El calorazo que hace este verano no es nada comparado con el del año pasado. A estas alturas ya habíamos tenido la primera ola de calor, y fue intensa. De hecho fue en ese episodio, a finales de junio, cuando se registraron las temperaturas más elevadas del 2019: hizo 43ºC o más en tres estaciones meteorológicas. En general, el año fue casi 1ºC más cálido de lo normal.
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha hecho balance del 2019 y ha confirmado nuestras sospechas. Sí, fue tremendamente caluroso, con 0,8ºC más de lo normal (periodo de referencia 1981-2010), situándose como el sexto con la temperatura más elevada desde que se tienen registros (1965).
Con el paso de los años, queda clara una tendencia: “De los diez años más cálidos desde el comienzo de la serie, ocho corresponden a años del siglo XXI y seis de ellos pertenecen a la década 2011-2020”, enuncia el informe de la Aemet.
En el conjunto de España, el 2019 fue ‘muy cálido’, pero en zonas del centro y del este de la Península la Aemet lo califica incluso de extremadamente cálido. Esto se debe entre otras cosas a que las máximas fueron muy elevadas, con una anomalía promedio de 1,2º C por encima del valor normal. Lo que esto quiere decir es que, por el día, en las horas de más calor, a lo largo del año hizo bastante más grados de los que correspondía.
Esto causó que, a la sequía meteorológica (déficit de lluvias) que se apoderó de España en el verano, se sumase una evaporación del suelo significativa. Hubo cortes de agua en algunas localidades y los incendios fueron un problema que se prolongó hasta el otoño.
Sin embargo, en conjunto el 2019 tan solo se quedó un 3% por debajo de la precipitación normal, con unos 628 litros/m2 a lo largo del año. Las lluvias llegaron en noviembre y diciembre, y en parte en abril, si echamos la vista atrás un poco más. Pero en general las tres primeras estaciones del año fueron secas, incluso febrero se confirmó como el más seco del siglo XXI. La situación parecía insalvable hasta noviembre incluso con las constantes gotas frías que golpearon el Mediterráneo, que devastaron Alicante y Murcia, especialmente el Mar Menor.
Al empezar el 2020 la cosa parecía encaminada hacia un año más generoso en precipitaciones, a excepción de febrero, que de nuevo dio un portazo a las nubes. Pero a partir de mediados de junio parece que los embalses se están manteniendo o perdiendo agua. Nos salva por ahora la humedad constante en el norte, como el año pasado, y en principio las previsiones para el verano parecen inciertas. En un primero momento se dijo que sería seco, y ahora no está tan claro.