Tras un año desde que se reguló el trabajo a distancia debido a su proliferación por la pandemia de coronavirus, parece que comienza a surgir la duda de si esta forma de trabajo se impondrá o terminará a los niveles residuales con los que contaba ante de la crisis sanitaria. Este mes de septiembre, con el fin de las vacaciones veraniegas y los altos porcentajes de vacunación frente al covid, parece que la vuelta al trabajo presencial gana enteros.
Y es que la tasa de asalariados que trabajan en su domicilio ha caído a la mitad desde el inicio de la pandemia, aunque todavía ese número triplica el que había antes de marzo de 2020. La vuelta a la oficina es un hecho desde hace meses, ya que con la desescalada posterior al confinamiento estricto (en el verano de 2020) la tasa de asalariados que trabajaban más de la mitad del tiempo desde su casa disminuyó significativamente, pasando del máximo marcado en el 15,28% al 8,92%.
Desde entonces esa tasa ha bajado otro punto más, hasta el 7,89%, porcentaje que aún triplica el 2,48 % de 2019, año en el que teletrabajaron más de la mitad del tiempo una media de 413.700 asalariados, frente a los 1,3 millones que lo hacían en el segundo trimestre de 2021, según la Encuesta de Población Activa (EPA).
No sabemos si las empresas están por la labor de abrazar el teletrabajo más allá de la pandemia pero, desde luego, es una medida popular entre los asalariados. Seis de cada diez trabajadores españoles quieren trabajar de manera híbrida tras la pandemia, invirtiendo al menos el 40% de su jornada en teletrabajo, según un informe de Adecco Group.
El 71% confiesa tener ya un espacio óptimo y una configuración adecuada para trabajar desde casa, según los datos que se desprenden del estudio "Resetting Normal: redefiniendo la nueva era del trabajo". Según los resultados de este estudio, el 60% de los españoles que ha teletrabajado ha tenido total libertad para decidir su horario durante la pandemia, y el 80% de ellos espera poder tener ese control en el futuro.
El 85% de la población trabajadora de España asegura que, con el trabajo híbrido ya instalado, su productividad se mantuvo igual o mejoró. Pero tan solo el 48% de los españoles confía que su empresa permitirá un cierto grado de teletrabajo a largo plazo.
Tal y como aparece en la ley del teletrabajo, esta modalidad de trabajo es voluntaria y reversible para ambas partes, por lo que puede iniciarse o suspenderse tanto a instancia de la empresa como del trabajador. Así lo recuerda, en un consultorio semanal que UGT abre a la ciudadanía, el abogado del servicio de estudios del sindicato Daniel Pueyo.
Con carácter general la empresa puede poner fin al teletrabajo parcial o totalmente sin necesidad de un tiempo mínimo de preaviso, salvo que haya acuerdo individual o colectivo que establezca otra cosa. Para poder seguir en casa, el trabajador tendría que justificar un mayor riesgo para su salud por la exposición a la covid o apelar al derecho de conciliación, específicamente reconocido a los padres de hijos menores de 12 años.
En caso de que se revierta totalmente el teletrabajo, el empleado tendría que devolver el material que la empresa le hubiera facilitado, pero no la compensación económica por los gastos asumidos si la hubiera habido, salvo en el caso de que se hubiera abonado por adelantado.