¿Qué posibilidades hay de que te inventes una nueva criptomoneda, le pongas como logo un meme divertido que has visto en Internet y la moneda termine cotizando a un valor más alto que el Banco de Santander? Pues no muchas, pero el mundo de las criptodivisas no para de sorprendernos. Ahí está su magia, y también su altísimo riesgo financiero.
La historia comenzó en 2013, cuando Billy Markus creó el Dogecoin, una criptomoneda que tomaba como nombre y logo el famoso meme del perro Shiba Inu que mira a la cámara con expresión de sorpresa. Este programador americano y su colega, el australiano Jackson Palmer crearon la moneda como una broma, para contestar a la fiebre de las criptodivisas que surgía en aquel entonces. Es cierto que se trataba de una broma, pero el valor de la moneda se multiplicó por 300 tan solo 15 días después de lanzarla.
Aun así, tan sólo dos años después, Markus vendió todos sus activos de la moneda, lo que le reportaron unos 10.000 dólares y le sirvieron para comprarse un Honda Civic. Una buena cantidad para una moneda que se creó como una broma de internet, pero sin duda una miseria comparado con lo que podría haber ganado hoy si hubiera aguantado unos años más. Dogecoin cotiza hoy más alto que la propia Honda.
Dogecoin tiene una cotización, a día de hoy, de 0,52 dólares y no para de crecer. La caída de bitcoin tras el anuncio de Elon Musk de dejar de trabajar con ella por lo contaminante de su proceso de minería y transacciones, ha hecho que esta criptomoneda, que ya era popular los últimos meses, siga disparada.
Y es que su popularidad se disparó, sobre todo, hace unas semanas, cuando el propio Elon Musk alabó a la moneda en su cuenta de Twitter. “Es la criptomoneda del pueblo”, aseguró Musk en su red social. Y es que es cierto que es una criptodivisa asequible para todo el mundo. Sus 0,52 dólares por moneda distan mucho de los 50.000 dólares que ronda el Bitcoin o los 3.900 del Ethereum.
Su popularidad y su valor se han disparado y algunos avispados han conseguido hacer dinero con esta explosión. Es el caso de Glauber Contessoto es un joven estadounidense de 33 años que en solo un par de meses ha pasado de no tener apenas ingresos a ser millonario, gracias a una arriesgada y exitosa inversión en Dogecoin. El pasado 5 de febrero decidió comprar unos 5 millones de dogecoins, que costaban entonces unos 4 centavos de dólar. Para ello invirtió todos sus ahorros, incluidas algunas acciones que poseía y para lo que añadió un pequeño préstamo bancario. Tan solo 60 días después, en abril, su cartera de dogecoins valía 1,8 millones de dólares.
El Dogecoin es una moneda que cuenta con un gran carisma y popularidad y, aunque su valor ha crecido un 7.800% desde que se creó, su cotización sufre grandes altibajos e invertir en ella conlleva un gran riesgo.
Y, por supuesto, cuando una cosa funciona le surgen imitadores por todas partes. A Dogecoins le han salido ya, al menos, cuatro competidoras que usan su nombre y su logo como reclamo. Todas con el famoso meme del perro Doge. Es el caso de Shiba, que extrae su nombre de la misma raza de perro y se presenta como la "Dogecoin Killer". Shiba está basada en el Ethereum y, al igual que Dogecoin tiene en Elon Musk a su millonario defensor, esta criptomoneda tiene al inversor chino Charles Xue Biqun como uno de sus grandes valedores.
Además de esta han surgido otras como Coshi Inu (COSHI), Akita Inu (AKITA) o Dogelon Mars (ELON), todas con referencias al meme del perro y la última con un nombre que implora los favores del propio Elon Musk. Todas han obtenido un cierto impacto en sus inicios, pero entrañan grandes riesgos.
Pero estas nuevas 'memecoins' están aumentando su popularidad y, tal vez, es el momento de arriesgar con ellas. sus valores actuales lo permiten. Así están a día de hoy: Shiba ($0.00002069), Choshi ($0.000000062), Akita ($0.000012) y Dogelon ($0.0000007532). ¿Te atreves a comprar unos cuantos millones de estas criptodivisas?