Afrontar los gastos cotidianos comienza a ser misión imposible para muchos españoles. De media, los consumidores pagan tres céntimos más que hace un año en cada litro de leche, cerca de un euro en la visita a la peluquería y casi 19 euros más en el depósito de gasolina.
La subida de los precios, a lomos de la recuperación económica tras el hundimiento por la pandemia y del encarecimiento de la energía, ha alcanzado en noviembre el 5,5%, la tasa más elevada en 29 años (desde septiembre de 1992), un incremento que se puede apreciar en numerosos productos y servicios habituales.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) hace un seguimiento de 479 artículos y revisa hasta 220.000 precios distintos, incluyendo diferentes marcas, modelos y comunidades autónomas, para estimar una sola cifra que resuma de forma representativa la variación de los precios.
Así, más allá de que cada hogar gasta su renta de forma muy diferente y que cada producto cuenta con innumerables variantes en cantidad y calidad, los datos que ofrece el INE permiten esbozar que las familias españolas pagan 1,5 euros más al día por la luz. Eso se traduce en 35,3 euros más al mes para el consumo mensual medio de un hogar, que Red Eléctrica Española cifra en 270 kilovatios hora.
La de la electricidad está siendo la subida más llamativa en los últimos meses, aunque en noviembre se moderó algo respecto a octubre, cuando llegó a acumular un alza de casi el 63% respecto a un año antes. Ahora, el INE cifra el incremento en el 46,7% y ya no es el producto final que más sube, sino los combustibles líquidos, que se disparan un 62,7%.
La energía explica buena parte del repunte de los precios. De hecho, la inflación subyacente, que saca del cálculo los alimentos no elaborados y los productos energéticos por su volatilidad, crece mucho menos que el índice general, un 1,7%. Las cuatro rúbricas que más suben este mes son productos energéticos, así como seis de los 20 que aumentan por encima del índice general.
Para los consumidores, eso se traduce en una factura mucho más abultada que hace un año en productos que son básicos en el día a día, como el gas natural: un hogar medio con calefacción de gas consume 660 kilovatios-hora que ahora cuestan un 11,3 % más que en noviembre de 2020, seis euros más.
También sale mucho más caro coger el coche: llenar un depósito medio de 55 litros de gasolina sale por 83 euros, 18,85 más que hace un año, y por algo más de 76 euros si es de gasóleo, lo que supone 18,81 euros más que en noviembre de 2020. En el mismo período, el taxi y el transporte público apenas han subido, aunque se trata de precios regulados que probablemente tendrán que repercutir el aumento de la energía en los próximos meses.
Así ha ocurrido ya con el butano, cuyo precio se revisa cada dos meses: hace un año, la bombona convencional de 12,5 kilos costaba 12,68 euros, mientras que ahora se paga a 16,92 euros, un 33,5% más. Son subidas que inciden en el capítulo que más renta se come de las familias: según la Encuesta de Presupuestos Familiares, la rúbrica de "vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles" supone más del 30% de los gastos de los hogares, aunque en 2020, a causa de la pandemia, llegó a ser el 35%.
La vivienda también se ha comido otra porción del presupuesto de los consumidores, puesto que cualquier pequeña subida en un gasto habitualmente abultado se deja notar. El portal especializado Idealista señala que la vivienda media en España mide 96,6 metros cuadrados, por lo que, a un precio medio de 8,28 euros al mes -actualizado a partir de la estimación del Observatorio de Vivienda y Suelo del Ministerio de Fomento en 2018-, el alquiler de la vivienda habitual se lleva cuatro euros más mensuales, hasta 806,3 euros.
Al margen de la energía, la subida de los precios se aprecia sobre todo en los productos de alimentación, otro capítulo básico que en 2019, antes de la pandemia, suponía más del 14% de los gastos de las familias, aunque el año pasado alcanzó el 17%. El aceite de oliva se ha disparado un 25,5% en el último año y el resto de aceites, hasta un 32,2%; la carne de oveja y cabra sube un 15%; y la pasta, la margarina y los refrescos, por encima del 10%.
En el desayuno, por ejemplo, la cuenta diaria no supone más que unos pocos céntimos, pero, en términos relativos, un café, un zumo y una pieza de bollería en casa aumenta un 3,7%. Llenar la tartera con un plato de pasta es casi un 5% más caro y hacerse una cena compuesta de un filete de pollo, una ensalada y una pera ha avanzado un 3,7%, por más que apenas sean diez céntimos por persona.
La subida es más acusada si se acude a un restaurante, donde la factura media por comensal, que el portal especializado TheFork estimaba el año pasado en 25 euros, ahora habría subido un 1,8 % según el INE, casi medio euro. La comida a domicilio ha repuntado todavía más, un 2,3%, lo que representaría unos 22 céntimos de incremento sobre el pedido medio que estimaba la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) en una encuesta.
Aunque en menor medida que alimentos y energía, otros artículos habituales también están incrementando sus precios. Por ejemplo, el vestido y el calzado, que suben un 1% respecto a noviembre de 2020, aunque en lo que va de este año acumulan un aumento del 3,2%. Las peluquerías de mujer suben un 1,7%, lo que supone 0,75 euros más sobre el precio medio de lavar, cortar y teñir el pelo, hasta rozar los 46 euros.
Incluso el ocio sale más caro, ya que los cines y museos suben un 7,2%, aunque el mayor incremento en este aspecto se observa en el alojamiento vacacional: hoteles, hostales y similares suben un 24,2%, después de que sus precios se hundieran hasta un 25% la pasada primavera, por los coletazos de la pandemia. En cualquier caso, la tarifa media diaria, que el INE estimaba el año pasado en 63,94 euros, rozaría ahora los 80 euros.