El Ibex 35 ha experimentado en los últimos días las caídas más bruscas de toda su historia, llegando a superar el 14 por ciento, el mayor batacazo jamás registrado, y lo peor es que aún no está todo dicho: todo apunta a que la crisis actual, motivada por factores como el coronavirus y la caída brusca del precio del petróleo, seguirá envolviendo la economía mundial en incertidumbre durante semanas.
Ante un escenario así, cabe preguntarse por qué cae la bolsa esta vez y qué efectos tienen estas circunstancias (afortunadamente) excepcionales en la economía. También si existen factores universales por los que se produzcan estos descensos acelerados, y cuáles han coincidido en este caso concreto para que se produzca un rojo tan intenso. ¿Cuáles son los ingredientes de la actual crisis bursátil?
Los analistas hablan de distintos factores para explicar la caída de la bolsa experimentada en las últimas jornadas, y claramente la incidencia del coronavirus (y todas las decisiones que su expansión comporta) se encuentra en el centro del debate.
La que ya se ha convertido en la primera pandemia de esta recién estrenada década ha provocado (y lo sigue haciendo) reacciones de temor que se han traducido en la cancelación en cadena de eventos de todo tipo, cierres de fronteras, implantación de ERTEs en algunas empresas (como ya ha anunciado, por ejemplo, Air Europa), un parón temporal en las instituciones educativas a todos los niveles en las zonas más afectadas, y hasta el cierre a cal y canto de países enteros (como está siendo el caso de Italia).
No es de extrañar, por tanto, que la Bolsa reaccione de esta forma, teniendo en cuenta que el miedo o, como poco, la incertidumbre se ha adueñado de la economía.
Con supuestos así ocurre como con todo escenario inesperado e incontrolable: se desconoce hasta qué punto se expandirá el virus, y también qué decisiones quedan por adoptarse en este sentido, cuántas víctimas habrá, de qué forma responderá el sistema sanitario en cada país, hasta dónde llegará la pandemia, cuántos millones costará esta crisis a las economías de todo el mundo, cuánto durará… y todas estas preguntas sin respuesta alimentan la incertidumbre, uno de los peores ingredientes para la estabilidad económica, también en la bolsa. El resultado ha sido jornadas rojas como no se han vivido desde hace mucho.
La incidencia del coronavirus en este escenario es clara si se atiende a las ventas masivas registradas en plazas como Milán, capital de la confinada Lombardía, donde se han registrado enormes desplomes. En el caso de Wall Street, se ha tenido incluso que suspender su operativa en más de una jornada, marcándose récords negativos.
En general, se diría que la aversión al riesgo se encuentra en un pico muy alto, lo que se refleja en decisiones como el refugio en bonos procedentes de países como Alemania o Estados Unidos. Consecuentemente, son muchos los inversores que han decidido deshacerse de productos de alto riesgo de empresas o de países y reinvertir en otros a priori menos fiables para la comunidad financiera, pero dispuestos a pagar más a cambio. Mientras, las primas de riesgo (ese concepto tan mencionado durante la crisis financiera de 2008) de países como Italia y España aumentan (aunque siguen siendo bajas) en los últimos días.
En este contexto, la labor de instituciones como el Banco Central Europeo (BCE) o la Reserva Federal en Estados Unidos es mantener la liquidez adecuada para evitar un colapso como el de 2008. Precisamente el anuncio de que el Banco Central Europeo (BCE) comprará más deuda e inyectará liquidez ha agravado la situación, al traducirse en que la política monetaria convencional no será suficiente para paliar los efectos de esta crisis.
Con todo, existen otros factores que tener en cuenta. Los analistas hablan especial referencia, en este sentido, a la enorme caída registrada estos días en el precio del petróleo, generada por la guerra de precios entre Arabia Saudí y Rusia. Se ha llegado a registrar el descenso más acusado desde la Guerra del Golfo. Así, en palabras del profesor del IEB Javier Santacruso para EFE, "la situación de los mercados es la unión de tres cosas: el coronavirus, el petróleo, y por otro la incertidumbre en torno a las medidas que los gobiernos y los bancos centrales adopten para mitigar no sólo el coronavirus sino también ahora la crisis petrolera”.
Con este escenario, los analistas hablan de la posibilidad de que esta volatilidad se mantenga durante semanas. Y parece que cada decisión restrictiva en cuanto a la propagación de la pandemia genera un nuevo efecto negativo, al suponer más y más restricciones a la economía.
Sin embargo, la realidad es que los efectos reales del coronavirus en la economía aún tardarán en revelarse y, a pesar de cierta falta de coordinación, sí se están aprobando importantes paquetes de ayudas y medidas extraordinarias para paliar sus efectos económicos. Habrá que esperar para conocer el desenlace de esta nueva crisis sanitaria no solo en términos de salud, sino también económicos. Mientras, es posible que, a medida que las cifras de contagios aumenten, lo haga también la incertidumbre y, con ella, los efectos negativos de la pandemia sobre el marco económico.