Hacer ejercicio, dejar de fumar o perder algunos kilos son algunos de los propósitos de año nuevo más repetidos. Lograrlos ya es otra cosa. Ahorrar es otro de los clásicos que año tras año figura en la mayoría de las listas. De hecho los españoles confían en que el año sea propicio para hacerlo. Pero ¿cómo conseguir que nuestra cuenta de ahorro crezca? El problema es que muchas veces no sabemos ni por dónde empezar. La cuesta de enero, con los recibos de la luz y el gas a la cabeza, complica empezar el año ahorrando, lo que desmotiva a muchos consumidores.
Después llegan los gastos de Semana Santa, las vacaciones de verano, la temida vuelta al cole
y otra vez la Navidad. Si cada año nos proponemos ahorrar y no logramos nuestro objetivo, podemos plantearnos algún reto que nos motive. Así, podremos acumular una cantidad de dinero significativa que
nos permitirá hacer frente a un imprevisto o realizar una compra sin endeudarnos. Hasta tener una casa ecológica puede ayudar a lograrlo.
La ventaja de los retos de ahorro es que “se pueden adaptar al bolsillo de cada consumidor”, explican los expertos del comparador de cuentas de ahorro y depósitos HelpMyCash.com, que han recopilado tres métodos para ahorrar. El reto del céntimo nos permitirá acumular 668 euros en un año sin apenas esfuerzo. Consiste en ahorrar un céntimo el primer día, dos el segundo y así sucesivamente hasta guardar 3,65 euros el último día del año. Para cumplir este propósito podemos aprovechar las vueltas de nuestras compras del día a día.
Con el reto de las 52 semanas podemos amasar 1.378 euros al año. Como el método anterior, es progresivo. La primera semana del año empezamos ahorrando un euro, la segunda, dos y así hasta ahorrar 52 euros la última.
Para los que quieran ver resultados a muy corto plazo, el reto de los 30 días permite ahorrar una cantidad significativa de dinero en tan solo un mes. Eso sí, requiere un esfuerzo mayor. Consiste en ahorrar un euro el primer día, dos el segundo, tres el tercero hasta llegar a 30 el último. Si lo cumplimos, en un mes habremos ahorrado 465 euros. Y podremos repetirlo el mes siguiente. Tras un año, nuestra cuenta de ahorro habrá acumulado 5.580 euros.
La ventaja de estos retos es que se pueden personalizar en función de la capacidad de ahorro
de cada consumidor, por lo que el límite lo ponemos nosotros. Por ejemplo, si con el reto de los 30 días decidimos ahorrar la primera jornada 50 céntimos y así progresivamente, al final de mes habremos ahorrado 233 euros. En el caso del reto del céntimo, si aumentamos progresivamente nuestro ahorro en cinco céntimos al final del año habremos acumulado unos 3.340 euros. Eso sí, en diciembre tendremos que ahorrar 543 euros, una cantidad abultada, por lo que es importante escoger la cifra correcta con la que empezar el año para no fracasar en el intento.
Para cumplir estos retos, podemos comenzar con la clásica hucha de porcelana. Sin embargo, cuando la cantidad sea considerable, deberíamos plantearnos contratar una cuenta de ahorro sin comisiones en la que guardar el dinero por seguridad. Además, podremos incrementar el capital gracias a la rentabilidad del producto, apuntan fuentes de HelpMyCash. Otra opción es fijarnos simplemente una cifra mensual que sea realista. Pero ¿cuánto dinero deberíamos guardar cada mes? La regla 50/30/20 nos resuelve la duda: la mitad de nuestros ingresos deberíamos dedicarlos a sufragar los gastos imprescindibles, como la cesta de la compra, los suministros o el alquiler; el 30% a costear los gastos prescindibles, como las actividades de ocio, y el 20% restante a ahorrar.
Solemos cometer el error de considerar el ahorro como la diferencia entre los ingresos y el consumo mensual. De esta manera, ahorramos a final de mes lo que nos haya quedado y solo si no lo hemos gastado todo. Pero si cambiamos la ecuación y ahorramos a principios de mes, justo después de cobrar, evitaremos gastar ese dinero y lograremos nuestro objetivo más fácilmente. Además, podemos hacerlo sin darnos cuenta programando una transferencia automática desde nuestra cuenta corriente a una de ahorro.
La lógica nos invita a pensar que si ganásemos más, nos resultaría más fácil ahorrar. Pero lo cierto es que la mayoría nos vamos a tener que conformar con gastar menos. Un simple cambio de hábitos puede reducir nuestro consumo en cientos de euros al año. Cambiar de supermercado puede ahorrarnos de media al año 1.063 euros en la cesta de la compra, según un estudio publicado el pasado año por la OCU. Asimismo, desconectar los electrodomésticos y no dejarlos en standby nos permitirá ahorrar unos 40 euros al año, según el IDAE. De hecho, podemos ahorrar hasta 40 céntimos por litro de diésel
y hasta 39 céntimos por litro de gasolina 95 si acudimos a las estaciones de servicio más baratas de España, lo que equivale a un ahorro anual de 240 euros en el primer caso y de 233 euros en el segundo para un consumo de 50 litros de combustible mensual.
Algunos apuestan por aplicar el truco japonés llamado Kakeibo.Tan de moda se ha puesto, que existen aplicaciones para el móvil. ¿En qué consiste? Es un libro de finanzas domésticas. Se basa en un recuento de los gastos y una planificación para el mes siguiente. Con este sistema se logra una vista panorámica de los objetivos de gasto y ahorro, atendiendo a cuatro aspectos: en primer lugar los gastos de supervivencia (alquiler/hipoteca, medicinas, alimentación, luz…); el segundo, es opcional (salir a comer/cenar, comprar ropa nueva…); el tercero, gastos culturales (libros, entradas de cine/teatro, suscripciones a plataformas…);y, por último, extras (regalos de cumpleaños, viajes, reparaciones…).
Después, hay que hacerse cuatro preguntas y escribir las respuestas: ¿cuánto dinero tienes?, ¿cuánto dinero le gustaría ahorrar?, ¿cuánto estás gastando en realidad? y ¿cómo puede mejorar en eso? Ya está. No parece mucho pero un blogger financiero japonés sostiene que la práctica ayuda a las personas a ahorrar hasta un 35 por ciento al mes
Como todos los años, acaba de iniciarse el período de rebajas y muchos de los españoles han reservado una parte de su renta disponible para aprovechar los bajos precios y comprar ropa de vestir, productos tecnológicos y otros bienes duraderos en las tiendas, o bien adquirirlos por internet (procedimiento que cada vez es más habitual en nuestro país).
Y es que, después de un período de larga crisis, el consumo de las familias parece haber vuelto a los niveles previos a la misma. Así lo considera el profesor de Economía de la Universidad CEU San Pablo, Miguel Córdoba Bueno, para el que “según se desprende de la contabilidad nacional trimestral, 2019 es el primer año en el que gasto en consumo final de los hogares ha regresado en términos reales a los niveles previos a la crisis, una vez deflactadas las cifras con el 14% de incremento de precios que ha habido en los últimos doce años”.
¿Eso quiere decir que la crisis se ha terminado por fin? Para Córdoba, “a nivel macroeconómico, sí, es decir, el volumen de gasto nominal de los hogares en el año 2019 ha sido de en torno a los 705.000 millones de euros, cifra que es equivalente en capacidad adquisitiva a los 609.144 millones de euros que se gastaron los hogares españoles en consumo en el año 2007. No obstante, es preciso indicar que la cifra agregada no tiene en cuenta el efecto que ha causado la crisis en términos de desigualdad en el consumo de las familias españolas, habiéndose producido una clara disminución de la capacidad de compra de las clases medias”.
Pero eso quiere decir que durante la crisis el consumo de las familias se deterioró bastante. El profesor Córdoba explica que “en el momento más álgido de la crisis, concretamente en el año 2013, el consumo de las familias españolas disminuyó un 13% en términos reales, y se fue recuperando muy lentamente. De hecho, en el año 2016, todavía estaba casi un 7% por debajo del nivel del año 2007”.
No obstante, en las épocas de rebajas parece que surge una especie de fiebre consumista que incrementa notoriamente el consumo. ¿Existen datos en relación con este efecto? “Desgraciadamente, los datos no están desagregados, ya que la información que recibe el Ministerio es de contabilidad periódica, y las tiendas hacen rebajas cada una cuando quiere, y no digamos las que venden on-line. Pero, si comparamos el consumo del primer y tercer trimestre, que es en los que se producen oficialmente las rebajas con el de los otros dos, el resultado, aunque pueda sorprender, es que no hay más consumo en esos dos trimestres, puesto que su porcentaje de consumo respecto del total anual durante los últimos doce años va desde el 49,77% hasta el 50,68%”, apunta Córdoba.
Para explicar este fenómeno, Córdoba subraya que “la renta disponible de las familias españolas es bastante exigua, y lo que hacen es consumir en unos días muy concretos lo que luego dejan de consumir en las semanas siguientes; por eso en el agregado trimestral apenas se nota. Gastan más en enero y en julio y luego se aprietan el cinturón los otros dos meses del trimestre”.
En este sentido, la venta on-line está afectando bastante. El profesor señala que se ha duplicado en los últimos cuatro años, hasta llegar a los 11.000 millones de euros, “cifra muy respetable para un país como España, donde el uso del comercio electrónico es relativamente reciente”. En cuanto a los precios, “determinar si se producen disminuciones significativas es un tema más complicado, ya que los datos oficiales reflejan la suma de ventas, pero no hay un comparativo con los precios de las semanas anteriores”.
Hay organizaciones de consumidores que hacen muestras para ver si realmente los comerciantes suben los precios antes de las rebajas y luego aplican el descuento para dejarlo donde estaba. Hay algunas informaciones que afirman que solo un 10% de los productos ofrecidos realmente tenían rebajas significativas respecto de los precios anteriores.
“Es preciso tener en cuenta que la renta disponible de los españoles después de la crisis es bastante exigua y normalmente los productos de rebajas son ropa, tecnología, etc.; es decir, cosas que no son de primera necesidad, como la alimentación, la electricidad, el gas, etc. Una vez que se dedica el sueldo a pagar todo esto, no queda mucho para gastarlo en otras cosas. Distinto sería si los salarios en España fuera como los de Europa. En ese caso, sí que se notaría mucho más el efecto de las rebajas”. Por eso los trucos para ahorrar nunca vienen mal.