El reto de reincorporarse al trabajo tras un cáncer: ¿qué deben cambiar las empresas?

El cáncer en el ámbito laboral.

El cáncer es una de las principales causas de morbilidad y mortalidad a nivel mundial, a pesar de que entre el 30 y el 50% de los casos podrían evitarse mediante la adopción de un estilo de vida saludable y la implementación de estrategias preventivas, según indica la Organización Mundial de la Salud (OMS),

En España, se diagnostican anualmente cerca de 300.000 casos nuevos de cáncer, de los cuales aproximadamente un 60% corresponden a personas menores de 65 años, la mayoría en edad laboral activa, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Además, se prevé que, en 2025, se diagnostiquen 296.103 casos nuevos de cáncer, un 3,3% más que en 2024.

El cáncer no solo afecta a la salud física de las personas, sino también su estabilidad emocional, social y económica. En el contexto laboral, esta enfermedad tiene un impacto profundo tanto en los empleados que lo padecen, como en las compañías. Y es que, puede provocar una disminución significativa de la productividad, debido a las ausencias por tratamientos, el desgaste físico y emocional, así como a las secuelas a largo plazo.

Uno de los aspectos más desafiantes para las personas que han atravesado un tratamiento contra el cáncer es la reincorporación laboral. De hecho, el 45% de las personas diagnosticadas con cáncer no hace un proceso de adaptación e incorporación progresiva al trabajo, así como indica el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.

El cáncer en el ámbito laboral

Las personas con cáncer enfrentan problemas como fatiga persistente, dolores recurrentes, ansiedad y pérdida de confianza. Además, deben lidiar con las expectativas laborales, lo que, en muchas ocasiones, incrementa su nivel de estrés.

Además, los tratamientos oncológicos, como la quimioterapia y la radioterapia, suelen provocar efectos secundarios que afectan la función cognitiva. Estos incluyen dificultades para concentrarse, problemas de memoria, lentitud en el procesamiento de información y una disminución general en las capacidades cognitivas, una condición conocida como “quimio-cerebro”. Aunque estos efectos no siempre son visibles, influyen considerablemente en la capacidad del empleado para gestionar tareas complejas, cumplir plazos y tomar decisiones críticas.

Incluso después de finalizar el tratamiento, el seguimiento médico y las revisiones periódicas pueden generar una ansiedad constante que influye en su bienestar general y requerir hacer ajustes laborales.

Soluciones ante la falta de políticas para manejar esta situación

A pesar de ser conscientes de esta situación y de la importancia de atender las necesidades de los empleados con cáncer, aún existe una brecha significativa en la implementación de estrategias que promuevan el bienestar y la resiliencia en el entorno de trabajo. Muchas empresas carecen de políticas adecuadas para manejar esta situación, lo que puede generar discriminación, falta de empatía y dificultades para reincorporar a los empleados tras los tratamientos a la vida laboral.

Es por ello que la aseguradora de salud Cigna Healthcare España y MD Anderson Cancer Center Madrid han elaborado la guía El impacto invisible del cáncer: estrategias de apoyo en el ámbito aboral.

Tras un análisis de los retos y necesidades que enfrentan los empleados con cáncer presentan soluciones con la finalidad de ofrecer a las empresas una herramienta práctica que fomente un entorno laboral inclusivo, resiliente y preparado para enfrentar los desafíos asociados al cáncer.

¿Qué se puede ofrecer desde las empresas?

En el documento se expone que las compañías tienen un papel fundamental en la creación de entornos laborales inclusivos y en el apoyo a empleados que enfrentan el cáncer. Para ello, proponen adoptar un enfoque integral que abarque todas las fases del proceso, desde la prevención hasta la reincorporación laboral:

  1. Prevención: la empresa debe anticiparse y estar preparada para gestionar de manera adecuada la posible notificación de un diagnóstico de cáncer en algún empleado.
  2. Diagnóstico: un momento en el que se debe activar medidas de apoyo que faciliten la adaptación del empleado a su nueva realidad, minimizando la incertidumbre y el impacto emocional.
  3. Tratamiento: se debe mantener un acompañamiento continuo, asegurando que el trabajador disponga de las herramientas necesarias para compatibilizar su recuperación con su actividad profesional, si así lo desea.
  4. Incorporación: un proceso que debe planificarse cuidadosamente para garantizar una readaptación progresiva con el objetivo de ayudar al paciente a recuperar su capacidad desde un contexto de apoyo y soporte.

Además, aconsejan fomentar hábitos saludables y la actividad física. Por ejemplo, establecer días de chequeo médico anual, incentivar pausas activas en la jornada laboral o promover entornos libres de tabaco.

También siguieren el uso de telemedicina, asesoramiento psicológico, programas de gestión emocional, mindfulness, teletrabajo un horario flexible, programas educativos que promuevan los riesgos del consumo excesivo de alcohol y crear espacios de apoyo para aquellos empleados que busquen reducir o eliminar su consumo de estas sustancias.

Así como, crear espacios de diálogo para establecer una comunicación abierta y transparente que permita a los empleados sentirse comprendidos y respaldados en los que los trabajadores puedan expresar sus preocupaciones sin temor al estigma.

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