A los alumnos y alumnas del Instituto Eusebio da Guarda, de A Coruña, el anuncio de que la Xunta de Galicia prohibiría expresamente, desde el día 8 de enero, el uso de teléfonos móviles en todo el recinto escolar (también durante los períodos no lectivos), no les importó ni lo más mínimo.
En este centro educativo, el uso de los smartphones ya estaba vetado desde septiembre de 2023, cuando el profesorado, a partir de una iniciativa del ANPA, decidió declararle la guerra a todo tipo de dispositivos móviles.
La directora del centro, Isabel Ruso, cuenta a Informativos Telecinco que “la prohibición sólo ha traído consecuencias positivas”, añade que era “una medida que hasta la pedían los padres y madres de los alumnos” y que les ha “sorprendido mucho la reacción”.
“Ahora aprovechan para jugar a lo que ellos llaman juegos antiguos, como el parchís, el ajedrez o las damas”, explica, “y están encantados”, asegura.
El centro, previendo que necesitarían invertir su “nuevo” tiempo libre en otras actividades lúdicas, hizo acopio de diferentes juegos de mesa e instaló un ajedrez gigante en el patio. Además, abrió los laboratorios y el aula de música, a donde pueden ir a dar rienda suelta a sus recién descubiertos hobbies.
Baloncesto, bádminton, ping pong, gimnasio, juegos de estrategia, coro o conversaciones en inglés, completan la oferta de actividades con las que los más de mil alumnos de este centro coruñés ocupan ahora su tiempo de ocio.
Nosotros hemos podido comprobar, de primera mano, el buen recibimiento de la medida por parte del alumnado, al colarnos con nuestros micrófonos de Informativos Telecinco en sus instalaciones.
La mayoría asegura que no les costó dejar de usar el móvil porque no tenían “gran dependencia” del mismo, pero que están encantados de “no tener ni la tentación de echarle un ojo de vez en cuando”, aseguran.
“Es mejor, porque antes ibas al recreo y estaba todo el mundo con el móvil en la cara y ahora hasta jugamos al ajedrez”, nos cuenta uno de los alumnos.
Aunque al principio, como era de imaginar, fue un poco brusco “no poder ni mirar la hora en el móvil”, y “todos nos frustramos un poco”, admiten, “ahora ya muy bien”, prosiguen.
“Los móviles se acabaron aquí, no los echamos de menos”, sentencia un compañero, “yo lo usaba poco pero aun así agradezco el cambio”, asegura.
Escucharlos es pura poesía para los oídos de los padres: “Hemos aprendido a jugar entre nosotros”, “para estar entre amigos es mucho mejor no tenerlo”, “socializamos más” o “hemos reforzado la relación con los compañeros”… son sólo algunos ejemplos de titulares que estos entusiasmados alumnos de A Coruña nos daban al preguntarles por la experiencia.
Su profesora de matemáticas, Beatriz Sixto, lo corrobora: “Lo llevan bien, no se acuerdan durante las clases y en el recreo interaccionan más”, asegura.
“Se estaba yendo un poco lejos ya, veíamos que la cosa se nos estaba yendo de las manos”, añade en lo tocante a la decisión de prohibir los móviles antes de que la Xunta lo hiciera oficialmente.
Ahora, con el apoyo legal que les faltaba, la cosa no ha hecho más que mejorar, y los beneficios, que ya se comprueban en el carácter del alumnado, se verá en junio si también se han reflejado en el rendimiento académico.
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