En tiempos en los que la liquidez escasea, miles de familias se ven en la necesidad de tener que pedir un préstamo para hacer frente a determinados gastos. Es una vía muy habitual y normalizada pero, tal vez por ello, demasiados consumidores se han acostumbrado a aceptar cualquier tipo de condiciones y a no mirar la letra pequeña de sus contratos antes de firmarlos. Para que no te ocurra lo mismo y puedas ahorrar dinero en la medida de lo posible, toma nota de estos consejos para pagar menos intereses por tu préstamo.
Antes de dar ningún paso, lo más importante es informarte: consulta en distintas entidades, negocia en la medida de lo posible y dibuja distintos escenarios posibles para poder tomar una decisión formada. Además, no olvides tener en cuenta posibles comisiones a la hora de valorar cada oferta. Por todo ello, lo mejor es tomarte un tiempo para pedir tu préstamo, lo que implica no dejarlo para el último momento y acabar aceptando la primera oferta que se te presente.
Lógicamente, el elemento clave que tendrás que valorar al pedir un préstamo es el tipo de interés aplicable, teniendo en cuenta que se tratará de un interés compuesto. Cuanto más bajo sea, mucho mejor, aunque deberás tener en cuenta todos los factores posibles para determinar el precio del préstamo. Lo habitual es que sea mejor tramitar tu solicitud a través de una entidad bancaria que analice con detalle tu riesgo y tarde un poco más en tomar una decisión que acudir a una empresa de crédito rápido, donde los intereses y condiciones serán peores para ti. Por ejemplo, existen empresas que ofrecen créditos en 15 minutos con intereses que superan el 20 por ciento: huye de opciones de este tipo porque pueden resultar muy peligrosas para tu economía.
Busca cuál es el interés medio que se cobra en cada momento por el tipo de crédito que vayas a solicitar: te dará una idea de qué es aceptable y qué no lo es. Con todo, acudir a una entidad bancaria "seria” no te librará de condiciones que rocen o se integren en el ámbito de la usura, sobre todo si entramos en el terreno de las tarjetas revolving que ofrecen muchas financieras, a veces en asociación con grandes plataformas comerciales. Ante la duda, consulta a un abogado antes de firmar.
Un detalle que a veces pasamos por alto es comprobar el precio de la cuenta asociada, si es necesario crear una en asociación al cobro del préstamo: si existe un coste, no olvides tenerlo en cuenta a la hora de valorar cuánto te costará tu préstamo. Del mismo modo, la comisión de apertura puede provocar algún que otro susto: suele cobrarse de golpe con la primera mensualidad y debe conocerse qué porcentaje se aplicará (si existe) para valorarlo todo en conjunto.
Además, un factor clave para pagar menos por tu préstamo es no alargar el plazo de devolución de forma excesiva, ya que, cuanto más tiempo tardes en devolver el dinero, más intereses estarás pagando. Lo ideal es que busques una cuota que puedas asumir pero sin pasarte a la hora de estirar la devolución. Piensa que el tipo de interés y el plazo de devolución son los principales factores que tener en cuenta a la hora de determinar el precio del préstamo.
Del mismo modo, amortizar cantidades siempre que puedas te ayudará a ahorrar muchísimos intereses: al reducir el capital pendiente de devolución, los intereses se aplicarán sobre una suma menor. Eso sí, para que el ahorro sea máximo, deberás disminuir también el plazo de devolución proporcionalmente. Valora también el posible coste de estas operaciones si existe comisión de amortización.