar bosques verticales en los costados de edificios, de manera que se reduzcan algunos grados sin gasto energético.
Por supuesto, contribuyen al calentamiento en las ciudades los cambios en la composición atmosférica por emisiones de gases y partículas, por el tráfico y la actividad industrial, así como otras fuentes de calor como los sistemas de climatización.
La diferencia de temperatura entre el centro de la ciudad y las zonas rurales del entorno puede superar los 10 ºC, sobre todo por las noches. Esto tiene impactos en la salud de las personas, en la calidad del aire que respiramos en las ciudades y del agua que bebemos, así como la cantidad de energía que utilizamos para enfriar los ambientes.