Fundado en el siglo VI, el colegio de Nuestra Señora de los Infantes de Toledo es el más antiguo de España. Este es un centro concertado, que además, es uno de los más prestigiosos de la ciudad. Fue fundado entre los años 522 y 531. El centro tiene su origen en la antigua Escuela Catedralicia de Toledo, y ésta es la evidencia más antigua de una escuela establecida de esta manera en la España visigoda en el II Concilio de Toledo en el año 527. Por tanto, también es el centro más longevo del país.

En el año 2019, la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos convocó un concurso para averiguar cuál es el centro educativo más longevo del país. A este concurso se presentaron 21 colegios, y debían aportar documentación que pudiera probar el año de su constitución.

El colegio de Nuestra Señora de los Infantes de Toledo, pudo demostrar que su fundación se remonta entre los años 522 y 531. Comenzó siendo una escuela catedralicia de la que fue la capital del reino visigodo. Así, recibió el premio al colegio más antiguo de España.

Este centro tiene una historia de casi 1.500 años, un dato que el equipo directivo del propio colegio descubrió en el año 2007. Se disponían a celebrar su 450 aniversario, debido a que situaban el origen del colegio en el siglo XVI, pero el sacerdote e historiador Ramón Gonzálvez, que también fue el archivero de la catedral de Toledo durante varias décadas, fue quien descubrió los orígenes del colegio, ya que, el centro es la continuación de la escuela catedralicia que había en Toledo.

Este sacerdote publicó un libro donde se detalla el origen de la escuela catedralicia y su transformación, con el paso del tiempo, en lo que es ahora el comúnmente llamado colegio Infantes. El colegio en su origen, se situaba en el casco antiguo de Toledo, muy próximo a la catedral, en un edificio que ahora acoge el Museo de Tapices, Textiles y Arte Sacro de la ciudad.

Este colegio tiene su origen en la escuela catedralicia de Toledo, que como hemos dicho anteriormente, fue fundada durante el período visigodo. Estas escuelas estaban destinadas a formar a los clérigos y a los niños que servían en la liturgia catedralicia. A esta escuela catedralicia acudían unos 40 niños de edades comprendidas entre los 8 y 10 años, hasta que “les cambiaba la voz”. Estos eran los “seises”, niños cantores que ensayaban de lunes a viernes cuando acaban las clases, y los sábados cantan la sabatina de la catedral de Toledo y los domingos, también cantan la misa de la una. Pero además, tenían la función de asistir al sacerdote en el altar del templo primado durante la misa.

Estos niños no solo recibían instrucción religiosa, sino que también se les proporcionaba una educación en música, gramática y latín. Estos eran elementos esenciales para poder entonar los cantos litúrgicos y las ceremonias religiosas que se celebraban en la época.

La escuela sobrevivió a la invasión musulmana y mantuvo su actividad educativa durante la Reconquista, adaptándose perfectamente a los cambios tanto políticos como culturales de cada época.

En el año 1552, el colegio fue formalizado como institución educativa por el Cardenal Juan Martínez Silíceo, quien fuera arzobispo de Toledo. Con esta fundación, el Cardenal quiso garantizar la educación integral de los seises. Estos niños, además de tener su formación musical, también comenzaron a recibir una enseñanza académica más estructurada.

Fue el mismo Cardenal quien redactó, en el año 1557, las constituciones del colegio, en las cuales se establecían normas que regían su funcionamiento y también cómo iba a ser su vida escolar. Este documentó reforzó la importancia de la educación académica y musical que proporcionaban, además, también aseguraba la continuidad de la tradición catedralicia.

Aunque el colegio fue trasladado durante los años 80 a la zona nueva de Toledo, donde ahora mismo acoge a más de 1.500 alumnos y alumnas desde primaria hasta Bachillerato, sigue manteniendo una tradición secular que vincula a este centro más moderno con la escuela medieval de la que surgió: los “seises”.

Este colegio ha mantenido a lo largo de los años una fuerte tradición musical, de hecho, sigue siendo uno de los elementos distintivos. Los alumnos del centro continúan participando en los actos litúrgicos de la Catedral de Toledo sobre todo en aquellas celebraciones que son más importantes como la Semana Santa o el Corpus Christi.

En los archivos de la catedral hay referencias a este coro que estudiaban en las escuelas catedralicias, durante el siglo XII eran tan solo cuatro, pero en el siglo XV se fijó su número en seis, de dónde procede esta denominación.