Los errores que cometemos con los adolescentes en Navidad: "La clave está en negociar con ellos"

  • Respetar su espacio y autonomía, el tiempo para el descanso y estar con amigos son algunas de claves para evitar posibles conflictos

  • El uso de las pantallas debería ser negociado, y tal y como aconsejan los expertos, no es recomendable regalar móviles por Navidad

  • Buscar actividades para hacer en familia y no obligaciones y compromisos genera vínculos saludables

Las vacaciones de Navidad en casa con niños y adolescentes pueden hacerse interminables o cortas según cómo seamos capaces de gestionarlas. La adolescencia es un momento de cambios, tanto físicos como psicológicos, donde afloran conflictos con uno mismo y con el entorno, sobre todo con los padres y hermanos si los hay. Es normal, por lo tanto, que en épocas donde no hay que ir al instituto y dejan de estar presentes algunas de las principales responsabilidades del día a día se generen más dudas acerca de cómo enfocar el tiempo libre.

Muchos expertos coinciden en que, más allá de los prejuicios que podamos tener, la Navidad puede ser una buena oportunidad para conectar con los adolescentes, aunque eso no implique que no se puedan generar tensiones. “Para aprovechar este tiempo, yo trataría de encontrar un equilibrio entre respetar su necesidad de independencia y fomentar momentos en familia. Se podría, por ejemplo, planificar juntos las actividades navideñas, como decorar la casa, preparar comidas especiales o incluso elegir las películas o juegos en familia, involucrándolos para que se sientan parte activa”. Quien habla es Diana Al Azem, profesora, escritora y fundadora de la plataforma Adolescencia Positiva y autora del libro ‘¡Quiero entenderte! Claves para comprender y manejar (de forma positiva) el nuevo paradigma de la adolescencia’ (Plataforma Editorial). 

Diana explica a la web de Informativos Telecinco algunas de las claves para mejorar la relación con los adolescentes en casa durante las fiestas. Una de las principales, como dice, es respetar su espacio personal y permitirles descansar, socializar con amigos o disfrutar de sus hobbies, ya que para ellos las vacaciones también son un respiro de las responsabilidades escolares. “La clave está en escucharles, negociar y disfrutar juntos sin imponer, creando recuerdos positivos sin olvidar su necesidad de autonomía”. Esto puede chocar en ocasiones con la voluntad de los padres y de los compromisos y tradiciones familiares que suelen haber durante estos días. Muchos adolescentes suelen ver estas actividades como una obligación o algo aburrido a lo que no quieren ir. 

El uso de las pantallas en vacaciones

También pueden aparecer conflictos con el uso del tiempo y de las pantallas. “Los jóvenes tienden a desajustar sus horarios: dormir hasta tarde, pasar más horas frente a las pantallas o querer desconectar de responsabilidades, y esto choca con las expectativas de los padres sobre colaborar en tareas del hogar o participar activamente en las celebraciones”. ¿Qué podemos hacer en estos casos? La falta de rutinas claras puede llevar a un uso excesivo de pantallas, por lo tanto, parece imprescindible fomentar un equilibrio entre el ocio digital y otras actividades. No es fácil, según la OCDE y su informe, Estudiantes, dispositivos digitales y éxito, elaborado a partir de los datos de PISA 2022 alerta que más del 40% de adolescentes siente ansiedad sin una pantalla cerca.

Los jóvenes tienden a desajustar sus horarios: dormir hasta tarde, pasar más horas frente a las pantallas o querer desconectar de responsabilidades, y esto choca con las expectativas de los padres

“Para un buen uso de las pantallas en Navidad, lo ideal es establecer acuerdos previos en familia sobre el tiempo y los momentos en los que se usarán dispositivos, sin imponer normas estrictas pero asegurando que haya un balance saludable. Por ejemplo, pactar tiempos diarios para videojuegos, redes sociales o series, y mantener ciertos espacios libres de tecnología, como las comidas o las reuniones familiares”, expresa la divulgadora y profesora Diana Al Azem. También es útil promover actividades alternativas que sean atractivas para los adolescentes, como hacer deporte, manualidades, cocinar recetas navideñas, salir a dar un paseo o participar en actividades solidarias, lo que les ayudará a desconectar de los dispositivos de una forma natural. 

Regalar un teléfono móvil por Navidad: ¿sí o no?

Si intentamos frenar su uso, ¿sería razonable regalar un teléfono móvil por Navidad? Desde plataformas como ‘Adolescencia libre de móviles’, que agrupa a padres y madres de todo el estado para fomentar un buen uso de las tecnologías fuera y dentro de las escuelas, se recomiendan cero pantallas para los niños hasta los 6 años y que usen móviles analógicos hasta los 16, por lo tanto, para la mayoría de expertos no es razonable regalar móviles por Navidad. 

Refuerzan esta postura, psiquiatras de prestigio como Marian Rojas Estapé que se ha mostrado muy contundente sobre el uso de redes sociales en la adolescencia. “La adolescencia es una etapa de maduración muy importante. Por eso es vital que en estos años tan cruciales ayudemos a nuestros hijos, sobrinos, alumnos... a cuidarse y a regular ciertas conductas que pueden ser especialmente dañinas. Muchos adolescentes viven enganchados a las pantallas y esto tiene serias consecuencias en su desarrollo cognitivo y emocional. Durante este período hay que luchar por fomentar la comunicación y las buenas relaciones con compañeros, amigos, familia... y las pantallas frenan y bloquean estas relaciones”, expresaba en una de sus intervenciones.

Le apoya en este sentido la profesora Diana Al Azem, quien explica a la web de Informativos Telecinco que no hay que regalar móviles por Navidad. “El móvil debe ser considerado como una herramienta de uso práctico, como lo puede ser un libro escolar, un abrigo o un lapicero, no se regala. Se adquiere porque hay una necesidad lógica de uso. Ya conocemos los problemas de adicción que está generando el teléfono móvil en los más jóvenes. Así que lo primero es tener en cuenta su edad madurativa antes de comprarlo, y lo segundo es no regalarlo, sino prestarlo”. En este sentido, ella propone que cuando prestas algo a otra persona lo haces con unas condiciones, que al no cumplirse, puede, entonces, retirarle ese préstamo. “No obstante, lo más importante no es regalar o prestar un móvil, sino enseñarles a gestionarlo de forma consciente, equilibrada y segura”, añade.

Consumismo en Navidad: ¿cómo gestionamos las compras?

El consumismo es otro de los problemas que acechan a los padres en estos días. Frenar el aluvión de anuncios de publicidad a través de las redes y de la televisión no es sencillo. Por lo tanto, parece que la solución pasa por fomentar el pensamiento crítico sobre las cosas que realmente necesitan. También dando ejemplo, si queremos que nuestros hijos lean, lo más recomendable es que vean que nosotros leemos en casa, lo mismo con los regalos y las compras, regalar con moderación, priorizando calidad y significado sobre cantidad. 

“En mi caso, trato de promover actividades no relacionadas con el consumo, como reuniones con amigos, tardes de cine, excursiones, manualidades o voluntariados, esto ayuda a mis hijos a trasladar el enfoque hacia experiencias compartidas. 

Además, a lo largo del año, educar en el valor del dinero también es importante: limitar la exposición a mensajes consumistas y participar en iniciativas solidarias les enseña a valorar más lo que tienen y a desarrollar una actitud más consciente y empática en estas fechas”, explica Diana Al Azem.

Los principales errores que cometemos en Navidad con los adolescentes

En Navidad, los errores más comunes que se cometen con los adolescentes suelen estar relacionados con no considerar sus necesidades y emociones propias de esta etapa. Según la experta hay algunas muy claras y vistosas como obligar a participar en actividades familiares sin escuchar de dónde viene el rechazo y buscar un equilibrio o ser más flexibles con ellos. Obligarles a participar en eventos o reuniones sin consultarles puede hacer que se sientan excluidos de las decisiones y menos motivados a colaborar.

Las reuniones familiares suelen ser un escenario en el que los adolescentes se sienten observados o juzgados, ya sea por comentarios sobre su apariencia, sus estudios o su comportamiento

Ya lo hemos mencionado anteriormente, pero en esta etapa necesitan tiempo para sí mismos y de descanso. Si pretendemos que estén pegados a la familia puede generar conflictos. Criticar o comparar es también otro de los errores que se cometen con los adolescentes. “Las reuniones familiares suelen ser un escenario en el que los adolescentes se sienten observados o juzgados, ya sea por comentarios sobre su apariencia, sus estudios o su comportamiento. Esto puede hacer que se aíslen o eviten estas situaciones”.

Y, por último, exigir perfección en su comportamiento. Las expectativas irreales sobre su actitud durante las fiestas, como que sean siempre cariñosos o participativos, pueden generar tensiones si no cumplen con lo esperado. “La clave para evitar estos errores está en escucharles, negociar y respetar su espacio, fomentando su participación de manera voluntaria y reconociendo que la adolescencia (que no dura para siempre) es una etapa en la que el equilibrio entre independencia y conexión familiar es esencial”. 

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