En España, el inicio de 2025 ha traído consigo un notable incremento en la factura de la luz debido a la eliminación de la reducción del IVA, que ha pasado del 10% al 21%, y al aumento de los costes regulados del sistema eléctrico. Según la OCU, se prevé además un incremento del 13% en la factura eléctrica anual, lo que supone entre 106 y 118 euros adicionales para los hogares españoles.

Llegados a este punto, ¿qué podemos hacer los consumidores? Es fundamental adoptar medidas desde ya que permitan mitigar el impacto en la economía doméstica.

Identificar los aparatos que más energía consumen es el primer paso para optimizar su uso. El frigorífico es responsable de aproximadamente el 31% del consumo eléctrico en el hogar, seguido de la televisión y la lavadora, cada uno con un 12%. Además, dispositivos en modo de espera o "standby" pueden representar hasta un 11% del consumo total.

Muchos dispositivos continúan consumiendo energía incluso cuando no están en uso. Desconectar aparatos como televisores, consolas de videojuegos y ordenadores cuando no se utilizan puede generar ahorros significativos en la factura eléctrica.

La climatización del hogar representa una parte considerable del consumo energético. Mantener una temperatura adecuada (alrededor de 20°C en invierno y 25°C en verano), utilizar termostatos programables y asegurar un buen aislamiento en ventanas y puertas puede reducir el gasto energético.

Las bombillas LED consumen hasta un 80% menos de energía que las incandescentes y tienen una vida útil más larga. Aunque su coste inicial es mayor, la inversión se amortiza rápidamente gracias al ahorro en la factura de la luz.

Si tu tarifa eléctrica distingue entre diferentes periodos de consumo, planifica el uso de electrodomésticos de alto consumo, como lavadoras o lavavajillas, durante las horas valle, cuando el precio de la electricidad es más bajo.

Un mantenimiento regular de los electrodomésticos mejora su eficiencia y prolonga su vida útil. Por ejemplo, limpiar los filtros de la lavadora y el lavavajillas, descongelar el frigorífico periódicamente y asegurarse de que las juntas de las puertas estén en buen estado puede reducir el consumo energético.

Aunque requiere una inversión inicial, la instalación de paneles solares puede reducir significativamente la dependencia de la red eléctrica y, a largo plazo, disminuir la factura de la luz. Además, existen subvenciones y ayudas que pueden facilitar esta transición hacia energías renovables.

Comparar las diferentes ofertas del mercado eléctrico y elegir la tarifa que mejor se adapte a tus hábitos de consumo puede generar ahorros considerables. No dudes en consultar con diferentes comercializadoras y utilizar comparadores de tarifas para encontrar la opción más económica.

Pequeños cambios en la rutina diaria pueden tener un gran impacto en el consumo energético. Apagar las luces al salir de una habitación, aprovechar la luz natural, reducir el tiempo de uso de electrodomésticos y ser consciente del consumo pueden contribuir al ahorro energético.

Algunas compañías eléctricas y organismos gubernamentales ofrecen programas de eficiencia energética que incluyen auditorías, asesoramiento y ayudas para la mejora de la eficiencia en el hogar. Participar en estos programas puede proporcionar herramientas y recursos para reducir el consumo eléctrico. Implementar estas medidas no solo ayudará a contrarrestar el incremento en la factura de la luz, sino que también contribuirá a un consumo más sostenible y responsable de la energía.

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