Existen conceptos financieros que escapan al conocimiento de la mayoría de los ciudadanos. Uno de ellos es el de fondo de inversión, un instrumento financiero que, en contra de lo que muchos creen, es apto para todos los públicos, si bien hay que conocer bien su funcionamiento y tomar todas las precauciones antes de lanzarse a invertir. ¿Qué es un fondo de inversión y cómo funciona?
Tal y como explican desde Renta 4 Banco, un fondo de Inversión o IIC (Institución de Inversión Colectiva) es un tipo de instrumento financiero apto para cualquier tipo de persona, ya sea un inversor que tenga experiencia o un ahorrador que se haya decidido a dar el paso hacia la inversión.
Los fondos de inversión permiten al inversor obtener una rentabilidad desde cuantías mínimas, pudiendo invertir en un fondo desde 100 euros. Además, este producto se adapta a las necesidades de los inversores, sean cuales sean, obteniendo un rendimiento económico del dinero invertido acorde a sus objetivos de inversión.
El fondo de inversión es un instrumento de ahorro en el que distintas personas a las que denominamos partícipes entregan su dinero para que un equipo de gestores profesionales lo inviertan en una serie de activos financieros con el fin de alcanzar unos objetivos de rentabilidad; empleando sus conocimiento y experiencia en los mercados financieros.
El dinero que se ha recaudado entre todos los partícipes del fondo, al que se le da el nombre de patrimonio, se divide así en participaciones. Cada partícipe tendrá un número de participaciones en función del dinero que haya aportado al fondo de inversión.
Así, el patrimonio del fondo irá variando de forma diaria en función de los nuevos partícipes que entren en el fondo y aquellos que decidan recoger su inversión y vendan sus participaciones. También variará en función de si los activos en los que está invertido el patrimonio consiguen revalorizarse o sufren pérdidas que hagan disminuir su valor.
Al no tener personalidad jurídica, un fondo de inversión es un producto de inversión que se encuadra en las Instituciones de Inversión Colectiva. Existen ciertas figuras clave en el funcionamiento de un fondo de inversión: el partícipe, la sociedad gestora y la entidad depositaria.
En cuanto a su funcionamiento, el inversor elige el fondo de inversión y compra sus participaciones. El precio de las participaciones es lo que se conoce como valor liquidativo del fondo, que es el resultado de dividir el patrimonio del fondo entre el número de participaciones en circulación en cada momento.
Cualquier inversor puede comprar y vender participaciones, en cualquier momento. A la compra de participaciones se denomina suscripción y la venta de participaciones, reembolso. Así, a medida que los inversores compran y venden participaciones, el patrimonio del fondo irá subiendo o bajando. Además de esto, las oscilaciones del valor de mercado de los activos en los que invierte el fondo pueden dar resultados positivos o negativos, haciendo que el patrimonio crezca o disminuya, y en consecuencia el valor liquidativo del fondo sufrirá igualmente oscilaciones al alza o a la baja.
En definitiva, no hay que olvidar que las inversiones en fondos de inversión están sujetas a las fluctuaciones del mercado y otros riesgos inherentes a la inversión en valores, por lo que el valor de adquisición de un fondo y los rendimientos obtenidos pueden experimentar variaciones tanto al alza como a la baja y cabe que un inversor no recupere el importe invertido inicialmente. La CNMV establece niveles de riesgo para cada fondo de inversión, y obliga también a facilitar al inversor el correspondiente folleto informativo y los documentos con los datos fundamentales sobre el fondo.