Restaurar el tejido productivo, recuperar el empleo, proteger a las empresas y centrar los primeros esfuerzos en turismo y automoción son algunas de las claves apuntadas por directivos, agentes sociales y economistas de prestigio para emprender la reconstrucción del país tras la pandemia de la Covid-19.
Efe ha preguntado a más de 40 figuras relevantes de la economía española por dónde hay que empezar la reconstrucción del país y éstas son sus respuestas:
A corto plazo es necesario recuperar una economía sana que genere recursos para mantener la sociedad del bienestar, mejorar el sistema de salud y recuperar el empleo y las condiciones de vida de los sectores más vulnerables. Para ello hay que lograr una recuperación rápida, priorizando los objetivos inmediatos, a seis meses vista, para no dañar de manera estructural nuestro tejido productivo, y utilizando estrategias compatibles con los objetivos a largo plazo, como la transición energética.
El turismo y la automoción son dos sectores fundamentales para lograr esta recuperación a corto plazo en España. En el primero hay dos regiones insulares, Canarias y Baleares, y alguna marca reconocida internacionalmente, como la Costa del Sol, que reciben más de un tercio de los visitantes extranjeros y que han tenido pocos casos de coronavirus. Con el lógico límite de la evolución de la restricción aérea y de la pandemia, fomentar estos destinos en primer lugar puede apoyar una cierta recuperación económica. La segunda medida en el ámbito turístico debe ser potenciar el turismo interno.
La automoción, por su peso en toda la cadena de valor de la industria manufacturera y en el empleo, es un vector clave para una recuperación rápida de nuestra economía. Genera un 10 % del PIB, aproximadamente, y empleos de calidad, con salarios en general altos y estables. Fomentar la renovación del parque automovilístico, en un momento en el que se prevé un mayor uso del vehículo privado para evitar contagios del Covid-19, tendrá claros beneficios, como una reducción de las emisiones –gracias a la sustitución de vehículos antiguos por nuevos, más eficientes− y una rápida recuperación de los recursos públicos puestos en este tipo de incentivos.
Para empezar es importante tener en cuenta que esta reconstrucción no parte, como en una guerra o un tsunami, de una destrucción física de las infraestructuras. Aquí las tenemos intactas. Lo que hemos hecho es congelar el tejido productivo y ahora hay que ver cuánto de este tejido podemos retornar al estado previo al de la congelación y en cuánto tiempo. Es evidente que dependemos de una variable externa, que es la evolución de la propia pandemia y, por tanto, la salud de la población, que ha de ser una prioridad.Dicho esto, la mejor forma de asegurar una rápida recuperación es perdiendo el menor músculo productivo posible. En el corto plazo creo que la prioridad ha de ser preservar en la medida de lo posible el tejido empresarial. La supervivencia de las empresas será la mejor garantía de rentas para las personas en los próximos meses y, en definitiva, la mejor forma de preservar el Estado del Bienestar.
A medio plazo, el principal reto de la economía española es el incremento de la productividad. Y ello pasa por múltiples factores, pero sobre todo por la preparación de nuestros ciudadanos para dotarnos de una educación y formación (en todos los rangos de edad) que nos sirvan para enfrentarnos a los retos de un entorno que va a requerir habilidades muy distintas a las actuales. Este es un reto primordial para la sociedad española, y de hecho creo que es el proyecto más importante, y además más inclusivo, que deberíamos proponernos como sociedad.
Para lograr una reactivación económica rápida y sostenida, una vez puestas en marcha las medidas más inmediatas y necesarias de cara a que el país tome impulso, es fundamental identificar los sectores con mayor potencial para actuar como motores de recuperación. Sectores alineados con las prioridades estratégicas europeas y generadores de inversión y empleo, como la transición energética y la digitalización.
La recuperación económica en España debe basarse en un plan concreto que incluya medidas de protección de nuestros segmentos más vulnerables de la población, especialmente la gente mayor.
A mí me gustaría pensar que desde la base, desde la conciencia social y política de que estamos ante un problema muy serio en el que necesitamos la energía, el trabajo y la capacidad de todos.
Es necesario reconstruir una sociedad que no volverá a ser igual para construir el país en el que queremos vivir y eso no se puede hacer de forma unilateral o paralela. La crisis del Covid-19 ha demostrado la interdependencia de todos y cada uno de los agentes económicos y sociales y la reconstrucción tiene que partir de un gran plan país en el que necesitamos el consenso de todos.
La prioridad es muy clara: es preciso restaurar el tejido productivo dañado y recuperar a los cientos de miles de personas afectadas por esta crisis. Esto es imprescindible para logar una salida económica fuerte. Estamos adentrándonos en un contexto diferente que trae incertidumbres sobre su profundidad y sobre los tiempos de recuperación. Van a ser necesarias reformas de calado que gobiernos de todos los países, incluido el gobierno de España, deberán aplicar para recuperar la confianza, para generar empleo y para atraer la inversión.
El sector energético será clave en la recuperación, y para ello es necesario y urgente avanzar en la aceleración del proceso de descarbonización y de la Transición Energética.
Construyendo sobre sectores económicos existentes y con un efecto tractor sobre el empleo, como es el caso de la industria y, en particular, la del automóvil. En general, hay que tratar de potenciar todo el tejido económico preexistente, considerando que el sector turismo, tan relevante en nuestro país, va a tardar en recuperarse. Debemos intentar que no cierren empresas y no se pierdan puestos de trabajo que costará recuperar.
Pero, más allá del corto plazo, es importante que vayamos definiendo los pilares en que debe sustentarse nuestro modelo económico y social a futuro. No podemos dejar de explorar nuevas tecnologías y mercados ni tampoco debemos descuidar cuestiones fundamentales como la reforma de la educación, preparando a nuestros jóvenes para los retos que van a venir.
En términos generales, lo más urgente y eficiente –como nos ha recordado la propia Unión Europea- es ayudar a las empresas y, en algunos casos (como el de las empresas turísticas), deberemos resistir un periodo indeterminado sin poder generar ingresos. Para ello es urgente actuar en tres ámbitos fundamentales: flexibilizar los ERTE para ofrecer a las empresas la posibilidad de adecuar el personal a la actividad (y por tanto, mantener el empleo), facilitar la liquidez, y reducir cargas y otras medidas que permitan ajustar los costes.
Además, atendiendo al peso del sector turístico y a su potencial de “tracción” de otros sectores económicos, creo que para España es absolutamente prioritario abordar de manera urgente un plan específico de recuperación para el “renacer” del turismo, como hemos planteado en Exceltur. En cuanto a la dotación de este plan, el compromiso debe ser tan ambicioso como el planteado por el comisario europeo Thierry Breton, que reclama destinar al turismo al menos un 20% de los fondos del llamado “plan Marshall” post Covid-19.
La recuperación necesita construirse sobre una sólida base que garantice la sostenibilidad del tejido productivo y social. En este sentido, urge una mayor concreción de todas las políticas económicas y fiscales anunciadas por la Comisión Europea y el Banco Central europeo para amortiguar y acortar el impacto de la crisis, así como para acelerar la reactivación de la economía.
En materia turística, se deberán llevar a cabo planes de estímulo mediante la colaboración público-privada, medidas para garantizar la libre movilidad en condiciones de seguridad y con garantías sanitarias y será clave la flexibilización de la duración de los expedientes de regulación temporal de empleo hasta que las empresas puedan recuperar cierto volumen de actividad.
Para reactivar el turismo, la primera condición es garantizar que nuestros destinos y nuestros establecimientos sean "seguros", por lo que es fundamental ofrecer confianza sanitaria. El sector precisa de “sistemas de prevención y control” del coronavirus, con la posibilidad de realizar tests rápidos y masivos que permitan gestionar los flujos de personas, el transporte y el alojamiento con seguridad. De todas formas, el camino para la plena recuperación de la actividad turística en España será “largo y lento” y probablemente habrá que esperar a 2022 para alcanzar niveles de negocio anteriores a la pandemia de coronavirus. Por tanto, es fundamental la aplicación de medidas para garantizar la supervivencia de muchas empresas y empleos turísticos asociados que están en riesgo de desaparición, entre ellas, mantener las condiciones de los ERTE, exención de cuotas empresariales, medidas de subsidio al desempleo, facilitar liquidez empresarial, aplazar el pago de impuestos y tasas, así como la renegociación de alquileres.
La reconstrucción pasa por el mantenimiento y la generación de empleo, sin ninguna duda. En ese sentido, la composición de nuestro propio PIB nos da pistas: el turismo, los servicios, las pequeñas y medianas empresas. Hay que sostener e impulsar el tejido productivo de este país. El tratamiento basado en el ajuste para la crisis de 2008 provocó una recuperación muy lenta. En esta ocasión hay que hacer todo lo contrario, inyectar liquidez para salir cuanto antes.
Lo primero es rematar la tarea y conseguir controlar realmente la epidemia. Pero desde ahora mismo creo que todos debemos esforzarnos al máximo por mantener vivos los valores (en el doble sentido de atributos valiosos y de principios) que han impulsado el gran progreso y modernización de nuestro país desde los años setenta del pasado siglo. España debe continuar siendo un país totalmente abierto al exterior, serio y predecible, y por lo tanto atractivo para la inversión extranjera e interna.
La solidez de la base sobre la que empezar la reconstrucción económica dependerá de la evolución de la pandemia, del grado de persistencia de las restricciones a la actividad y de que las medidas de política económica que se han puesto en marcha sean suficientes. En este sentido, podría valorarse la conveniencia de implantar medidas complementarias como ayudas directas a las empresas, la suspensión de algunas obligaciones tributarias o el adelanto de compras públicas al sector privado.
A nivel empresarial, los sectores más afectados necesitarán apoyo específico. Asimismo, hay que ayudar a las empresas a adaptarse a las nuevas necesidades y hábitos de consumo (como mayor propensión a comprar online). Hay que apostar por una España más digital. También hay que trabajar para contar con proveedores domésticos de los productos esenciales.
Además, resultaría importante dotar de flexibilidad a los ERTE, con el fin de adecuar la incorporación de los trabajadores al ritmo de recuperación de la actividad.Juan José Brugera, presidente de Colonial
Debemos tener presente que la reconstrucción y la preservación del empleo y rebrote del consumo existirán si somos capaces de preservar la estructura empresarial e industrial, los sectores tan importantes para nuestro país como los servicios y nuestra capacidad exportadora. Todas las políticas protectoras de nuestras empresas y generadoras de confianza entre la ciudadanía son, por tanto, básicas. Tanto las generadas por nuestro Gobierno y como las que deben llegar de una Europa bien unida, que actúe en bloque.
Esta no es una crisis de sistema productivo, es una crisis de consumo en la que recuperar el consumo –y recuperarlo lo más rápidamente posible– dependerá de cuatro factores: disminución del desempleo, mejora de los indicadores de confianza del consumidor, mantenimiento de la liquidez de las compañías y marco regulatorio flexible que favorezca la creación de empleo.
La recuperación económica llegaría si apoyamos a la pequeña y mediana empresa de todos los sectores durante los próximos 4 o 5 meses para que puedan subsistir. Las empresas necesitan liquidez y, para ello, deberían promoverse ayudas fiscales y créditos. El turismo no son solo los hoteles, supone cerca de un 40 % de nuestro PIB porque también incluye a restaurantes, bares, museos, tiendas, cines...
En este contexto, las empresas deben aprovechar las oportunidades para reforzar su actividad en el mercado y poner en valor su actividad durante y después de la crisis. Los comercios deben adaptar su estrategia y ajustarse a las continuas demandas y necesidades de las personas, con nuevos hábitos y comportamientos.
Tenemos que, desde la economía, contribuir sin paliativos a construir un futuro saludable para las personas y el planeta, poner a la vida en el centro.La primera clave es centrar la recuperación en la economía real y en los sectores que promuevan una economía verde y descarbonizada. La segunda, trabajar en modelos económicos diversificados, equitativos y resilientes. Y la tercera, encontrar mecanismos para la transformación de la enorme deuda que estamos acumulando antes de que nos asfixie.
Debe comenzar por escuchar, comprender y apoyar al sector productivo. Es clave que se fomente la innovación, la tecnología y la capacidad de adaptación que toda organización ya debería tener y ahora es más importante que nunca.
Creo que es evidente que tenemos un objetivo entre todos que es ver como deshibernamos las empresas, los sectores que se han visto afectados para volver de nuevo a la normalidad. Hay sectores que están poco a poco haciendo esa escalada, como el industrial. Hay algún sector que tristemente lo va a pasar mucho peor, como el turismo.
Ahora lo que es muy importante es ver cómo vamos detectando y vamos ayudando para que esta gente que está en ERTE vuelvan al trabajo, al empleo, que es lo importante.
La reconstrucción debiéramos iniciarla por un mínimo consenso político porque las medidas que hay que tomar afectan al conjunto de instituciones y habría que establecer un diagnóstico compartido en la medida de lo posible con el mayor número de partidos posibles y acompañado de un acuerdo de carácter social es por lo que hablábamos de la necesidad de un pacto de Estado.
La reconstrucción pasa necesariamente una primera fase primordial que son estímulos al consumo más allá del medio plazo. En el corto una vez que se acaben las tres fases se necesitan estímulos para recuperar cuanto antes la economía, para recuperar sectores como la restauración o el automóvil.
Para poder poner en marcha la economía de nuestro país es fundamental tomar decisiones que sirvan de amparo para los autónomos, más de 2 millones de trabajadores que están en estos momentos inmersos en una desesperada situación.
Es muy importante para la reconstrucción apostar por el diálogo, que tiene que ser constructivo, hay que apostar por el consenso de los agentes sociales, tenemos que apostar por que rememos todos juntos, hay que apostar por la empresa y por los autónomos, como base importante para el mantenimiento del empleo, hay que mantener las ayudas y hay que apostar por un sistema impositivo que sea justo.
Una vez que la supervivencia, aunque solapadamente, dé paso a la segunda fase que es la recuperación, los objetivos en el aspecto económico siguen siendo mantener el tejido productivo, el empleo y una ayuda a las personas de especial vulnerabilidad. En la fase de la reconstrucción, la colaboración público-privada es fundamental y lo que pretende esta fase, con una visión estratégica a 10 años, es un Estado que no sea solo protector sino también emprendedor y que esté en colaboración con el mundo empresarial, los distintos sectores empresariales, y realizar, desde el interés general, una reflexión estratégica de lo que deben ser los distintos sectores a largo plazo.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que la política más importante y la más urgente en la actualidad es la de contener la recesión. La reconstrucción será más fácil si logramos que funcionen todos los dispositivos de ayudas a la liquidez de las empresas, de ERTE y otro tipo de acciones que tiene como objetivo retener el impacto de la crisis y el confinamiento sobre la economía. En segundo lugar es crucial emprender una política para sectores que van a estar devastados, en especial el turismo. Y en tercer lugar, pensar cómo estimular la inversión en sectores prioritarios. Nuevas energías, cambio del modelo energético y todo tipo de actividades o sectores que pueden estimular el crecimiento.
La verdadera cuestión es cómo financiar todo esto y por eso es tan importante cuidar la línea de financiación que hemos conseguido con el BCE como asegurar el equilibrio de las financias públicas a medio plazo.
Para reconstruir el país hay que empezar por poner el foco en aquellos sectores que pueden generar más empleo, como es el sector de la construcción, el sector de la hostelería, el sector del comercio minorista, todo lo que tiene que ver con el turismo. Reactivar, por tanto, y mejorar sectores que son tradicionales.Pero a la vez hay que tener una colaboración público-privada para combinar la industria 4.0, para combinar el avance científico, el avance tecnológico, para combinar proyectos empresariales donde se da emprendimiento e innovación, a través de créditos bancarios y del ICO. Por último creo que hay que reforzar sectores vitales que han sido muy importantes en esta crisis económica como es la transformación y el transporte de la energía eléctrica o toda la infraestructura de internet.
Lo más importante para mitigar el golpe de la recesión es evitar que haya un colapso de rentas. En el momento en el que nos quedamos sin renta se puede producir una cadena en el que haya un colapso de esos pagos y, por tanto, la economía puede tener una ruptura muy grande y muy profunda. Y tenemos que centrarnos en que las ayudas llegue más rápido.
Otra clave para la recuperación es el turismo, sobre todo en el corto plazo. No tiene sentido que hagamos estrategias de desescalada solamente aplicadas a nivel nacional, en Europa tenemos que ser capaces de coordinarnos.
La reconstrucción de la economía española empieza por el mantenimiento del tejido empresarial del país. Tenemos que hacer todo lo que esté en nuestra mano para sostener a las empresas existentes, porque eso significa mantener el empleo y el sustento de familias y ciudadanos. Debemos también crear las condiciones -financieras, fiscales, laborales y administrativas- necesarias para facilitar la creación de empresas y, por tanto, de nuevos puestos de trabajo.
La reconstrucción pasa por impulsar aquellos sectores productivos que contrarresten las muy negativas previsiones de crecimiento económico y empleo para 2020 y 2021. Las infraestructuras son el sector productivo que más incentiva a la industria nacional al requerir la menor cuota de importaciones de nuestra economía, el 9 %, generando la mayor actividad económica inducida, de 0,92 euros por cada euro invertido, con un retorno fiscal del 50 % de las inversiones realizadas, y con una muy relevante creación de empleo, directo e indirecto.
La prioridad ante la desescalada debe ser la protección del tejido empresarial. Se deben otorgar todas las facilidades posibles para que las empresas españolas sigan operando, porque son ellas las que generan empleo y prosperidad. Protegiendo a la empresa protegemos el empleo, protegemos a las familias y, por extensión, también protegemos los futuros ingresos fiscales del Estado.
La única solución para recuperar los niveles de empleo, que es en mi opinión el indicador a tener en cuenta como medida de éxito, es favorecer al sector privado para revertir la situación lo más rápido posible, una vez las UCI han dejado de estar colapsadas. Hay que mantener la demanda y la liquidez de las sociedades, evitar las políticas recaudatorias, liberar cargas, trabas, barreras administrativas y apostar, de manera firme y decidida, por la digitalización.
Creemos que tenemos que aplicar algo parecido a lo que hizo el presidente Roosvelt para hacer frente a la gran depresión, que fue el plan de las tres R: Responder a la pandemia, Rescatar a las empresas y Reinventar la industria, con tecnologías del siglo XXI, que están basadas en dos pilares: la digitalización y la sostenibilidad.
La situación creada por la crisis sanitaria es, a diferencia de la crisis de 2008-2012, un episodio puntual que no se ha repartido por igual entre los distintos sectores económicos. Por lo tanto, el objetivo de recuperación debe enfocarse en conseguir una recuperación rápida. Además, lo que hay que primar es la recuperación de los sectores que más han sufrido: no es momento de cambiar la estructura económica del país, sino de recuperarla. La industria de la automoción tendría que ser uno de los primeros sectores a los que apoyar.
En primer lugar, hay que hacer una gran inversión pública para poder reconstruir a la mayor brevedad posible todas las actividades que se han destruido durante este periodo. También debemos proceder a una recuperación gradual del empleo. En tercer lugar, transmitir confianza, que nuestro país sea creíble tanto fuera de España como dentro.
Un pilar fundamental para reconstruir el país es proteger el empleo. Con trabajo estable y renta disponible, las familias tendrán confianza para consumir y, de esta forma, reactivar la rueda de la economía. Hace falta un pacto entre empresas y Estado para proteger de forma eficaz los puestos de trabajo y evitar llegar a esa tasa de desempleo del 19 % en 2020. Además, hay que poner en marcha medidas complementarias y, de ahí, la necesidad de un plan de incentivos que no solo apoye al eléctrico para que también los compradores con los presupuestos menos holgados puedan acceder a un vehículo.
Desde CEAV consideramos que lo mas importante es que no se destruya lo que queda y mantener la estructura empresarial que se tiene que encargar de la distribución del turismo. Las asociaciones de viajes jugaremos un papel fundamental en la planificación y restructuración de los viajes y en la atención a los turistas, para ello es importante ayudas directas al sector y los autónomos y prolongación de los ERTE hasta que se reanude la actividad. También necesitamos un plan renove del turismo con inyección de liquidez, ayudas e incentivos para que la gente vuelva a viajar a unos precios sostenibles.
Es vital dotar de liquidez a pymes y autónomos mediante créditos fiscales, ICO, aplazamientos de pago y ayudas directas. El segundo paso es asegurar la flexibilidad en la incorporación de los trabajadores sujetos a ERTE en función de la evolución de la actividad económica de cada empresa una vez terminado el estado de alarma hasta la vuelta a la normalidad. Y el tercer paso será la certidumbre sobre cuándo y cómo será la vuelta a la normalidad en la actividad y con medidas claras y concisas.
La reconstrucción de la economía será posible gracias a un ambicioso programa de inversión pública en infraestructuras, de obras y servicios públicos, que incluya la vivienda, equipamientos, rehabilitación y servicios sanitarios, entre otros, que permita superar la crisis sanitaria y sus devastadoras consecuencias.
Entendemos que la salida a la crisis va a exigir actuaciones que permitan garantizar dos grandes aspectos, como son la liquidez de las empresas y el mantenimiento del empleo. Del Gobierno depende tomar las medidas que permitan la inyección de liquidez en las empresas y la contención de los impuestos y cargas. Para el mantenimiento del empleo será fundamental articular una progresiva incorporación de los trabajadores sujetos a ERTE, acompasándola a la evolución de la economía.
Vayamos a una economía más diversificada, más rica en conocimiento. Utilicémosla para una nueva industrialización, caracterizada por la flexibilidad, eficacia, humanidad... y no usemos solamente la tecnología como meros sujetos pasivo, como algo que nos imponen. Utilicémosla como hemos utilizado hasta ahora el ladrillo. Como una herramienta para construir una nueva economía