Cuando se acerca cada período vacacional, se reabre el debate sobre si los niños deberían hacer o no deberes en casa. Ahora nos encontramos en fechas navideñas, donde las vacaciones de los estudiantes duran unas dos semanas y en las que, además, reciben regalos que quieren disfrutar.
Lo que sucede es que muchos padres y profesores consideran que las vacaciones navideñas son un periodo vacacional donde los niños no hacen nada. En consecuencia a esto puede provocar que, a la vuelta tras la Navidad, no puedan seguir el hilo de lo que se imparte en clase.
Hay que tener en cuenta que para poder rendir en clase, los niños también necesitan una desconexión y un descanso. Al igual que sucede con el trabajo en los adultos, los más pequeños también necesitan cuidar sus tiempos de ocio y descanso. En periodo lectivo, muchos niños tienen una agenda agotadora, desde que comienzan en el colegio hasta por la tarde que continúan con actividades extraescolares. Por lo que, tener un tiempo para parar y simplemente, jugar y estar relajados es esencial para ellos.
Existen partidarios que defienden que si cumplen estos días con los deberes, no van a perder ese hábito que se ha adquirido durante el curso. Quienes defienden esto, argumentan que el foco de muchos niños durante estos periodos vacacionales suelen ser las pantallas, y que hacer los deberes sería la forma de evitar esto que que conectaran con su responsabilidad.
Pero, la realidad es que, en esta época suelen haber muchas actividades y planes, desde reencuentros familiares o con amigos, espectáculos y actividades navideñas, comidas o cenas más especiales. Si se ve con el calendario delante, puede que no haya tanto tiempo disponible para la realización de los deberes, ni tampoco para que se pierda el tiempo delante de pantallas.
Otros expertos argumentan que puede ser contraproducente para los niños que no exista una desconexión de sus tareas habituales durante este periodo vacacional, ya que no es solo el descanso físico el que necesitan los niños, es crucial el descanso mental, y al obligarlos a realizar deberes durante este período, que además, está cargado de actividades familiares, puede generar estrés.
Esto no quiere decir que, en caso de que el niño lo necesite, no se puedan hacer tareas escolares. Si como padres, se detecta algún tipo de carencia que se pueda reforzar durante las vacaciones, se puede hacer sin problema. En muchos casos, es el niño el que pide que se repase o trabaje lo aprendido en el colegio, pero esto no es algo imprescindible.
Lo primero que hay que establecer es las prioridades de cada familia, y pensar en qué se quiere emplear este tiempo de Navidad. Estas fechas están cargadas de significado, de valores y también de regalos. En muchas ocasiones, en las que hay un breve período de vacaciones en el que coinciden padres e hijos, quizás, el mejor regalo que se puede hacer es el tiempo. Jugar con ellos, sin tener prisas y aprovechando el tiempo empleado con ellos puede hacer que los niños se sientan queridos y apoyados, además, de que descansan y disfrutan de sus padres.
Cuando se han adquirido buenos hábitos, y estos se pueden seguir reforzando sin que parezca una tarea, es recomendable hacerlo. Un ejemplo ideal sería la rutina de lectura. Al ser una rutina, debe hacerse diariamente, pero también hay que ser flexibles teniendo en cuenta las actividades o eventos que puedan surgir. Además, esta tarea se debería enfocar como algo divertido, no como una obligación. Cuando los niños son pequeños, y se cansan, se aburren o les cuesta mantener la atención, lo ideal es la lectura compartida.
Como hemos mencionado, esta época suele estar llena de actividades lúdicas, pueden ser talleres, obras de teatro o alguna excursión en la naturaleza. Una opción recomendada es que dichas actividades puedan servir también como una experiencia de aprendizaje para los niños. Estos eventos pueden ser muy divertidos para los más pequeños, pero a la vez, van a ser una fuente de aprendizajes y experiencias cargadas de emoción y felicidad con las que puedan afianzar lo aprendido.
En el caso de que el niño pueda presentar alguna dificultad en el aprendizaje, lo primero y esencial es que el tutor recomiende o no, si es necesario realizar alguna tarea de refuerzo durante las vacaciones. Siempre, hay que tener en cuenta, que estos periodos vacacionales son para descansar y desconectar lo máximo posible, por lo que, habría que decidir en qué horario sería adecuado hacer estas tareas, siempre respetando los días festivos y priorizando si hay alguna actividad. Lo más aconsejable es hacer dichas tareas distribuidas en periodos cortos y en varios días para que el niño no lo vea tanto como un deber.
Y por último, en caso de que sean niños mayores o, incluso adolescentes, y el trimestre no ha ido como debería ya que hay algún suspenso o se ha llamado la atención sobre el rendimiento o la actitud del alumno desde el colegio, es momento de analizar las causas de estos resultados. También, hacerles ver dónde están y en dónde les gustaría estar en el futuro, haciéndoles ver qué es necesario para conseguirlo. En estos casos, será esencial ayudarles a planificar el tiempo de estudio, siempre de forma razonable y teniendo en cuenta los momentos de ocio y familia, y también distribuyendo estos tiempos de manera ordenada para no dejar todo para el final.