Lo que la Venecia medieval le puede enseñar al Estados Unidos del siglo XXI

  • Un estudio analiza con datos de Venecia de la Edad Media la relación entre el comercio, la distribución de la riqueza y la evolución de las instituciones

  • Lo ocurrido hace 700 años en la ciudad de los canales guarda muchos paralelismos con la actualidad

El abuelo de Zaccaria Stagnario tuvo un golpe de suerte en su vida. Cuando murió su dueño fue a parar a manos de una monja que no necesitaba para nada un esclavo. Así que el hombre, de origen croata, quedó libre, abrió una tienda y formó una familia. Su nieto, Zaccaria, resultó ser un chaval espabilado que terminó amasando una fortuna con el comercio naval y participando en el poder político de la Venecia del siglo XIII.

La historia de los Stagnario la encontró el español Diego Puga en unos pergaminos antiguos de la biblioteca de Venecia. Durante diez años, en sus huecos libres, este economista junto a su coautor Daniel Trefler, ha ido leyendo y analizando miles de documentos antiguos. “Los datos y la historia son fascinantes. Me cautivaron”, explica Puga cuando se le pregunta qué se le perdió en la Venecia de la Edad Media.

¿Qué encontraron exactamente en su investigación? Que el comercio internacional tuvo un impacto profundo en la distribución de la riqueza de Venecia a lo largo del tiempo y también en el diseño de sus instituciones. Ya en la Edad Media se vivió una versión de la globalización y siete siglos de historia permiten analizar qué pasó. Como suele ocurrir, la historia se repite.

“Hay muchos parecidos con la actualidad, sobre todo si lo comparamos con el Estados Unidos de ahora”, responde Puga. “Venecia es un ejemplo de cómo las instituciones pueden cambiar para mejor y peor. Los recientes eventos en Estados Unidos nos recuerdan a ambas versiones. Además estamos viendo un proceso de innovación con muchos beneficios que se reparten de manera muy desigual y claramente hay intereses grandes en capturar ese reparto”.

Hay economistas como el Nobel Josepth Stiglitz que llevan años argumentando que Estados Unidos ya no es ya la prometida tierra de oportunidades donde cualquiera puede ascender socialmente si trabaja duro. La proyección futura de una persona está ligada a quiénes son sus padres, sus amigos/contactos, al barrio en el que nació, la universidad a la que fue... Las cifras de movilidad social de Estados Unidos sugieren que sería complicado encontrar historias como la de Zaccaria Stagnario en la actualidad.

Venecia vivió un cambio parecido hace más de 700 años. Después de un periodo de crecimiento y un gran dinamismo económico y social gracias al comercio marítimo, un grupo de personas quiso capturar los beneficios, se adueñó de las instituciones y la ciudad entró en declive. “El análisis de la historia nos puede enseñar a pensar de esa manera sobre las instituciones”, continúa Puga. “Las que tenemos no son las mejores, ni las que nos dan mayor bienestar, ni más riqueza. Están ahi porque hay un grupo suficientemente fuerte al que le interesa. En ese sentido hay mucho en común de la historia de Venecia con lo que ocurre hoy en día.”

La historia de Venecia

Regresemos a la vida de Stagnario, el nieto del esclavo croata. En agosto de 1199 firmó un contrato para llevar 300 libras de un tal Giovanni Agadi a Constantinopla. “Le fue bien y a la vuelta se quedó con una cuarta parte de los beneficios”, relata Puga. “Así que en la siguiente expedición comercial ya puso dinero de su bolsillo. Sabemos por contratos del año 1207 que Zaccaria era lo bastante rico para contratar a gente para que viajara por él. Esto, que puede parecer anecdótico, ocurría de manera sistemática”.

Fueron estos nuevos comerciantes los que, según este estudio, utilizaron su nuevo músculo económico para presionar y cambiar las reglas políticas: se puso fin a un sistema hereditario del dux (el máximo dirigente de la ciudad) y en 1172 se estableció un parlamento. Los nuevos hombres de negocios impulsaron también nuevas instituciones, avances en tecnología naval e innovaciones legales que facilitaran el comercio de larga distancia. La más notable fue la colleganza (como el contrato que firmó Stagnario): una especie de sociedad limitada para repartir los riesgos (y los beneficios) de las travesías.

“Esto permitió que incluso pobres marineros pudieran participar en el comercio e incluso en el mundo político”, apuntan los investigadores. Así que gracias a la globalización, la Venecia del siglo XI y XII floreció con un enorme dinamismo y movilidad social.

Los documentos analizados en este estudio permiten trazar esta relación entre el comercio, la distribución de la riqueza y la evolución en el tiempo de las instituciones. Se sabe quiénes eran los que entraban y salían del parlamento. Había bastante rotación y personas como Stagnario llegaron a participar de la política.

Pero todo cambió con el inicio de lo que los historiadores han llamado ‘la Serrata’, o el triunfo de la oligarquía. Entre 1297 y 1323 las familias tradicionalmente ricas, cansadas de ver su poder amenazado, comenzaron a apoderarse de las instituciones, a limitar el acceso al comercio y a la política. “Ampliaron los escaños en el parlamento para dar entrada a quienes por su riqueza podrían haber ejercido una oposición efectiva y a continuación los hicieron hereditarios. ¿Qué ocurrió? En los contratos (colleganzas) empiezan a participar sólo personas con conexiones políticas. Lo sabemos porque conocemos los nombres de los 8.178 parlamentarios que formaron parte del Gran Consejo a lo largo del tiempo. Venecia pasó de ser una sociedad abierta a otra cerrada, con una desigualdad extrema y dominada por un poder político y económico”, resume Puga.

Una vez cerradas las puertas, las principales rutas comerciales se subastan entre las familias más ricas, que tratan de afianzar su poder con alianzas entre ellas. Los Contarini, los Marcello, los Morosini, los Priuli y demás apellidos ilustres se casaron entre ellos. El análisis por primera vez de 6.959 matrimonios entre 1400 y 1599 confirma esta tesis. Las colleganzas empezaron a desparecer y fueron sustituidas por estas uniones entre familias. ¿Por qué? Para controlar el comercio.

“Nadie era suficientemente rico para ser dueño de un barco, así que se repartía entre las familias: una parte era del padre, otra del marido de la hermana...”, explica Puga. Y así es cómo unos pocos terminan capturando las rutas marítimas y comienza a actuar como un cártel: se ponen de acuerdo en comprar barato en origen para luego vender caro en Venecia. “Hay correspondencia entre las familias que documenta estas prácticas monopolísticas”.

Todos estos cambios que se iniciaron en la Serrata llevaron directamente a la estratificación social, el sello distintivo de la sociedad veneciana después de 1400. Este triunfo de la oligarquía supuso también cambios en la propia estructura económica de la ciudad, que comenzó a extenderse hacia el interior y a apostar por la industria. "Nunca más Venecia fue una nación tan marítima como lo fue en el siglo XIII. La monopolización condujo al aumento de la desigualdad extrema, y aquellos que eran poderosos antes de 1297 emergieron como los ganadores indiscutibles”.