La okupación se ha convertido en un fenómeno en auge durante los últimos años, relacionado indudablemente con el difícil acceso a la vivienda para miles de familias en España, especialmente tras la situación económica provocada por el coronavirus en nuestro país. Las cifras que maneja el Ministerio de Interior, correspondientes a 2020, hablan de un aumento del 40,9 por ciento en los últimos 4 años. ¿Cómo afecta esta circunstancia a las distintas zonas de nuestra geografía? ¿Cuáles son las zonas con mayor okupación de España?
Según los datos recogidos por el Sistema Estadístico de Criminalidad (SEC) del Ministerio del Interior, el número de okupaciones que llegaron al conocimiento de las Fuerzas de Seguridad en 2015 fue de 10.376, cifra que ascendió a 14.621 en 2019 y que fue en aumento durante 2020. Los últimos datos disponibles, de agosto de 2020, hablan de un aumento del 5 por ciento con respecto al mismo periodo del ejercicio anterior. En total, se registraron 7.450 tan solo en el primer trimestre del pasado año.
Eso sí, existen importantes diferencias en cuanto al número de okupaciones entre las distintas comunidades autónomas. Cataluña y Andalucía son, con diferencia, las zonas más afectadas por este fenómeno. En el caso de la primera, se dieron más de 3.600 denuncias por okupación en el primer trimestre de 2020, 421 más que en todo 2019. Esto supone triplicar los casos de la siguiente comunidad con más okupación, Andalucía. En concreto, la zona más afectada es Barcelona, con 2.644 usurpaciones de vivienda durante el mismo periodo y un porcentaje de viviendas ocupadas por cada 100.000 del 14,2 por ciento.
En el caso de Andalucía, durante los primeros meses de 2020 se registraron casi 1.300 casos, aunque esta cifra supo un ligero descenso con respecto a los datos de 2019. La Comunidad de Madrid, por su parte, presentó 1.400 denuncias por okupación durante el mismo periodo de tiempo. En el lado contrario se encuentran Cantabria, Asturias, Ceuta, la Rioja y Melilla, zonas con menos casos de okupación en España.
Eso sí, estas cifras hablan sobre casos denunciados, por lo que no son reflejo fiel de toda la casuística existente: es posible que existan más casos que no hayan sido denunciados, con lo que los datos reales podrían (aunque no necesariamente) ser mayores. Algunas personas deciden no denunciar ante la lentitud de la justicia, otras optan por empresas especializadas en ‘desocupaciones’ y hay quienes pueden no ser conscientes de que su vivienda ha sido okupada.
Además, hay que aclarar que las estadísticas muestran menos allanamientos de morada que antes y lo que crecen son las okupaciones de casas donde no vive nadie. Es importante distinguir entre ambas figuras, ya que existen dos tipos distintos de delitos que castigan la ocupación ilegal de viviendas. De forma esquemática, un allanamiento de morada tiene lugar en una vivienda habitada de forma habitual, mientras que la usurpación se producirá si en esa vivienda, oficina o cualquier otro tipo de inmueble no vive nadie.
Hay que recordar que no siempre que alguien resida en un inmueble sin permiso se considerará delito: las penas del Código Penal se reservan, en general, para los casos más graves. Así, existe también una vía Civil para solucionar estos casos, una vía jurídica en la que no existen penas de cárcel, pero sí sanciones económicas.
De hecho, existen casos en que los jueces absuelven a las personas que residen en un inmueble sin permiso de su propietario cuando existe el llamado estado de necesidad, es decir, cuando la persona carezca de medios económicos y se enfrente a la posibilidad de vivir en la calle.
Con todo, es importante extremar las medidas de seguridad preventivas si queremos evitar una posible okupación. Lo principal en este sentido es evitar la posible entrada de un extraño en nuestra vivienda, local o cualquier otro tipo de inmueble ya que, una vez dentro, será mucho más complicado solucionar esta circunstancia.
Tal y como recuerdan desde OCU, las ausencias de los propietarios, sobre todo si son prolongadas, "pueden convertirse en la ocasión propicia para que los cacos o los okupas hagan de las suyas”. Sin embargo, existen ciertas pautas que pueden ayudarte a proteger tu hogar o tu segunda residencia. Se trata de medidas disuasorias, elementos mecánicos de seguridad y sistemas electrónicos, que pueden combinarse para que tu inmueble no resulte atractivo.