Una vez finalizado el curso, parece que hay ciertas cosas que olvidamos y dejamos apartados, como los materiales escolares que dejan de ser de uso habitual para convertirse en algo en lo que ni pensaremos hasta que llegue septiembre y, con él, la vuelta al cole. No obstante, una vez que esto suceda, sabemos que volverán a ser de interés para todos, pues estas fechas suelen acarrear ciertos gastos.
Prepararse para el curso escolar es toda una aventura, para los más pequeños es un momento de reencuentro e ilusión, tienen mucho para compartir con sus compañeros y en muchas ocasiones han pasado tiempo sin verse. Para los adultos de la casa, es un momento de reflexión, por ver cómo pueden aprovechar todo lo que tienen para evitar tener que gastar más de la cuenta.
Hay gastos que son inevitables, pero siempre hay algunos que se pueden posponer o incluso evitar si aprendemos cómo reutilizar el material escolar del curso anterior, así como de un hijo para el siguiente.
Hacer una buena limpieza de todo lo empleado durante el curso para ver qué y cómo podemos salvarlo para poder usarlo de nuevo puede llevar un rato, pero también puede convertirse en una divertida actividad familiar que nos ayuda a pasar un rato juntos. Además, es ideal para ayudarnos a saber qué tenemos y qué necesitamos y también puede ser toda una lección para que todos en casa sean más conscientes de la importancia de los pequeños gestos a la hora de cuidar el medio ambiente.
En estos casos es bueno tener presentes las cuatro R, así como las diferencias entre ellas. Reducir, reutilizar, reciclar y recuperar forman parte de un mismo conjunto, pero no son lo mismo. Reducir es aminorar el uso de algunos recursos, reutilizar es volver a usar algo, dándole la misma función; para reciclar es necesario que el material se someta a un proceso antes de usarlo de nuevo y recuperar, es volver a poner en servicio algo inservible.
No siempre podemos aprovechar los mismos libros de un curso para el siguiente y menos si hay varios cursos entre un hijo y el siguiente, pero hay otros materiales que seguro que los podemos aprovechar. Por ejemplo, conviene revisar los cuadernos, pues en algunos casos, con quitar algunas hojas podrán servir para el nuevo curso o, en caso de quedar pocas en blanco, serán ideales para dibujar o hacer ejercicios durante el verano.
Los estuches también tendrán que ser revisados, sacar punta a lapiceros y pinturas e incluso añadirles un extensor de lápices si lo vemos conveniente. Es un buen momento para revisar bolígrafos y rotuladores, quedándonos con los que pintan bien y desechando aquellos que ya se hayan gastado. Nos ayudará también a saber si es necesario comprar otros elementos, como reglas, sacapuntas o gomas de borrar.
Mochilas y estuches sufren durante el curso, pero no siempre es necesario tirarlos, en ocasiones con lavarlos es más que suficiente y en otras, colocar un parche divertido o que el propio niño escoja puede hacer que se enamore de ellos de nuevo. La imaginación es el límite y los niños tienen de sobra.