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El concepto de país emergente juega un rol muy importante en la economía mundial. Se trata de economías en desarrollo, en las que, entre otras muchas cosas, la industrialización y la exportación de bienes y servicios comienzan a ganar terreno, situándolas en el mapa de los actores relevantes a nivel internacional. Además, suelen registrar crecimientos anuales elevadísimos hasta asentarse como economías desarrolladas. De ahí que se suela recomendar invertir en ellas, porque lo previsible es que sigan evolucionando hasta alcanzar un grado de desarrollo mayor. ¿Qué son los países emergentes? ¿Qué ejemplos de países emergentes encontramos en 2020?
Cuando hablamos de un país o una economía desarrollada normalmente nos referimos a economías en las que existe un alto nivel de crecimiento económico y cierta seguridad y estabilidad financiera. En ellas también se cumplen determinados estándares de ingresos per cápita, PIB, nivel de industrialización, nivel de vida, infraestructura tecnológica...y se suelen valorar factores no económicos, como el Índice de Desarrollo Humano (IDH), que se refiere a áreas como el nivel educativo de la población, su alfabetización, el desarrollo del sistema de salud... Son economías capaces de aumentar y variar su capacidad productiva.
Un buen ejemplo de países desarrollados es el listado de países miembros de la Organización de Cooperación y Desarrollo Economicos (OCDE), entre los que se encuentran Estados Unidos , Alemania , España, Islandia Suiza, Reino Unido, Australia, Dinamarca, Bélgica, Noruega, Francia, Holanda, Austria, Dinamarca, Bélgica, Noruega, Francia, Holanda, Austria, Nueva Zelanda, Finlandia, Luxemburgo, Grecia, Japón, Canadá, Italia, Suecia e Irlanda.
En el caso de las economías no desarrolladas, el extremo opuesto, hablamos de economías que no pueden aumentar su actividad productiva y que dependen de los países desarrollados. En ellas, la producción y distribución está muy atrasada y el sector más importante suele ser el primario. Hablamos, en general y por ahora, de países de África, América central y del sur, Asia y Europa oriental.
Una tercera categoría es la de las economías o países emergentes, que estarían a medio camino, es decir, en proceso de convertirse en países desarrollados: se trata de países que empiezan a tener su propia producción industrial y que comienzan también a exportar, compitiendo así con las economías desarrolladas. Su mercado interno suele estar en crecimiento constante y sus tecnologías no están todavía demasiado desarrolladas, pero su dependencia económica y financiera del exterior es cada vez menor. Del mismo modo, crece paulatinamente su peso relativo a nivel mundial.
En los países emergentes, además, el cambio social suele formar parte de su proceso transformador: es el resultado de su industrialización, del éxodo rural y del surgimiento de una clase media cada vez más importante. En este contexto, las ideas cambian y pueden sucederse cambios políticos y sociales, por ejemplo, en cuanto a derechos laborales o libertades sociales.
Un ejemplo clásico es el del desarrollo de China en los últimos años, hasta situarse en una posición de liderazgo económico.
En cuanto al listado de los países emergentes, estos son los que, según el Banco Mundial, lideran el desarrollo en 2020:
Eso sí, las previsiones de crecimiento del PIB marcadas por esta institución (que se mueven entre el 5,5 por ciento de Egipto y el 14,7 por ciento de Yemen) para 2020 difícilmente podrán cumplirse en un escenario mundial marcado por el coronavirus. De hecho, el Banco Mundial ha asegurado que espera en este ejercicio la recesión más grave en ocho décadas, y el doble de severa que la crisis financiera de 2009.
Eso sí, según Bankia, "la mayoría de los países desarrollados han pasado lo peor de la epidemia y han iniciado la reapertura de sus economías, pero los más pobres están ahora en el centro de la pandemia, especialmente América Latina y el Caribe”. Como resultado, lo mercados de riesgo "están de fiesta", siguiendo los signos de reactivación de la economía global y la acumulación de estímulos fiscales y monetarios. "El miedo se ha reducido y los flujos de capitales han vuelto a los mercados emergentes, a pesar de ser el epicentro de la epidemia y de la reactivación de las tensiones entre EEUU y China”, asegura la entidad.