Para muchos, alejarse del bullicio de la ciudad para mudarse a un entorno más rural y tranquilo suena idílico. Sin embargo, a la hora de proporcionar una buena educación a los hijos surgen dudas sobre si empezar el curso en una escuela rural es una buena opción o no, y si les brindará las mismas oportunidades que estudiar en una gran urbe.
Las escuelas rurales tienen un lugar especial en los sistemas educativos de muchos países, debido a que desempeñan un papel esencial en la formación de estudiantes que viven en áreas alejadas de los centros urbanos. Éstas, se enfrentan a una serie de desafíos únicos, pero por el contrario, también ofrecen oportunidades valiosas para los estudiantes.
Relación cercana entre maestros y estudiantes
La primera de las ventajas que tiene estudiar en una escuela rural es la cercana relación entre maestros y estudiantes. Esto es debido al tamaño reducido de las clases. Al tener un menor ratio de alumnos, es mucho más sencillo ofrecer una atención más personalizada. Esto hace que puedan conocer mejor las fortalezas y debilidades de sus estudiantes, y así adaptar su enseñanza a las necesidades de cada uno.
Los docentes tienen la posibilidad de adaptar el contenido para fomentar un aprendizaje más profundo y significativo en vez de enfocarse en un currículo rígido y estandarizado. Esta cercanía también permite la creación de relaciones más sólidas y de confianza, lo que puede tener un impacto positivo tanto en la motivación como en el rendimiento del alumnado.
Sentido de la comunidad
Las escuelas rurales suelen estar muy integradas en las comunidades locales. Esto hace que no solo los estudiantes estén muy familiarizados entre sí, sino que también hace que los padres y otros miembros de la comunidad estén más involucrados en las actividades escolares, generando un fuerte sentido de pertenencia. Toda esta conexión hace que se fomenten valores como la cooperación, la solidaridad y el respeto por los demás.
También, una de las características de este tipo de escuelas es que, pueden contribuir a fortalecer la identidad cultural de la comunidad y transmitir conocimientos culturales y locales que de otra manera, podrían perderse.
Mejor convivencia y autonomía del alumno
Por lo general, en una escuela rural, el número de alumnos por clase disminuye mucho, consiguiendo una mayor atención personalizada. Los alumnos apenas tienen problemas de convivencia y disciplina, ya que se conocen todos. Haciendo que haya menos marginación. Entienden la clase como un equipo, logrando un mejor ambiente de amistad y de solidaridad entre ellos.
Al tener esta mayor atención personalizada, hay un menor fracaso escolar, entendido como un porcentaje de aprobados. Por lo que, también hay un menor índice de repetición de curso, ya que, la escuela se adapta mucho mejor a las necesidades del alumno, impulsando y dando apoyo en aquellas áreas que necesite.
Mayor contacto con la naturaleza
Otro aspecto positivo a destacar es el entorno natural en el que están inmersas las escuelas rurales. Esta cercanía ofrece la oportunidad de integrar actividades al aire libre en el proceso educativo, lo cual es muy beneficioso para el desarrollo físico y emocional de los estudiantes, ya que, puede reducir los niveles de estrés y promover el bienestar general de los alumnos.
El acceso directo a la naturaleza hace que se puedan enseñar temas relacionados con la agricultura, el medio ambiente y la sostenibilidad que son especialmente importantes en estas áreas.
Falta de recursos y material didáctico
La falta de recursos es uno de los mayores desafíos que enfrentan las escuelas rurales, tanto en términos de materiales educativos como en infraestructura. Al disponer de un presupuesto reducido, hace que las instalaciones sean deficientes y el material didáctico escaso, o en algunos casos, inexistente.
Esto también hace que exista una falta de personal en los centros, ya que, al situarse en zonas rurales, a los maestros les cuesta llegar haciendo que sean pocos los que elijan trabajar aquí.
Distancias y transporte
En muchas áreas rurales, las escuelas están ubicadas a grandes distancias de los estudiantes, esto es porque se aglutina al alumnado de un área rural en un colegio en uno de los pueblos o pedanías con mayor población. Haciendo que los alumnos tengan que trasladarse hasta el colegio cada día.
Hay que tener en cuenta las inclemencias del tiempo, ya que, si llueve mucho o nieva, pueden hacer que el transporte de estos alumnos se convierta en una tarea difícil, y en algunos casos imposibles.
Poca oferta cultural o actividades extraescolares
Debido a su ubicación, la oferta cultural para estos alumnos es bastante escasa. Los estudiantes tienen menos oportunidades para participar en actividades extracurriculares, deportes o artes. Esto hace que los estudiantes no puedan desarrollar habilidades adicionales o descubran nuevos intereses.
La falta de interacción con otros estudiantes de diferentes escuelas o el que no tengan acceso a eventos culturales o recreativos puede hacer que los jóvenes que vivan en estas zonas rurales se sientan desconectados del mundo exterior, afectando a sus aspiraciones.